Para los que no dominen el inglés, antes de ofrecer mi recomendación dejaré caer un aviso: la obra no está traducida a nuestro idioma. Dicho esto, y para los que puedan arreglárselas en inglés (aunque no es en absoluto complicado de leer), mi recomendación es casi absoluta.
No del todo, y por una buena razón. Veréis, el título es bastante engañoso, ya que en realidad ofrece muy poca polémica en torno a personajes de la política, religión, periodismo y otras profesiones públicas con miembros que tienden a mentir y a manipular la verdad. En otras palabras: su esquema de exponer una falacia lógica y luego usar un ejemplo hipotético con los personajes Jack y Jill es vital, pero supone un enorme anti clímax si luego no se aplica lo aprendido a algún ejemplo real con el que podamos relacionarnos emocionalmente, con el que podamos conectarnos a la realidad. Por desgracia, sólo lo hace en contadas ocasiones, a pesar de lo que sugiere el título y también afirman la mayoría de las críticas: "Desenmascara a sangre fría fallos lógicos y puros sinsentidos con un estilo furioso y agudo". Es cierto que podemos percibir un tono sarcástico a lo largo de todo este gran ensayo, pero no es furioso ni particularmente polémico.
Aún y todo, no deja de ser uno de los mejores libros que he leído últimamente. Es fácil de leer, entretenido, en ocasiones realmente divertido y sobre todo esclarecedor: tanto como si ya estáis al tanto de las falacias lógicas más comunes como si no, tras leer Crimes Against logic no podréis dejar de ver los patéticos argumentos que usamos en la vida diaria, por todas partes, y a todas horas. Y aunque ciertamente sirve para desenmascarar argumentos fallidos ajenos, personalmente me ha servido para argumentar mis ideas de forma más lógica.
James Whyte trata doce falacias y sinsentidos de la lógica a lo largo de doce capítulos: el derecho a opinar, la apelación a las motivaciones y a la autoridad, prejuicios, las distintas formas de hacerte callar sin rebatir realmente tu argumento, palabras vanas, inconsistencia, la equivocación, la petición de principio, la coincidencia, las estadísticas y finalmente la fiebre moral; todo ello dividido a su vez en sub-temas más específicos.
Como he dicho, comenzamos con el "derecho a opinar", y precisamente, eso tiene muchísimo que ver con la comodidad de la mentalidad relativista, que acepta todos los argumentos subjetivos para evitar ideas conflictivas. Si esta mentalidad estuviera 'cableada' en nuestro cerebro, las ideas nunca se desarrollarían sin poder distinguir las buenas de las malas y seguiríamos adoptando concepciones tan antiguas como la humanidad misma. Tan antiguas, y también erróneas, concepto que los relativistas no aceptan y por el que se rige esta falacia del "derecho a opinar": sí, todos lo tenemos, pero eso no significa que no estemos equivocados.
El autor ahonda más allá en esta noción y la disecciona de una forma que a mí ni se me había pasado por la cabeza, jamás. Básicamente, afirma que la falacia del "derecho a opinar" no yace en la posibilidad de que podamos equivocarnos, sino en que el tema de polémica cambia: si al principio se discutía acerca de qué idea era cierta, tras sacar la bandera del "derecho a opinar", lo que hacemos es cambiar de tema por completo. Esta carta de comodín no resuelve el problema sino que lo evita, lo aplaza y por lo general da por terminada la discusión, ya que, ¡¿cómo va a sostener uno que el otro no tiene derecho a opinar?! Por supuesto, en realidad no se trata de eso.
Capítulo 1, El derecho a opinar, El derecho irrelevante:Este argumento falaz es sólo una fracción de los muchos que el autor estudia. Podría escribir páginas y páginas al respecto, pero si alguien está dispuesto a leerlos, también estará dispuesto a leer el material original traducido. Por tanto, he aquí unas citas con ejemplos que me han llamado la atención, y espero que a vosotros también:
"Jack ha ofrecido cierta opinión; por ejemplo, que el Presidente Bush invadió Iraq para robarle el petróleo, y su amiga Jill no está de acuerdo. Jill ofrece razones para explicar por qué la opinión de Jack es errónea, y tras no poder responder, Jack replica petulantemente que "tiene derecho a opinar".
La falacia yace en que Jack supone que su réplica es de alguna forma una respuesta satisfactoria a las objeciones de Jill, cuando en realidad es completamente irrelevante. Jack y Jill estaban en desacuerdo acerca de la motivación de Bush para invadir Iraq, y Jill dio razones para creer que Jack estaba equivocado. No afirmó que Jack no tenía derecho a opinar erróneamente. Al señalar que tiene derecho a su punto de vista, Jack se ha limitado a cambiar de tema, ya que ha contribuido lo mismo a la pregunta de la invasión como si hubiera señalado que las ballenas son de sangre caliente o que en España llueve principalmente en las planicies.
Como con la mayoría de falacias, una vez vista, es obvia. Dicho con sencillez: si las opiniones sobre las que tenemos derecho pueden ser falsas, tal derecho no puede invocarse para acabar la discusión. No añade nueva información al asunto original; no hace nada para mostrar que la opinión en cuestión es cierta".
Capítulo 6, Palabras vanas:En conclusión, se trata de una gran obra de lógica y recomiendo su lectura a todos aquellos con la mente un poco despierta: no hace falta saber mucho inglés ni conocer un lenguaje culto, y os aseguro que no tenéis porqué saber ningún tecnicismo sobre la 'Lógica' como ciencia didáctica; simplemente, basta con que mostréis un interés mínimo por saber cómo evitar estas falacias lógicas perpetradas tanto por los demás como por nosotros mismos. Si ese es el caso, este libro es para vosotros.
"Afirmar algo con rotundidad es peligroso. Di algo con sencillez y puede que te desautoricen con la misma sencillez. Si Jack afirma que el precio del oro subirá la próxima semana, todos sabremos que se equivocó cuando baje. Si Jack quiere evitar que le descubran, lo predirá con el lenguaje de la consejería financiera, diciendo algo como:
"Si las tasas de interés de EE. UU. se mantienen bajo la cota de referencia del 3% y los sentimientos sobre el mercado permanecen positivos, el oro podría consolidarse a nuevas alturas este nuevo trimestre".La naturaleza condicional de la afirmación es de ayuda. Cuando el precio baje, ¿quién recordará con exactitud cuáles eran las condiciones? Fueran las que fuesen, obviamente no se cumplieron. En este caso, está claro que no se han cumplido si el precio baja, ya que se incluye el estado positivo de los sentimientos del mercado, y la única forma de probar los sentimientos del mercado positivos es si el precio sube.
Así que la predicción de Jack simplemente consiste en que si el precio del oro sube, subirá. Lo cual, a pesar de ser una tautología inútil, es al menos cierto".
Capítulo 8, Equivocación, Soluciones verbales:
"La redefinición, o el deslizarse entre diferentes significados de una misma palabra, no sirve como método gratuito de llegar a conclusiones informativas, o al menos no sin pagar un precio; un precio que se cobra en pruebas y argumentos. [...]
El último gobierno conservador de Gran Bretaña creía que el país se beneficiaría de una población mejor educada. En particular, querían más ciudadanos universitarios. [...] Y entonces llegó el momento del ¡Eureka!: ¿por qué no llamar "universidades" a las escuelas politécnicas? ¡Asombroso! Decenas de nuevas universidades de un solo golpe, y sin gastar casi un centavo. Y así, durante los noventa, la cantidad de universidades en Gran Bretaña casi se duplicó.
El problema de esta política es que no tiene ni un solo efecto en la cantidad o calidad de la educación del país. Por lo tanto, no puede suministrar lo que prometía, o sea, una población mejor educada. Sólo suministra más gente con una placa de educación universitaria".
Capítulo 9, Petición de principio:
"En 1984, apareció una nueva columna en "La Charla del Capellán", [el periódico estudiantil de la Universidad de Auckland]: "La Charla del Capellán Egipcio", donde el autor relataba brevemente las características del dios sol egipcio Amon Ra y de sus colegas. Esta nueva columna no se recibió bien entre la Unión Evangélica del campus, la sociedad para los estudiantes cristianos más entusiastas. Escribieron una carta al periódico exigiendo la retirada de lo que les parecía una dosis semanal de blasfemia.
El editor no les complació. En cambio, escribió una editorial lamentando la falta de tolerancia de la Unión Evangelista. Terminaba con el eslogan: "Creed en lo que queráis, pero tolerad las creencias de los demás". Debió de quedarse a gusto con esta agudeza: tolerante sí, pero firme ante el fanatismo peligroso. Por desgracia, es imposible obedecer esta orden cuando crees que las creencias de otro son intolerables. Que era precisamente lo que creían aquellos cristianos evangelista.
El editor creyó que podía finalizar la disputa entre los cristianos y su periódico sin meterse en debates teológicos. Una llamada general a la tolerancia debía funcionar. Pero en realidad no evitó tomar una posición teológica. Sólo tolerarías "La Charla del Capellán Egipcio" si estuvieras en desacuerdo con los cristianos evangelistas acerca de que esta clase de charla egipcia lleva a las llamas perpetuas del infierno. No sólo no respondió a la objeción de los cristianos evangelistas, sino que el editor dio por sentado que se equivocaban; su súplica de tolerancia da por sentado 'la petición de principio'.
La falacia de 'la petición de principio' consiste en dar por hecho precisamente lo que se está discutiendo, haciéndolo pasar como un argumento que en realidad no es más que la afirmación de tu posición".
Capítulo 12, Fiebre moral:
"De pequeño, en ocasiones les hablaba a mis padres de lo horrible que era tal compañero de clase o cual vecino. Enumeraba sus características más abrumadoras y esperaba a que mis padres gruñeran conformes. Pero nunca cumplieron con lo previsto. En cambio, siempre me ofrecían una hipótesis acerca de por qué aquel capullo había salido así. Sus padres se habían divorciado y se sentía inseguro, su padre le pegaba sin piedad, o algo así.
–Quizás -protestaba yo-, pero explicar por qué es horrible no muestra que no es horrible. Al contrario, da por sentado que lo es. Así que, ¿por qué lo comentáis como si fuera un argumento en contra de lo que yo decía, o sea, que es horrible? -o algo similar.
Parece raro refutar una afirmación explicando por qué es cierta. ¿Cómo puede alguien confundirse tanto como para pensar así? Es culpa de la fiebre moral. Mis padres dieron por hecho que estaba acusando moralmente al chaval en cuestión. Decían que "no era su culpa". Pero yo no le acusaba moralmente más de lo que acusaría a un desierto si dijera que está seco. El desierto no puede evitarlo. Y no obstante, está seco".
6 comentarios:
Esto ansioso por leer este libro en castellano, gracias Luka.
Toda una revelación. Me estoy planteando seriamente leérmelo en Inglés sólo por no esperar a la traducción.
Gran aporte, muchas gracias
Apreciable, comparto la admiración y reconocimiento a esta obra. De hecho, me adelanté un poco y hace un año y medio me puse en contacto con el señor Whyte precisamente por el puro gusto de compartir algo tan notable. Le envié a manera de regalo mi versión de la traducción al castellano (soy mexicano) y está en espera de su aprobación y publicación. Si haces lo propio espero que se ayude a obtener una buena versión y finalmente lo publique. Por mi esto debiera ser de enseñanza obligatoria en la escuela. Comparado con la lógica simbólica que nos enseñan es oro puro. A tus órdenes si quieres contactarme por detalles.
¡Genial! ¿De verdad está en espera de aprobación y publicación? Es una noticia increíble. ¿Algún consejo práctico en el asunto de llegar a publicar una traducción? Este libro la merece, y si no hago una versión española (aunque estoy en ello), al menos existirá tu versión mexicana, que todos podremos leer.
Luka, te envié algo más a tu correo personal, para que lo revises. Saludos.
Fíjate Luka, que varias personas que lo han leído (evidentemente no muy bien), se confunden un poco con el capítulo número uno. La gente en realidad si cree que tenemos derecho a nuestra propia opinión. Sin embargo, las cosas que Jamie afirma son muy directas y todas irrefutables:
Jamie enfatiza que se refiere a tenerla en sentido epistémico (es decir, que tengamos fundamentos para mantener una creencia o forma de pensar y no por simple capricho o decisión no fundamentada). Es evidente que si alguien se encapricha en decir que PREFIERE creer algo sin fundamentos, el derecho a mantenerse en el error (lo que sería el caso manteniendo la creencia sin fundamentos) nadie se lo puede quitar, así que sería inútil discutirlo.
Jamie señala que el comentario en sí no aporta nada a una discusión y que su empleo simplemente es una divergencia del tema para que alguien "salga triunfante" de una discusión, pero no tiene nada que ver esa seudodefensa con el asunto discutido.
Finalmente, luego de pensarlo yo mismo concluí que la gente que dice esto HABLA del derecho, pero básicamente lo que dice es que él también podría tener la razón pero no tiene ya argumentos para justificar su posición. Finalmente es cierto: no tenemos derecho a nuestra propia opinión, porque eso NO es cuestión de derechos. ¡Y sin embargo, se usa tanto como defensa coja!
Su punto es brillantemente defendido. Si tu opinas algo y yo opino lo contrario, es IMPOSIBLE que ambos tengamos la verdad en eso. De modo que el pretendido derecho no significa absolutamente nada porque siendo puntos opuestos, el supuesto derecho simplemente siempre le será violado a alguien.
Hay en youtube un tipo petulante que en inglés corre a "defender" el derecho a la opinión mostrando a todas luces que el pobre hombre tiene delirio de opinión pero no sabe de lo que está hablando,
Saludos.
Publicar un comentario
Escribe tu comentario aquí.