Siria y el intervencionismo

Mientras el pueblo español se replantea la república tras el vergonzoso encuentro del Borbón con un elefante e Italia juzga a Berlusconi por acostarse con una menor de edad apodada Ruby Robacorazones, los europeos miramos a la gran potencia de los Estados Unidos en busca de noticias serias. Por desgracia, su esfera política está ocupadísima discutiendo si deberían prohibir el aborto y rematar la seguridad social o si, en cambio, deberían dejar atrás el siglo XIX y unirse al mundo civilizado. Ocupados como estamos con asuntos de tan vital importancia, el alzamiento sirio ha cumplido un año y a nadie le importa un bledo.

El jueves el gobierno de Assad y los rebeldes pactaron un alto al fuego apoyado por la ONU. Dado que el futuro del país pende de un hilo y la alianza política internacional más poderosa del planeta observa con atención, el gobierno sirio se ha tomado la situación en serio y para demostrar su seriedad no ha alterado su estrategia en absoluto: siguen asediando Homs y matando civiles por todo Siria. Desde que se proclamara este alto al fuego aparentemente alegórico han muerto 40 personas que se suman a más de 13.000 desde marzo de 2011.

En este alzamiento la discusión pública parece centrarse en qué deberíamos hacer o si deberíamos hacer algo en absoluto. En otras palabras: ¿la ONU debería intervenir? La izquierda dice que no: el proverbio afirma que «el enemigo de mi enemigo es mi amigo» y, como tantos progresistas posmodernistas se relamen en su auto-aversión hipócrita, eso significa que si Oriente odia a Occidente el gobierno sirio es amigo nuestro. La derecha dice que sí porque incluso los carroñeros necesitan sangre fresca de vez en cuando.

La noción del intervencionismo no es inherentemente perversa, particularmente si se ignora la soberanía nacional. Si a alguien le sorprende está actitud en una página llamada Ciudadanos del Mundo, quizá alguien necesite un diccionario. En esencia, el intervencionismo es una política que depende muchísimo del contexto: Siria está quebrantada por el sectarismo, si bien no tanto como en Iraq, y el gobierno, por muy autoritario e ineficaz que sea, cumple una función de control y estabilidad. Por supuesto, la verdad es mucho más complicada.

Mientras el gobierno y sus seguidores son de una minoría aluista chiísta, los rebeldes son suníes, los musulmanes ortodoxos que derivan sus leyes civiles de los hadices de Muhammad. Los progresistas siempre estamos dispuestos a anteponer la libertad del individuo ante un gobierno autoritario, pero, ¿y si la voluntad del individuo medio es la imposición de una teocracia en la que se exiliaría a "los cristianos a Beirut" y se destinaría a "los alauistas a la tumba", según celebra un canto popular de la rebelión? El asunto es aún más enrevesado: el gobierno es muy consciente de las raíces parcialmente tribales de la rebelión y no duda en señalar (y se rumorea que incluso alentar) al sectarismo entre los rebeldes, con el fin de convencer a las minorías de que Assad es lo único que los salva de la furia de los suníes.

El alzamiento ya no parece tan romántico cuando las únicas opciones parecen ser la libertad con sectarismo violento y el orden totalitario sin tribalismo. ¿Acaso no es lógico considerar la imposición de una tercera fuerza extranjera? Nadie en su sano juicio trataría a la ONU como un juez imparcial, pero al menos no está interesada en la limpieza étnica ni el totalitarismo.

En cambio, el fiasco de Iraq en lo que se refiere a tomar las riendas del país es aun mayor que el fiasco original de invadirlo, así que también es posible que intervenir en Siria durante la guerra civil sea un juego de suma cero y nadie salga ganando. Lo que está claro que las otras dos opciones están llevando a Siria a la ruina y esta es la única que aún no se ha intentado.
(Read the English translation: Syria and interventionism)

1 comentarios:

Baleperson dijo...

Ni yo podría hacer una análisis de la situación mejor, je, je...Me gusta por tu visión de buen humano, a parte de la política y económica, es de agradecer en estos días.

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