George Carlin acerca de la guerra y la política

El gran George Carlin hablando acerca de las no tan grandiosas guerras y políticas de EEUU.

Nos gusta la guerra. Somos belicosos. Nos gusta la guerra porque se nos da bien. ¿Y sabéis por qué se nos da bien? Porque hemos tenido mucha práctica. Este país solo tiene doscientos años y ya hemos tenido diez guerras trascendentales. De media, tenemos una guerra cada veinte años. ¡Así que se nos da bien! Y menos mal, porque todo lo demás ya no se nos da bien: ¡no podemos construir un coche decente, ni hacer que una televisión o un reproductor de vídeo funcione, joder! No nos queda industria siderúrgica, no podemos educar a nuestros jóvenes, no podemos dar asistencia médica a los mayores, ¡pero podemos bombardear vuestro país, ¿vale?!

Especialmente si vuestro país está repleto de "marrones". Es nuestro nuevo trabajo en el mundo: bombardear marrones. Iraq, Panamá, Granada, Libia... ¿Tenéis marrones en vuestro país? ¡Decidles que tengan cuidado o les bombardearemos! ¿Cuáles son los últimos blancos que atacamos? ¿Podéis recordar la última vez? ¿Podéis recordar si lo hemos hecho alguna vez? ¡Los alemanes! Fueron los únicos, y solo fue porque estaban metiéndose en nuestro camino; querían dominar el mundo. ¡Y una mierda: ese es nuestro trabajo! ¡Ese es nuestro trabajo!

Ya os habréis dado cuenta de que no pienso lo que se supone que debería acerca de la guerra, como el gobierno estadounidense nos ordena que pensemos. Mi mente no funciona así: tiendo a hacer esa estupidez llamada... ¡Pensar! Y no soy un buen estadounidense porque me gusta formarme mis propias opiniones. No me limito a sucumbir cuando se me ordena. Por desgracia, la mayoría de estadounidenses lo hacen al instante. Yo vivo con ciertas reglas: primero, no creo nada que me diga el gobierno. Nada. Y no me tomo muy en serio los medios o la prensa de este país, que en el caso de la Guerra del Golfo, no fueron más que empleados sin salario del Departamento de Defensa, y que en su mayoría, funcionan como una especie de agencia de relaciones públicas para el gobierno estadounidense. Así que no les escucho, no creo de verdad en mi país, y amigos, debo deciros que no me ahogo de la emoción con las cintas amarillas y las banderas estadounidenses. Las considero símbolos, y dejo los símbolos para aquellos de mente simple.

Me refiero al hecho de que la guerra se trata de hombres ricos que protegen su propiedad enviando a jóvenes de clase media y baja a morir. Olvidaos de las estúpidas votaciones; los dueños del país no se preocupan por los jóvenes y los pobres. Las elecciones son una farsa: estas y los políticos están ahí para darnos la ilusión de que tenemos libertad de elección. En realidad no la tenemos.

Todo lo importante se ha reducido en elección. Periódicos en la ciudad; antes eran tres o cuatro y ahora uno o dos con el mismo dueño, el cual también posee las estaciones de radio.

Dadles un día de votación anual para que tengan la ilusión de elección sin sentido. Elección sin sentido. Vamos como esclavos diciendo "He votado". Los límites de los debates están establecidos antes de que el debate comience siquiera, y a todos los demás se les margina, haciéndoles parecer comunistas, gente desleal o pirados, y ahora se han inventado lo de las conspiraciones; no se nos debería ni ocurrir siquiera que aquellos que están en el poder puedan unirse para planear. "¡No ocurre; eres un pirado, un entusiasta de la conspiración!".

No hace falta una conspiración oficial cuando los interés convergen. Esta gente fue a las mismas universidades y fraternidades, están en las mismas Juntas Directivas, están en los mismos clubes de campo, tienen intereses comunes. No necesitan preparar una reunión; saben lo que les viene bien, y lo están consiguiendo. Antes había siete compañías petroleras, ahora hay tres, y pronto habrá dos. La elección de lo que realmente importa se ha reducido; dos partidos políticos, un manojo de compañías aseguradoras, media docena de fuentes de información... ¡Pero si quieres un bagel, tienes veintitrés sabores! Tienes la ilusión de la elección; no hay libertad de elección.

Me niego a estar aterrorizado

Tal como dijo Bill Hicks, se trata de una elección entre el miedo y el amor.

Ahora me dirijo a los anunciantes, a los directores ejecutivos y a los funcionarios públicos, porque sé lo duro que trabajáis para que estemos aterrorizados. Me dirijo a agentes de policía, guardas de seguridad, y a todo aquel que crea tener derecho a mandar sobre otra persona, porque sé que os confundís. Me dirijo a todo trabajador que tema no someterse a un gobierno corrupto y al sistema laboral, ya que su supervivencia estará en peligro, porque no están equivocados. Me dirijo a todo aquel que se sienta inquieto, aburrido, o infeliz, porque a la gente le gusta deciros que es vuestra culpa, que el problema está en vuestro interior. No es así. Me dirijo a todo aquel que sepa que ocurre algo repugnante, pero no cree que cambiará jamás. Estáis equivocados. Me dirijo a todo aquel que, con mucha razón, teme el futuro de nuestro planeta. Todos los días nos dicen como este y nosotros podemos ser destruidos, ya sea a través de un desastre medioambiental, o a través de armas nucleares y guerra química. No hablan de soluciones y no ofrecen esperanza. Yo espero poder hacerlo.

Hoy he oído casualmente como una joven mujer le decía a su compañero de trabajo que a veces se despierta llorando. No sabe por qué, pero no puede evitarlo. Emigró aquí recientemente, tiene un marido y dos hijos, y no entendía como aún con una vida aparentemente tan perfecta, podía pasarse mañanas llorando en la ducha, antes de serenarse para llevar a los hijos al colegio e ir a trabajar. La conversación no iba conmigo, pero quería decirle que le entendía, que su dolor está justificado, pero que tiene elección -justo como todos nosotros, tal como dijo Bill Hicks- entre el miedo y el amor. Y me niego a estar aterrorizado.

Nos recomiendan... y traducen

De vez en cuando alguien enlaza a este espacio perdido, y entonces una sonrisa cruza mi rostro. Uno disfruta escribiendo, pero disfruta más si tiene la confirmación de que alguien lee lo escrito, y lo que es más, que les gusta tanto que lo recomiendan por la red.

¿Y qué ocurre entonces cuando traducen al catalán nuestro artículo más largo?

La sensación es, digámoslo con cierta compostura, casi orgásmica: cuando un amigo me ha comentado que ayer mismo un colega suyo había traducido el ensayo de la Economía Basada en Recursos y colgado tanto en un foro como en su blog, me he quedado primero estupefacto y luego... casi pego saltitos. Gracias al colega de mi compañero Theck, llamado "Bushido" en el foro "racó catalá".

Así a uno le dan ganas de seguir escribiendo.