¿Revolución global?

Aunque el mundo y estos informes se centran ahora en Libia, antes en Egipto y tardíamente en Túnez, el resto del mundo árabe no para, y de hecho ha ido más allá.


A día de hoy, Túnez, Egipto y Libia se han visto con revoluciones de trascendencia histórica. No sólo eso, sino que en Túnez han seguido protestando para quitar del cargo al Primer Ministro en funciones por su estrecha relación con el dictador derribado Ben Ali, y lo han conseguido. Igualmente, el pueblo egipcio no se ha echado a tomar el sol tras derrocar a Mubarak y ha seguido exigiendo sus derechos. Mientras tanto, Argelia, Beréin, Irán, Iraq, Jordania, Omán (donde murieron ayer dos manifestantes) y Yemen sufren protestas considerables, además de los incidentes menores en otros países.

En cambio, la crisis va más allá, ya que las protestas se han extendido a otros muchos países, inspirados por las revoluciones en Túnez y Egipto: aunque de bastante menor calibre que en las manifestaciones centrales, se han visto protestas por razones similares en Albania, Bolivia, Camerún, China, Gabón, India, Corea del Norte, Senegal, Uganda, Vietnam y Zimbabwe.

Además ha ocurrido algo que nadie esperaba. Si bien las razones de las manifestaciones son distintas y no tienen una conexión directa, es cierto que las protestas en el mundo árabe y más allá han inspirado a los funcionarios, sindicalistas, estudiantes y ciudadanos de Wisconsin. Sí, Wisconsin de los Estados Unidos de América está sufriendo protestas de gran calibre.


¿La razón? Scott Walker, el Gobernador Republicano de Wisconsin, propuso una reforma legislativa el 15 de febrero que en esencia eliminaría los derechos de contrato colectivo de trabajo para funcionarios sindicalistas. Desde entonces, los ciudadanos de Wisconsin han estado protestando este ataque contra los sindicatos en el edificio del Capitolio de la capital de Wisconsin, Madison. Solo un día después eran 30.000, para el 19 de febrero eran 75.000 y hará dos días se reunieron en las calles casi 100.000 ciudadanos del Estado de Wisconsin.

Por supuesto, nada de esto capta tanto nuestra atención como el alzamiento de Libia, en el que se calcula que ya habrán perdido la vida entre 2000 y 3000 personas. Aun así, todavía Gaddafi se niega a dimitir. Al contrario: sigue desafiante y armando a la ciudadanía de Tripoli mientras les miente al decirles que los manifestantes son terroristas de al-Qaeda y que no se crean las 'mentiras' de que gran parte de las fuerzas del ejército se han pasado de bando. Parece que el enfrentamiento entre los revolucionarios y las fuerzas todavía leales o coaccionadas por Gaddafi es inminente.


De hecho, se ha informado de varios revolucionados dirigiéndose a Tripoli desde Bengasi, que se ha convertido en el corazón de la revolución libia. Además, el segundo aeropuerto militar más importante del país, el Al Banin cercano a Bengasi, ha caído en manos de la oposición cuando el personal de la base ha decidido unirse a la revolución popular. Esto supone un gran golpe al régimen de Gaddafi, que se está empezando a quedar sin ciudades, sin canales petrolíferos, sin tropas y ahora sin aviación militar.

Teniendo en cuenta la importancia de Bangasi en la revolución, no es de extrañar que fuera en dicha ciudad liberada donde se empezó a discutir la creación de un gobierno paralelo con ayuda del ex-Ministro de Justicia, aunque finalmente sólo se haya creado un concilio para "dar una cara a la revolución", lo cual ayudará a organizar una fuerza cohesiva contra Gaddafi.

Los tunecinos y egipcios nos han mostrado con las protestas continuas aun tras el derrocamiento de sus dictadores que esta se trata de una revolución popular, para bien y para mal, y que no permitirán la sustitución de un régimen por otro. Al pesar de estos deseos de los activistas, eso es precisamente lo que puede ocurrir con peligrosa facilidad.

El Papa acusado de crímenes contra la Humanidad

Joseph Aloisius Ratzinger, mejor conocido como Benedicto XVI, ha sido acusado de crímenes contra la Humanidad, particularmente por su prohibición del preservativo, su encubrimiento de los escándalos de abusos sexuales y las coacciones contra los católicos disidentes. El Tribunal Penal Internacional de La Haya tendrá que decidir si hay un caso real en este asunto.
El Tribunal Penal Internacional de La Haya tendrá que decidir si abre una causa contra Benedicto XVI por posibles "crímenes contra la Humanidad" tras recibir una denuncia presentada por dos abogados alemanes. Los letrados, Christian Sailer y Gert-Joachim Hetzel, critican la "estrategia del silencio" del Vaticano ante los escándalos de abusos sexuales, su política contraria al uso de preservativos contra el VIH/sida y las "coacciones y amenazas" contra los católicos disidentes -Público
Por supuesto, Ratzinger es un Jefe de Estado y tiene estrechos lazos diplomáticos con muchísimas naciones: esto no va a ir a ninguna parte y probablemente no tenga una base legal real. Es en esencia puro sensacionalismo. Pero eso no es lo importante: el mero hecho de que se haya acusado al Papa de crímenes contra la Humanidad y la reacción no haya sido de escándalo excepto en círculos religiosos es un gran signo de que el laicismo está tomando tierra y la sociedad empieza a darse cuenta de que las organizaciones religiosas no tienen por qué tener privilegios. Aun así, quedan unos años hasta que ocurra lo justo y se acuse a la organización criminal del Vaticano de todas las atrocidades cometidas en el pasado y presente. Como Dan Dennett, solo espero vivir para ver la Ciudad del Vaticano convertida en el Museo Europeo del Catolicismo Romano.

Libia, un campo de batalla

Mientras Libia se enfrenta al alba de una guerra civil, en Beréin el 22 de febrero salieron por lo menos 100.000 personas a las calles, lo cual supondría el 12% de la población. Mientras el rey se ha ido del país a "visitar" Arabia Saudita, los manifestantes tienen preparada otra gran marcha para el día 25. En Arabia Saudita, los manifestantes no están contentos con las mejoras económicas prometidas por su rey y tienen preparado un "Día de Furia" para el 11 de marzo. En Yemen, que bien podría ser la cuarta nación en explotar tras Libia, las manifestaciones llevan varios días calentándose, con la represión de las manifestaciones resultando ya en 35 muertos. Siete miembros del parlamento han dimitido en protesta de la violencia del gobierno para con los manifestantes, y miles de personas siguen en las calles.

En Libia las tornas han cambiado. El intento de Gaddafi de masacrar a su pueblo ha tenido repercusiones: los manifestantes han liberado Bengasi, Tobruk, Derna, Misurata, Al Bayda, Sirt, Al Khums, Tarhounah, Zenten y Az Zawiyah y varios pueblos que rodean la capital, ocupando así gran parte de la costa y acorralando a Gaddafi y a los que todavía le apoyan. Mientras tanto, la capital, Tripoli, sigue repleta de mercenarios y milicias que suplen a la gran mayoría de la armada, que se ha negado a luchar contra su pueblo, desertando y desapareciendo o luchando del lado de los manifestantes. Ya se le puede llamar la revuelta de Libia y sin duda una revolución en potencia.

(Región liberada por la oposición)

Varios oficiales han dejado claro que han permitido que los ciudadanos tomen las ciudades en las que están desplegados y que apoyan las manifestaciones. La deslealtad hacia el dictador de facto de Libia no sólo viene del ejército: el ministro del interior Abdulfatah Younis y el ministro de justicia Mustafa Abud Al-Jeleil han dimitido repudiando las acciones de Gaddafi como un "genocidio", y se han unido a las protestas.

Con un país dividido y un líder autócrata sin miedo de masacrar a su población, el número de bajas no debería sorprendernos. Según un doctor francés en el país, sólo en Bengasi han muerto ya 2000 personas, aunque los últimos números realmente registrados ponen la cifra alrededor de los 1000 en todo el país. Como suele ocurrir, el número se esclarecerá en días y seguramente será más alto. Sea como sea, es mucho más espeluznante que en el resto de las protestas de Oriente Medio y el Norte de África y se asemeja más a las cifras de una guerra, teniendo en cuenta que la violencia tiene menos de una semana.


Gaddafi afirma que está dispuesto a "morir como un mártir" y a "purgar a la oposición casa por casa", y se rumorea que pretende destruir su propia red de oleoductos, lo cual no sólo destruiría la infraestructura más importante del país sino que subiría aun más el precio del petróleo internacionalmente, que ya ha sobrepasado los 100$ el barril estadounidense por primera vez desde 2008. Teniendo en cuenta la frágil situación en la que se encuentran todos los países desarrollados desde el comienzo de la crisis en el 2008, todas estas revueltas del mundo árabe suponen un gran peligro para la economía global. Si bien no veremos revueltas similares en occidente en el futuro predecible, sin duda habrá repercusiones a largo plazo.

Gaddafi no parece estar dispuesto a irse pero el pueblo ha tomado el control de la mayoría del país con la ayuda de un ejército que no ha estado dispuesto a masacrar a sus ciudadanos y ha tomado el bando opuesto. Por desgracia, quizás sea cierto que en este caso la única salida posible sea su muerte precedida de las de muchos ciudadanos, soldados y mercenarios. No hay a la vista una salida pacífica del asunto, con unos organismos internacionales lentos en actuar como de costumbre y un pueblo con el único propósito de destruir el gobierno sin un plan alternativo claro. Como ocurre con Egipto, es fácil ver como esta revolución puede acabar en otra dictadura o al menos un mandato democrático pero con ideales teocráticos.

Masacre en Libia

El alzamiento de Libia, cuyo fin en revolución parece ya la única opción, ha superado en bajas al resto de protestas árabes, con quizás más de 500 muertos en menos de una semana. Sólo en Bengasi ha habido 300 muertos, aunque el ejército ya se ha retirado de la ciudad.

La razón principal de la discrepancia entre Libia y los demás países en crisis es que el gobierno ha atacado al pueblo con fuerza militar, no sólo policial. Ayer, aviones y helicópteros de las fuerzas aéreas lanzaron ataques contra los manifestantes, incluyendo una procesión funeraria. Por otro lado, dos pilotos se negaron a hacerlo y desertaron, pidiendo asilo político en Malta. Además, las protestas por fin llegaron a la capital, donde los manifestantes han quemado el edificio del "Congreso General del Pueblo", el edificio de la televisión estatal y al menos una estación de policía en Tripoli. Las fuerzas internacionales han dejado de ignorar la situación y han declarado claramente que se trata de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Es un genocidio.

Pero el dictador Gaddafi, que lleva más de cuarenta años en el cargo, sigue sin dimitir. Al contrario: además de los ataques aéreos contra la población, ha empezado a bombardear a la población de Tripoli desde naves de la Marina, causando muertes innumerables. Sólo en la ciudad, ha habido por lo menos 61 muertos registrados, aunque con los bombardeos el número probablemente sea mucho mayor.


Por supuesto, muchos entre la armada no están dispuestos a llevar a cabo lo que varios diplómatas de Libia han calificado como genocidio justo antes de dimitir. Gran parte de la armada está luchando contra las fuerzas de Gaddafi, cuyo régimen parece estar al borde del precipicio, y un grupo de oficiales ha pedido a sus soldados que se unan al pueblo para destronar a Gaddafi. Se dice que Gaddafi depende de los 5000 hombres de su propio clan de un total de 45.000, y que por tanto será incapaz de llevar su plan a cabo; no podrá silenciar a la población. En cambio, sí que puede debilitar al país hasta llevarlo al desastre, lo cual parece ser su nuevo plan: reducir el número de oponentes en escaramuzas, dañar la economía saboteando las reservas petrolíferas y en general dañar la infraestructura. Afirma que "tiene el dinero y las armas para luchar durante mucho tiempo".

Con un ejército partido en dos y un dictador que no sólo no está dispuesto a dimitir sino que llega a masacrar a su propio pueblo, una guerra es más que probable. De hecho, si no fuera porque la situación es nueva, ya podría considerarse que tienen entre manos una guerra del gobierno contra el pueblo. Como ocurre con todas las guerras civiles, uno no puede sino pensar en su inútil pérdida de vidas.

Se propaga la violencia en la primavera árabe

Las protestas y revoluciones en Oriente Medio y África del Norte, que ya se han extendido más allá de los países árabes, siguen avanzando sin final previsible. Recapitulando: los países más afectados han sido Túnez y Egipto, con revoluciones llevadas a cabo con éxito si bien pagadas con mucha sangre; en Jordania el rey despidió al presidente y al gobierno; las manifestaciones más extendidas han ocurrido y siguen ocurriendo en Argelia, Beréin, Irán, Libia, Marruecos, el Sahara Occidental y Yémen, con incidentes menores en Iraq, Kuwait, Mauritania, Omán, Arabia Saudita, Somalia, Sudán, Yibuti y Siria.

En efecto, la situación va mucho más allá de los países musulmanes en los que empezaron las protestas, extendiéndose por toda la región conocida en inglés como 'MENA', Oriente Medio y África del Norte:


Las noticias son escasas en gran parte de la región. En Argelia, el 19 de febrero los manifestantes intentaron hacerse con una plaza como centro de protestas, pero no lo consiguieron. Ese mismo día en Yibuti la tensión creció entre los manifestantes y las fuerzas de la ley. Que se sepa, sólo han muerto dos personas, un policía y un ciudadano. En Irán, el gobierno ha amenazado directamente e indirectamente a través de los medios que está dispuesto a disparar contra los manifestantes, aunque no parece que haya ocurrido de momento.

En Marruecos miles de personas se han manifestado pidiendo cambios constitucionales y el fin de su autocracia. En Jordania ha habido luchas entre los manifestantes y ciudadanos que salieron a la calle para mostrar su apoyo al gobierno. En Kuwait han protestado miles de personas y hay una gran manifestación preparada para el 10 de marzo. En Arabia Saudita han arrestado a los intelectuales, activistas y abogados que crearon un partido ilegal de oposición. En Yemen han seguido las protestas desorganizadas, algunas pacíficas y otras violentas; por un lado 3000 estudiantes se han unido a las protestas, pero hoy también ha supuesto el primero uso documentado de armas por parte de los manifestantes.


Mientras tanto, las cosas en Libia y Beréin siguen siendo más parecidas a lo que se convirtió en la revolución de Egipto. En Libia, el gobierno ha seguido disparando contra sus ciudadanos. La oposición al gobierno ha pedido ayuda a las fuerzas internacionales para evitar la inevitable masacre del pueblo por parte del gobierno, pero no ha habido respuesta y las cosas sólo empeoran.

Como ocurrió en Beréin, se ha usado artillería y también helicópteros armados contra los manifestantes, pero en Libia han ido un paso más allá al atacar a la población con lanzamisiles anti-aéreos, resultando en casi 300 muertos sólo en Bengasi, centro de las protestas y segunda ciudad más grande de Libia. Pero los ciudadanos no han parado: ya son cientos de miles y, además, varios militares han desertado para unirse a las protestas. A este paso, con la vehemencia imparable del pueblo y las acciones insensatas del gobierno, una revolución es más que probable.


En Beréin, la policía y los militares seguían disparando indiscriminadamente a cualquier manifestante en las calles hasta hace poco. Hay vídeos que lo prueban, aunque no sean precisamente agradables. En cambio, aunque el día 18 se cebaron matando a manifestantes, a los que asistieron a funerales por las víctimas anteriores y a reporteros, el día siguiente el gobierno decidió retirar a la armada y luego a la policía. Quizá el primer paso sensato por parte de su gobierno.

Sin duda, Libia parece ser la nación más propensa explotar después, lo cual supondría la tercera revolución en estas protestas que ya han cobrado la vida de casi 1000 personas en 18 países distintos. Aunque sea un impulso emocional, es difícil justificar intelectualmente tantas muertes por un fin inseguro en el que los fanáticos religiosos bien pueden tomar las riendas.

Discurso de Álex de la Iglesia en los Goya 2011

Después de una larga temporada sin publicar nada por temas personales, me gustaría retornar ofreciendo una oda a la libertad intelectual: el discurso de un hombre que ha sabido decir "¡No!" al poder en favor de una cultura de todos y para todos.

Sé que Luka ha estado manteniéndoos al corriente de la Ley Sinde y de lo que llaman piratería, aunque quizá se haya eclipsado un tanto por los acontecimientos de gran importancia acaecidos en el Norte de África, narrados casi al día por mi compañero.

Sin mas preámbulos, Álex de la Iglesia en su gran discurso en los Goya:


Recordaros que Álex de la Iglesia ha dimitido de su cargo como presidente de la Academia de Cine Español a modo de protesta por el pacto de PSOE, PP y CiU para llevar a término la Ley Sinde.

Argelia sigue los pasos de Egipto

Se suele definir la locura como hacer algo una y otra vez aunque no tenga resultado. Si aceptamos esta definición, podemos decir que el gobierno argelino está loco. No sólo no ha buscado una forma diferente a Egipto de manejar las protestas en su país, sino que ha seguido todos y cada uno de los puntos que llevaron a la dimisión de Mubarak.

Parece que Argelia ha cerrado el acceso a Facebook y luego a todo Internet, en un intento de desorganizar a los más de (de momento) 10.000 manifestantes... porque claro, así de bien funcionó en Egipto. Además, otro documento de Wikileaks apunta a que el gobierno argelino es más corrupto de lo que se piensa internacionalmente. Sin duda, Wikileaks está tomando un papel importante en estas revoluciones, empezando con Túnez, Egipto y ahora Argelia. Su eslogan dice que "abre gobiernos" y sin duda está ayudando a abrir en canal a varios.


Mientras tanto, en Yémen los manifestantes se enfrentaron el día 12 de febrero a 5000 policías, con resultados obvios. Hoy mismo, tras tres días seguidos de protestas, cientos de argelinos han marchado hacia el palacio presidencial en Sana'a. Sin duda el número de manifestantes es menor que en Túnez y Egipto, e incluso que en Argelia.

Aun así, según algunos analistas, Argelia no está preparada en absoluto para una revolución, con la memoria de una guerra civil todavía presente, además de que mientras las revoluciones de Túnez y Egipto empezaron con jóvenes progresistas, los manifestantes argelinos parecen estar todos en pos de una nación islamista; de hecho, se afirma que es más probable la revolución en Yémen, debido a un dictador que lleva más tiempo que Mubarak en el cargo, aunque es cierto que las distinciones tribales entre el norte y el sur hará difícil una unión contra el gobierno.

Es una pena que el tribalismo y el fanatismo religioso hayan resultado ser el gran efecto secundario de estas protestas, ya que puede que las lleven por el mal camino.

La revolución egipcia acaba

Tras 18 días de manifestaciones y guerrillas, Egipto se ha liberado de su dictador. El vicepresidente Omar Suleiman ha dado un comunicado 'urgente' con un mensaje muy simple: Mubarak dimite. Ahora cabe esperar que la armada lleve el gobierno hacia una transición democrática. Pero la historia solo acaba de empezar: ¿puede que Egipto vaya a enfrentarse a una dictadura militar con pretensiones de ser temporal pero que se alargue indefinidamente? Aunque se forme una democracia, ¿está preparada la sociedad? En otras palabras: ¿acaso no está claro que elegirán a los Hermanos Musulmanes, un partido religioso de la derecha extrema? Aunque puede tratarse del paso definitivo hacia una transición real a una democracia progresista, todo lo anterior es más probable.




En la Plaza de la Liberación del Cairo, la reacción inmediata ha sido de euforia. Se han visto situaciones similares en Alejandria y Suez. Tras 18 días de penurias, han recibido no sólo buenas noticias, sino las mejores noticias que cabía esperar. Uno de los líderes de la oposición al gobierno de Mubarak, ElBaredai, ha reaccionado con un mensaje productivo, pasando directamente al siguiente paso en esta revolución: "Ahora tenemos que reconstruir la cultura y el intelecto egipcios". Tras tres décadas de dictadura, sin duda no es extraño esperar grandes cambios en la cultura egipcia a lo largo de los próximos años. Si no consiguen modernizar su sociedad, la diferencia entre la dictadura de Mubarak y una democracia reaccionaria será mínima.

Ahora queda ver como se desarrolla la transición, además de las revueltas e intentos de revolución en el resto del mundo árabe. Una cosa está clara: el mapa empieza a ponerse a favor de las revoluciones. Tunez derrocó a su gobierno hace semanas y ya se ha adherido a varios tratados internacionales, incluido uno que ilegaliza la pena de muerte, lo cual es extremadamente excepcional en el mundo árabe. Egipto celebra el fin de su dictadura, y ya se han anunciado cambios drásticos en el gobierno de Jordania, mientras siguen las protestas con el mismo fin en Yémen, donde los manifestantes han recibido fuertes reprimendas por la policía para evitar que se desarrolle un impulso como el de Egipto.

Hoy mismo en Argelia ha habido una gran manifestación con enfrentaciones contra la policía. Puede que ahora le toque revolucionarse a Argelia, aunque varios analistas creen que las protestas se silenciarán ahí con mucha más facilidad. Mientras tanto, ha habido y en algunos lugares sigue habiendo protestas de menor calibre; en Mauritania, Arabia Saudita, Oman, Sudán, Siria, Iraq, Líbano, Libia (con un "Día de Furia" preparado para el día 17) y Marruecos. Fuera del mundo árabe, han ocurrido protestas inspiradas por Túnez y Egipto, como en Albania, Bolivia, Gabón, Irán (con manifestaciones preparadas para el día 14) y Serbia. El Mundo Árabe está cambiando, y solo queda ver si este cambio es un signo de progreso o de fanatismo religioso.

Mubarak se gana más enemigos

Al medio día de uno de los más ajetreados de las revueltas en Egipto, el 10 de febrero, se empezaron a oír rumores de que la armada había tomado el poder, sin intenciones claras. Otros informes decían que Mubarak dimitiría y dejaría el poder al nuevo vicepresidente Omar Suleiman, que se ocuparía del cargo hasta la transición democrática en septiembre. Para más inri, hacia las últimas horas de la tarde la televisión estatal cambió de tono por completo, mostrando las protestas sin censura y criticando la corrupción gubernamental.


En cambio, Mubarak no ha dimitido. Se esperaba un discurso de dimisión, y en cambio los egipcios han recibido unos balbuceos ininteligibles con vagas promesas de cambios constitucionales y la delegación de ciertos poderes a su vice-presidente, además de aprovechar la situación para echar la culpa de toda la revolución al sensacionalismo de Al-Jazeera, indicando así implícitamente que los manifestantes no tienen razones legítimas para sus protestas.

Los resultados han sido los esperados, con un pueblo que tras más de dos semanas de manifestaciones continuas, reyertas contra la policía, tensiones con la armada y lucha abierta con manifestantes pro-Mubarak, tenían esperanzas por fin de una dimisión. Las protestas han seguido con más furia que nunca, los manifestantes han rodeado la central de la televisión estatal y el Palacio Presidencial. La noche no parece frenarles. Aunque es fácil dejarse llevar por el fervor populista, esto puede desencadenarse fácilmente en caos sin sentido.

Mientras tanto, el público internacional ya ha dejado todas las pretensiones de neutralidad. Jim Hoagland del "Washington Post" ha escrito en un artículo que "No es suficiente, Señor Presidente. No está ni a un millón de millas de ser suficiente". Marc Lynch de "Foreign Policy" ha afirmado que "Es difícil exagerar lo malo que ha sido el discurso de Mubarak para Egipto". Slavoj Žižek del "The Guardian" se limita a enviar un mensaje muy simple: "No hay lugar para compromisos. O bien cae toda la estructura de Mubarak o el alzamiento se verá traicionado". Incluso Obama ha dejado claro que esta era su oportunidad para abrir el camino directo a una democracia representativa y que el gobierno la ha echado a perder.


(Alejandria, la segunda ciudad mayor de Egipto)

En Egipto, los manifestantes están pidiendo que 20 millones de egipcios salgan hoy día 11 a las calles de las ciudades. Si se cumple algo remotamente similar, puede que ocurra lo que el político ElBaradei, una de las figuras principales de las manifestaciones, ha predicho: Egipto va a explotar. ¿Se trata de una profecía de una revolución productiva o de una anarquía sin propósito? Todavía no se sabe.

Concentrados en la plaza Tahrir

Debo decir que cuando el gobierno egipcio prometió reformas, Mubarak dijo que no volvería a presentarse como candidato a presidente y habían pasado ya dos semanas de protestas continuas en las calles con violencia intermitente, creí que las protestas se acallarían. Si bien no ha habido avances políticos, los egipcios siguen manifestándose:


Como puede verse, se han montado tiendas de campaña y la plaza Tahrir es ya una especie de comuna o centro de las protestas. Desde dentro y desde fuera, la gente ha mostrado su solidaridad con canciones. No sólo la gente se niega a volver a sus casas, sino que por lo visto hoy ha habido más egipcios en la plaza Tahrir de Cairo que en ninguno de los otros días de las protestas, incluyendo a gente que no había salido a las calles hasta ahora. Ha habido informes de ciudadanos de clase alta, bien vestidos, por primera vez protestando. Mubarak pierde aliados por momentos y parece que la televisión estatal ya no tiene el poder que tuvo los primeros días de la revolución, inculcando el miedo del caos de las calles en la mente de sus ciudadanos.

Por otro lado, algunos de esos miedos parecen tener cierta validez. Si bien es mentira lo que ha estado afirmando el gobierno y su televisión acerca de las fuentes islamistas de las protestas (las manifestaciones pertenecen a los jóvenes egipcios), es cierto que los Hermanos Musulmanes tienen un gran apoyo, e incluso en el caso de una democracia no todo son buenas noticias porque podrían llegar a ser electos. Sí, es cierto que no son los 'terroristas malvados' de los que avisa el gobierno egipcio, pero sin duda hay candidatos mejores. Sí, es cierto que en democracia hay que respetar la opinión del pueblo, pero como dice cierto dicho, diez blancos colgando a un negro es democracia.


Al mundo árabe no le vendría mal un poco de reforma laica, y esta es una gran oportunidad. No lo veo muy probable, pero oportunidades como estas hay pocas. Las crisis son el mejor momento para cambiar las cosas, o como dirían los chinos, las crisis son oportunidades. Por desgracia, lo más probable parece ser que esta se convierta en una revolución islamista.

Tim Minchin

Hace unos días tropecé en la red con un personaje de lo más peculiar: Tim Minchin. Es un comediante, actor y músico australiano que no separa ninguna de sus habilidades en el escenario. Además, es ateo y promotor de la ciencia en sus shows, en una especie de mezcla entre Eddie Izzard y George Carlin. En cambio, el componente musical le separa de los demás. He aquí alguno de sus gigs subtitulados:








Realmente merece la pena verle tocar el piano con tanto fervor y aparente facilidad, mientras actúa y bromea al mísmo tiempo.

Contradicciones en la Biblia

Todos conocemos las clásicas contradicciones que existen entre la lectura literal de los textos sagrados y la vida real (pero no, de una lectura figurativa tampoco sacarás muchas lecciones morales que valgan la pena). Desde la cosmología y la geología a la biología e historia, las ciencias han dejado a la Biblia en el lugar que se merece: una fábula con tintes de realidad.

En cambio, es mucho más interesante cuando las contradicciones se encuentran en la Biblia en sí, cuando el texto se contradice a sí mismo en varias partes. Hay ejemplos conocidos, pero nunca hasta ahora había habido un mapa tan completo de este hecho:


Lo desarrollaron en "Project Reason", una iniciativa fundada por Sam Harris.

Record de paro en España

¡Record de paro en España! Sigamos el "reir por no llorar" y celebrémoslo.


Nos hemos superado, aunque quizá no de la mejor forma en la que podríamos superarnos.

¿Guerra Civil en Egipto?

El día 2 de febrero ha sido duro en Egipto. Un grupo comparablemente minúsculo de manifestantes pro-Mubarak han asaltado a los protestantes contra el gobierno, entrando por la fuerza en caballo y camello con piedras, cocktails molotov y armas blancas. Acusaciones de todas partes sospechan del ataque, creyendo que el gobierno es el responsable directo, lo cual es al menos parcialmente justificado: una vez capturados, algunos afirmaron que el gobierno les había pagado y otros eran policías.

Mientras tanto, las autoridades internacionales empiezan a dejar la imparcialidad y se ponen de lado de los manifestantes, pidiendo a Mubarak que dimita inmediatamente. Incluso el Ministro de Antigüedades de Egipto, Nouraddin Adbulsamad, ha salido en defensa de las protestas y ha acusado a Mubarak de "querer prender fuego a Egipto".


Los medios empiezan a hablar de la posibilidad de una Guerra Civil si Mubarak no dimite inmediatamente. Si lo hace y está dispuesto a entregar la autoridad oficialmente a un gobierno provisional hasta unas próximas elecciones libres, todo puede ir bien siempre y cuando no tome el poder ninguna organización islamista con ambiciones totalitarias. Aunque ha de decirse que los Hermanos Musulmanes han declarado que apoyarán la democracia, una parte considerable de la población parece apoyar políticas islamistas. Si se le elimina del poder a la fuerza, el apoyo internacional será mucho menor y los pro-Mubarak tendrán una excusa legítima para su posición. Los resultados podrían ser horribles, aunque quizás serían peores si Mubarak no cambia de parecer y permanece en el puesto hasta septiembre. Una Guerra Civil es lo último que necesita Egipto, y en cambio empieza a parecer un futuro posible.

Probablemente la situación se decida este viernes en el Palacio Presidencial, donde se tiene prevista una manifestación similar a la de los dos millones para dejar claro un mensaje de ultimátum a Mubarak: si no dimite, le harán dimitir. El afán populista puede ser positivo en ciertas situaciones pero puede desencadenarse en puro caos con demasiada facilidad como para permanecer tranquilos ante estas noticias.

Egipto se revoluciona

La situación en gran parte del Mundo árabe sigue siendo grave. En Yémen, tras días de protestas en aumento se ha organizado una que pretende tener mayor impacto denominada "Día de Furia" para el 3 de febrero. En Argelia ha habido intentos de organizar las protestas, aunque no han tenido mucho impacto. En Jordania, el rey Abdullah ha seguido sólo en parte la voluntad de las masas al seguir el dudoso ejemplo de Mubarak en Egipto; despedir al gobierno, incluyendo al Primer Ministro Samir Rifai, que es el principal foco de las protestas. Se prevé que las protestas no sólo seguirán sino que incrementarán para contrarrestar las promesas de leves reformas, al igual que ha ocurrido en Egipto.

Por si no fuera poco, Marruecos se ha unido a Mauritania, Arabia Saudita, Omán, Siria, Libia y Sudán en las inmolaciones y protestas de menor impacto. Ya quedan pocos países en todo el Mundo árabe en los que la reacción en cadena causada por la revolución tunecina no haya tenido efecto. Pero por supuesto, el punto de mira global sigue fijado en Egipto. Las protestas de Egipto, al igual que ocurrió con las de Túnez, se pueden considerar ya una revolución.


Los líderes de la oposición al gobierno y los activistas y estudiantes llevan ya días anunciando para este martes una "marcha de un millón de personas" en el Cairo, y con ello también una huelga general. El presidente y dictador Mubarak pidió a su nuevo primer ministro, Ahmad Shafiq, que empezara a dialogar con la oposición, algo a lo que se había negado a hacer en toda la violenta semana. Teniendo en cuenta que el fin de las protestas fue desde el principio acabar con la fuente del problema, Mubarak, los protestantes consideraron esta maniobra inútil, aunque puede que suavice el paso hacia lo que parece ser una inevitable transición de poderes. Se ve que tanto los gobernantes como el pueblo egipcios están poco acostumbrados a las concesiones democráticas.

Mientras tanto, la armada egipcia declaró irrebatible el derecho de expresión de los egipcios en una una declaración que parece desafiar las acciones del gobierno estos últimos días, y dijeron explícitamente que "no intervendrán en las protestas para forzar el destrono de Mubarak", al menos dando a entender que en esta revolución la armada es neutral, o quizás incluso parcial hacia el pueblo egipcio.


Han pasado ocho días y han muerto por lo menos 164 personas en toda la nación, aunque probablemente el número sea bastante mayor y lo sepamos con seguridad una vez acabe el caos y se haga un recuento en condiciones. Hoy 1 de febrero está ocurriendo la "marcha del millón de personas", con su presencia principal en el Cairo pero con una organización similar en otras partes del país.

Además, por todo el mundo la gente protesta frente a las embajadas egipcias, desde Nueva York a New Dehli, pasando por Barcelona. Para frenar una concentración incontenible, el gobierno egipcio ha cerrado los sistemas de transporte aéreos y ferroviarios, y la televisión estatal ha estado intentando convencer a sus ciudadanos de que lo mejor es no salir de casa. Pero nada de esto ha parado a nadie.




Para el mediodía, en Alejandría ya se habían reunido cientos de miles de personas, en Suez alrededor de doscientos cincuenta mil y en El Arish un número similar. En el Cairo, lugar central de las protestas y donde reside el presidente, ya se habían reunido casi dos millones de personas en la Plaza Taquir y alrededores, superando todas las expectativas. La oposición ha dejado claro que no pararán hasta que Mubarak se retire. Ahora está previsto que los casi dos mil millones en las calles marchen hasta el Palacio Presidencial en Heliopolis, en lo que supondrá la manifestación más directa hasta ahora en contra de la presidencia y el gobierno.

Nadie sabe como acabará esto, pero está claro que, para bien y para mal, ya no hay vuelta atrás.