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Escépticos - ¿Cambio climático?

Tras tres meses Escépticos termina la temporada y en su última aparición se centra en la falsa ciencia más dañina para el ser humano y el planeta: el negacionismo del cambio climático.


En realidad el calentamiento global y el efecto invernadero son fenómenos naturales. Esto es algo de lo que no todos han oído hablar. Por supuesto, este hecho superficial puede utilizarse como arma y muchos lo hacen. Y es que casi ningún negacionista niega el cambio climático sino aquel potenciado por el ser humano. También por supuesto, están equivocados.

En los últimos cien años la temperatura media del planeta se ha elevado 0,8 ºC, la mayoría en los últimos treinta años. Este hecho es simple e irrefutable. La cuestión es si este cambio climático puede explicarse con altibajos naturales o si es precisa otra explicación. Este episodio de Escépticos lo explica muy bien y el consenso es que la deforestación y la quema de combustible fósil son las mayores responsables de elevar los gases de efecto invernadero.

Si seguimos por este camino las predicciones son inquietantes: durante el siglo XXI la temperatura subiría 1,1º en el mejor de los casos y en el peor se elevaría 6,4 Cº. Esto conllevará una elevación del nivel del mar que en las próximas décadas empezará a hacer desaparecer zonas costeras, más fenómenos meteorológicos extremos y destructivos, una extinción masiva de especies, daños inmensos a la agricultura y otras consecuencias.

Este último episodio de Escépticos explica con éxito por qué no se trata solo de una correlación entre las emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera y el aumento de la temperatura. Existe una causalidad y no es sólo teórica sino experimental, con un increíble registro de los gases en el aire terráqueo a través de los tiempos. Con esto podemos tachar que estas últimas elevaciones solo sean debidas al cambio climático natural de la Tierra y confirmar que nuestras emisiones de dióxido de carbono son las responsables.

Como es debido, el episodio y la temporada terminan con una cita de Carl Sagan. La tierra, una mota de polvo azul suspendida en el espacio, más frágil de lo que creíamos.

Escépticos - ¿Hijos de Dios?

Este episodio de Escépticos se mete con la mayor vendedora de fraudes y placebos de la historia: la religión, desde la institución de la iglesia a las mismas ideas teológicas.


El episodio empieza con un «Yo creo que hay algo» y esta es precisamente la forma vagamente deísta, si es que puede definirse siquiera así, en la que creen la mayoría de las nuevas generaciones. En cierto sentido abraza el propósito de la New Age: ser increíblemente inespecífico hasta el punto de no decir nada aunque parezca que se esté diciendo mucho y, por supuesto, nunca -jamás- definir los términos. ¿Y acaso esto no resume a la fe?

Luego están los religiosos a la antigua: quieren a sus dioses muy concretos, juiciosos y discriminatorios respecto a minucias de la vida diaria. Sin duda son más peligrosos, pero también es más fácil de discutir con esta clase de religiosos: definen sus términos y saben lo que creen y, si se trata de una persona por lo demás racional, no es imposible que se le pueda convencer de que está equivocado a través de la lógica pura. ¿Pero qué puede hacerse con aquellos que "creen en algo", tan aterrorizados de tener que pensárselo dos minutos y descubrir que no tienen razones para creer en lo que creen? Es toda una paradoja que esta clase de religiosos, normalmente gente mucho más progresiva, afable y tolerante sea capaz de sacar a cualquiera de sus casillas más que ningún religioso clásico.

Además, los más extremistas tienen razón en algo: la separación entre la ciencia y la religión es falsa. Lo que ocurre es que ante esa realidad ellos ignoran los hechos conscientemente y creen literalmente en sus escrituras, y los racionalistas confían en las pruebas. Pero los religiosos más modernos insisten en una separación absoluta entre los magisterios de la ciencia y la religión... excepto que prácticamente todas las afirmaciones religiosas son existenciales y, tanto en la práctica como al menos en teoría, comprobables.

De una forma u otra ambas clases de religiosos ignoran sistemáticamente distintos grupos de hechos que se apilan incómodamente bajo sus narices con el avance de la modernidad.

Escépticos - ¿Superstición?

Escépticos vuelve a sus principios, esta vez tratando las supersticiones no organizadas.


La superstición es la dogmatización del error humano de confundir correlación o ausencia de relación por causa. La superstición no es más que caer en la falacia de «Post hoc ergo propter hoc»: ocurre algo y lo relacionamos causalmente con un evento inmediatamente anterior. Cuando esa relación se pasa entre generaciones y se dogmatiza nace una superstición.

El programa imparte una lección excelente del azar y de la probabilidad: prácticamente todos caemos en el error de subestimar las probabilidades de que algo ocurra. Esta ciencia tiene un complicado mundo no muy accesible a los que seamos ineptos en las matemáticas, pero por la red encontraremos vídeos de curiosidades probabilísticas muy divertidos e informativos.

Escépticos - ¿Salud de consumo?

Este episodio de Escépticos aborda el producto más rentable: la salud. Y, al contrario de lo que muchos esperarían, no es una cruzada en defensa de las farmacéuticas.


El programa presenta las realidades de los adelantos médicos que han mejorado la vida de una forma que ninguna mente racional pueda negar y las contrasta con el gran efecto secundario de una industria farmacéutica demasiado grande como para poder ser controlada.

En cierto sentido no podría estar más de acuerdo con lo expuesto. Pero también siento más rechazo con las conclusiones de este episodio que con ningún otro. Y es que si bien el programa presenta la situación, no puedo sino pensar que no han hincado el diente en los intereses económicos que afectan a todas las industrias hasta el punto de una ceguera ética.

Pero hay que admitirlo: hablan como un hecho del interés económico desregulado, critican activamente la medicalización de la vida y confirman la histeria popular y el papel de los medios y organizaciones mundiales en ello. Por desgracia, en última instancia estas ideas no forman parte de las conclusiones, unas conclusiones que son ciertas pero incompletas.

Escépticos - ¿Milagro?

Esta semana Escépticos habla de los 'productos milagro' tan típicos en la industria cosmética, basados sobre todo en falsa ciencia, charlatanería y puro marketing engañoso.


Esta clase de estafas no son nada nuevo pero, como se dice en el episodio, últimamente se han abrigado bajo el respeto y misterio que evoca la ciencia usando su terminología. La baba de caracol y las pulseras magnéticas son los mejores ejemplos de la utilización de términos que suenan científicos, comprobados, fiables... pero en realidad no significan nada.

Antes era la magia. Luego la alquimia. Durante el siglo XX fue el poder del átomo. Ahora le toca a la nueva ciencia, y nos encontramos con disparates como la transformación de los genes a base de cremas y hologramas magnéticos que nos ayudan en básicamente todo lo imaginable... ¡Más aún: nos ayudan en todo lo que queramos! Ese es el poder del placebo.

Sin duda esto se debe a un fallo garrafal en la educación y también a la ausencia de regulación en este país sobre lo que puede decirse al anunciar un producto. Aunque esto se trata a fondo en el episodio, he de decir que nada supera al gag recurrente en el que los muchos especialistas calvos del episodio y el mismo presentador, Luis Alfonso Gámez, muestran su brillante cráneo como evidencia de la ineficacia de los crece-pelos.

Escépticos - ¿Homeopatía?

Esta semana Escépticos habla de la homeopatía, la terapia alternativa más popular y rentable.


La decisión de centrar un episodio completo en la homeopatía fue la correcta, y no solo porque sea la medicina complementaria más conocida y vendida sino porque el programa trata de forma distinta a esta práctica que al resto de terapias alternativas. La curación de fe y similares yacen sobre un fundamento lógico profundamente fallido, observable mucho antes de adentrarnos en si obtiene resultados o no. En esencia, en aquel episodio se les tomó a broma porque son una broma y no de muy buen gusto. La homeopatía es otra historia.

Por desgracia, el episodio empieza de forma desastrosa: el ejemplo práctico del lago y la naftalina es profundamente estúpido. Funcionaría muy bien como ejemplo análogo pero, como podría aclarar un homeópata o cualquiera que se moleste en mirar la descripción de la esta terapia alternativa, la homeopatía no funciona así. Curiosamente, más tarde en el episodio sí que se da una definición adecuada y ejemplos reales, pero sin duda no es un gran comienzo.

Aún menos certera es la percepción popular de la homeopatía: no, la homeopatía no son simplemente hierbas machacadas en un tarro. Tras esa confusión Luis Alfonso Gámez ofrece una definición servible de la terapia y presenta a homeópatas profesionales que, en contraste a los que dejaron en ridículo a su campo en el episodio de las medicinas alternativas, representan a la homeopatía con sus mejores argumentos y ofrecen una buena imagen.

El episodio en sí no me ha interesado mucho personalmente, pero eso es porque se trata de una televisación de un debate muy frecuente para mi: ¿cómo es que la homeopatía funciona si no suele existir una sola molécula del ingrediente activo? La hipótesis principal es que el agua almacena memoria de alguna forma, pero este mecanismo ha resultado no ser una posibilidad particularmente viable. Pero, por supuesto, que el mecanismo sea desconocido y no podamos idear uno siquiera plausible no descalifica automáticamente a la homeopatía.

Y entonces se habla de sus resultados: ¿tiene la homeopatía algún resultado? Sí, es obvio que medicarse con homeopatía causa mejoras visibles: alivia el dolor y por tanto es en ese sentido efectiva. Pero luego, ¿es la homeopatía la causante de dichas mejoras o no es más que el efecto placebo con una preparación innecesariamente complicada y por tanto cara? Muchos estudios dicen que la diferencia con un placebo de control es nula y los metanálisis parecen mostrar dicho consenso, pero luego existe un contra-argumento muy inteligente: ¿como puede tratarse del efecto placebo si funcionan también con animales y bebés, que no saben que están medicándose? Ya lo explicamos en un ensayo de Ciudadanos del Mundo:
«Un descubrimiento más curioso y desconocido aún es que ni siquiera es necesario ignorar que [el medicamento] se trata de un falso objeto para que funcione, aunque el efecto será muchísimo menor. A la inversa, el sujeto tampoco tiene que ser consciente de qué se supone que es el objeto. Así ocurre con las mascotas y los bebés, que a pesar de ignorar el concepto "medicamento" sí que están condicionados para responder a los estados de ánimo de sus cuidadores, por no hablar del efecto considerable que tiene el contacto humano sobre los bebés y animales, como la reducción del ritmo cardíaco en perros y caballos. Este hecho responde a las alegaciones de que los perros y bebés mejoran con ciertos remedios de la medicina alternativa: son anécdotas y no estudios de doble ciego que evitarían el condicionamiento y la empatía.».
En otras palabras, apelar a los animales y personas que no solo ignoran el concepto de homeopatía sino también el de medicamento se trata de un fallo metodológico evitable con el doble ciego, que es un tipo de prueba sucintamente pero bien explicado en el episodio. Tras tener eso en cuenta, la homeopatía no solo se queda con una ausencia de mecanismo viable sino también con muy serias dudas de que sea más eficaz que cualquier otro placebo.

En última instancia, Escépticos sigue sin decir nada nuevo para aquellos que ya estamos en el debate popular pero cumple su propósito de divulgar el lado científico de estas cuestiones.

Escépticos - ¿Ciencias ocultas?

Escépticos, el programa de José A. Pérez presentado por Luis Alfonso Gámez, ya está a mitad de camino en su temporada y se adentra por fin en el mundo del ocultismo y la magia.


Los giros históricos que ha dado el ocultismo son muy interesantes. Hasta el siglo XIX fue algo relacionado exclusivamente con la religión, pero con el romanticismo surgió la fascinación por los ilusionistas y los enlaces con el más allá. Aunque sea triste admitirlo, hoy la gente se lo toma más en serio que entonces: por ejemplo, la Ouija fue inventada como un juego de mesa y era saber más común que no se trataba de espíritus sino de una respuesta ideomotriz.

Pero llegó la New Age y florecieron los bulos sobre lo paranormal. Teniendo en cuenta lo anti-corporativista que suele ser esta generación tan crédula, no deja de ser irónico que muchas de estas prácticas se manufacturaran y vendieran para contentarlos: se ha creado toda una industria a costa de la credulidad humana, desde los mediums hasta los cristales sanadores.

En cambio, en los últimos años el ocultismo ha dado otro giro radical y ahora la manera de explicar estos supuestos fenómenos es con lenguaje científico y datos falsos que suenan bien: por lo visto, se debe al potencial inexplorado del cerebro, ya que «solo usamos el diez por ciento». Vivimos en una época en la que la ciencia se respeta, si bien sea más por el miedo a su complejidad que por una verdadera comprensión, así que es de esperar que los mediums y sanadores dejen atrás el afán por el misticismo y se cubran de pretensiones científicas.

Escépticos - ¿Modificación genética?

Escépticos, el nuevo programa escrito por José A. Pérez y presentado por Luis Alfonso Gámez, deja de lado por primera vez las doctrinas acientíficas y aborda la respuesta irracional a una cuestión en principio muy científica: los organismos modificados genéticamente.


Las críticas al principio metodológico de la modificación están confusas: llevamos milenios modificando el alimento y el ganado a través de la selección artificial y, simplemente, ahora somos capaces de hacerlo mucho más rápido y con más certeza. Las imágenes de este episodio que muestran plátanos, fresas y tomates silvestres esclarecen algo que debería ser obvio para todos: en el proceso transgénico no se pierde ninguna naturaleza o pureza, ya que no existía para empezar. La agricultura de cualquier tipo es intrínsecamente artificial.

Todo este pánico surge de la confusión respecto a lo que significa "natural". El término pierde todo significado posible si se usa como sinónimo de sano y puro, y su verdadera definición es sencilla: aquello que se da en la naturaleza sin intervención alguna. Esto puede ser bueno, malo o irrelevante para el ser humano, como todo lo afectado por la selección natural.

Aunque "naturaleza" no equipare a "sanidad", el concepto en sí es válido. Pero la pureza simplemente no existe: afirmar que existe una versión pura de un organismo es no entender la evolución. La selección natural se mide en tiempo geológico. La selección artificial se mide en centenares y miles de años. La nueva selección artificial podemos observarla con nuestros propios ojos. Sea lento o no, el cambio es constante: no existe una versión pura u original.

Una cuestión muy distinta es la económica. Si bien el principio científico es sensato, su uso no suele serlo: las multinacionales como Monsanto acostumbran a patentar con copyright la semilla y pretenden evitar que las próximas generaciones florezcan, lo cual es muy peligroso. Si bien no es tan dramático, sí que es una pérdida de potencial su uso para que el producto sea, por ejemplo, visualmente más agradable en lugar de más duradero y resistente. Y finalmente, aunque los transgénicos tienen un gran potencial en países pobres, por su mayor tamaño, crecimiento rápido y posibilidad de evitar enfermedades, esto no ocurrirá mientras las empresas que poseen las patentes sigan teniendo como único fin el ánimo de lucro.

No es racional el catastrofismo sobre la pérdida de la biodiversidad y las enfermedades latentes hipotéticas, pero es cierto que cuanto menos dependa el sistema económico del ánimo de lucro más provecho social se podrá sacar de esta técnica.

Escépticos - ¿Hay alguien ahí fuera?

Hoy Escépticos trataba el fenómeno de los extraterrestres en circunstancias apropiadamente paranormales: el programa aparece ahora en su horario habitual en la red y los jueves en la televisión. Que se emita primero en Internet lo convierte en toda una novedad local.


Con ayuda de especialistas, Luis Alfonso Gámez presenta la ufología y explica la evolución de este fenómeno en la historia y mente humanas. Es toda una ilusión personal que se trate la relación entre este fenómeno y las apariciones religiosas que tan bien divulgó Carl Sagan en El Mundo y sus Demonios, junto con el revelador origen del término «platillo volante» y otros tantos detalles que pueden encontrarse en mayor detalle en dicha obra de divulgación.

Es sorprendente que haya tan pocas diferencias entre los relatos de los alienígenas que experimentan sexualmente con sus víctimas y los súcubos e íncubos medievales. Igualmente, los mensajes moralistas de personajes religiosos y aliens benevolentes están curiosamente limitados al conocimiento humano y a la inquietud social contemporánea, ya sean las brujas o una guerra nuclear. ¿Acaso no son las mismas ansiedades universales filtrados por preocupaciones populares concretas que cambian según la época? Es muy probable.

De todas formas, el verdadero foco de atención del programa son los fraudes y los anhelos humanos alrededor de la ufología. El único problema del episodio es externo: al contrario que en los casos de los episodios anteriores, el escepticismo hacia la ufología es popular y quizá mayoritario, así que puede que el programa no haya sido una novedad para tantos.

Escépticos - ¿Las ondas del mal?

El tercer episodio de Escépticos trata una falacia acientífica realmente popular y polémica: la supuesta relación causal entre el electromagnetismo de las antenas de móviles y el cáncer.

Debido a la duda razonable en la sociedad la cuestión se aborda con mucho más respeto que en episodios anteriores. La entrevista integra que exige el Dr. Antón Erkoreka es ejemplo de ello. Al contrario que la astrología, este asunto merece un verdadero estudio intelectual.


Los alumnos de Física son particularmente críticos: la broma de que según la lógica fallida del «Post hoc ergo propter hoc» la constitución española causa cáncer da en el clavo: toda la argumentación se basa en confundir la correlación coincidente con la causalidad.

¿El cáncer aumentó en el siglo XX? ¿Puede ser que vivamos más y por tanto tengamos más oportunidades de contraerlo antes de morir? No: debe ser algo que apareció en el siglo XX, como las antenas... o la lavadora, la aspiradora, el bolígrafo, el código de barras y la tarjeta de crédito. Sin conexión causal plausible, correlacionar el aumento de la incidencia del cáncer y las ondas modernas es tan significativo como decir que lo causa la constitución.

Como de costumbre en este programa, las verdaderas lecciones son de pensamiento escéptico aplicable a cualquier cuestión: se aborda la práctica de tratar anécdotas con el mismo peso que pruebas demostrables; la percepción mediática alarmista afectando a la legislación; en quién recae la carga de las pruebas; y la falacia de causalidad y el placebo al sentir que el causante de un malestar es el WiFi, el microondas o una antena telefónica.

Y por supuesto el episodio solo podía acabar así:
«La filosofía de Escépticos es separar la verdad probada de las afirmaciones no demostradas, así que este programa solo puede tener una conclusión: a día de hoy la ciencia no ha encontrado relación entre las ondas electromagnéticas y enfermedad alguna, y te doy mi palabra de que nosotros no estamos pagados por empresas telefónicas. Por supuesto, no tienes por qué creernos. Mejor: sé escéptico».

Escépticos - ¿Todo está escrito?

La astrología es el tema central del segundo episodio de Escépticos, el programa de ETB2 escrito y dirigido por José A. Pérez y presentado por el periodista científico Luis Alfonso Gámez que busca desmontar las grandes falacias acientíficas más populares en la sociedad.

Durante el programa se analiza el origen de la astrología, el mercado que genera y los mecanismos psicológicos que toman parte en el pensamiento supersticioso.


En Ciudadanos del Mundo ya hemos tratado analíticamente esta creencia como caso de estudio de superstición. El episodio toma una vía muy distinta, en parte por su uso extenso de entrevistas: entre otros, se consulta a la psicóloga Deusto Helena Matute, al astrónomo Jose Félix Rojas, al periodista Ignacio Escolar y a la matemática María Merino Maestre.

De todas formas, lo que distingue a Escépticos es que el entretenimiento no socava su valor educacional: se trata el proceso evolutivo de la superstición, el mito de los efectos de la luna llena en la criminalidad y el efecto Barnum: se reparten cartas astrales supuestamente personalizadas para cada alumno y es toda una sorpresa cuando se dan cuenta de que el texto es igual para todos. Oh, la falacia de validación personal... qué daño has hecho.

Y no olvidemos el precioso final que parafrasea muy conscientemente a Carl Sagan cuando trataba la procedencia de los elementos y por tanto de nosotros: «We are made of star stuff».

Escépticos - ¿A ti te funciona?

Parece que la televisión autonómica ETB2 está dando todo su apoyo a su nueva promesa "Escépticos". El programa se emite hoy 26 de septiembre sin cortes publicitarios a las 22.00, en primetime. Así será durante los 12 episodios de la temporada.


Lo que es aún más interesante, Escépticos, escrito y dirigido por José A. Pérez y presentado por Luis Alfonso Gámez, se emite al mismo tiempo en la red y se puede incorporar el código del streaming a cualquier parte. Parece que el programa se difundirá sin problemas.

La presentación es ligera pero informativa: además de la información pura y dura han tocado puntos genéricos pero todavía más vitales como la creencia en que lo natural es intrínsecamente mejor que lo artificial, la diferencia entre el concepto de una medicina alternativa y una complementaria, el peligro de contentarse con una sensación de bienestar probablemente causada por el efecto placebo y por tanto no buscar un diagnóstico y el uso liberal y jamás definido con exactitud de la palabra 'energía' en las pseudociencias.

Pero me han ganado con los clips de La Guerra de las Galaxias en referencia a la 'fuerza' como una energía mística, de Tim Minchin con su poema "Storm" y del Dr. House burlándose de las estafas pseudocientíficas. Además de ser informativo, Escépticos ha resultado tener la clase de sentido del humor por el que muchos se ofenderán: un gran sentido del humor.

Tributo a Carl Sagan

Pocos filósofos han sabido divulgar la grandiosidad del universo y de los instrumentos humanos que nos permiten observarlo tan bien como Carl Sagan. Se trataba de un hombre en muchos sentidos excéntrico y obsesivo. Pero grandioso. Sin duda, era un científico notorio: un astrónomo, astrofísico y cosmólogo con más de 600 publicaciones científicas. Entre ellas, co-ideó la hipótesis del invierno nuclear.

Aun y todo, sus contribuciones más notables fueron para la sociedad. Arrestado dos veces por manifestarse en contra de la carrera nuclear, Sagan fue un defensor de los derechos civiles y de una verdadera democracia. Aunque sin utilizar ninguno de los términos, era socialista y ateo a pesar de vivir en un país en guerra fría contra un estado socialista y ateo.

Pero su mayor regalo a la sociedad fue la divulgación de la ciencia a la que tantos años dedicó. Desde 1980 con el documental Cosmos, transmitido en 60 países y visto por 500 millones de personas, hasta 1996 con A Demon-Haunted World, su último libro antes de morir. Más quizá que en todas sus obras anteriores, en El mundo y sus Demonios Carl Sagan mostró lo que todo escéptico debería ser. Y por qué todo humano debería ser un escéptico.
«La primera gran virtud del hombre fue la duda y el primer gran defecto la fe»
A pesar de que todos los documentales modernos de divulgación superan a Cosmos en su calidad de producción, estos pierden el elemento esencial que se encontraba en el corazón de aquel documental de 13 horas de duración. Y es que no estaba tan preocupado por enseñar ciencia como lo estaba por enseñar aquel elemento esencial que rara vez mencionan siquiera en las escuelas: el racionalismo, el escepticismo, el método científico.

El alma de la ciencia. Aquello que todo niño puede comprender pero de lo que casi nadie ha oído hablar. Aquello cuya ausencia da alas a la superstición, al fanatismo y al relativismo cultural. No, Carl Sagan no consiguió curar a una sociedad enferma de estas dolencias. Nadie puede hacerlo por su cuenta. Lo que Carl Sagan hizo fue revivir el movimiento escéptico y racionalista y dar un empuje inolvidable a la divulgación de la ciencia, dos corrientes que luchan día a día contra la superstición, la demagogia y la pseudociencia.

Y por encima de todo eso, lo que Carl Sagan hizo fue transmitir con inmensurable belleza los misterios del cosmos, nuestras ansias de conocimiento y la trascendencia del escepticismo:

(Ver las veinte partes disponibles)

Cosmos fue un tributo al conocimiento y la ignorancia humanas. Y esta recopilación es un tributo a Carl Sagan y sus obras. Este inmenso trabajo de edición, A Universe Not Made For Us («Un universo no creado para nosotros»), es un revoltijo de nuevas y viejas imágenes, de la música clásica original del documental y compositores como Michael Giacchino (LOST) y de cientos de horas de la voz de Sagan salidas de Cosmos, sus audio-libros y entrevistas.

De manera similar pero más humilde, este texto es mi tributo personal a una de las personas a la que más admiro. No puedo aceptar el concepto del "héroe" idealizado, pero sí que existen los hombres grandiosos. Responsable póstumo de mi apertura de mente a la ciencia y el racionalismo, Carl Sagan fue lo más parecido a un héroe: un gran hombre.
«Es mejor encender una vela que maldecir a la oscuridad»

#Acampadasol, historia de una ciudad

Ha salido a la luz un documental acerca del movimiento del 15M y en particular de la acampada en la Plaza del Sol. #Acampadasol, dirigido y escrito por Adriano Moran y David Tesouro, muestra quince días clave en la capital española, informando a los ignorantes, especialmente a los extranjeros.


(Ver versión subtitulada al inglés)

Su único problema es que se centra más en las minucias en la acampada de Sol en lugar de explicar el contexto nacional. No aparece ninguna imagen de otras ciudades y se prefiere mostrar la disensión violenta en las asambleas que adentrarse en las propuestas concretas (aunque insuficientes) que acabaron por hacerse.

Por otro lado, precisamente por centrarse en las dificultades del consenso asambleario pueden verse las limitaciones obvias de una democracia directa en la que la gente ignora el método empírico y lógico y antepone el consenso ciego, donde la solución es el punto medio entre dos ideas. La política, ya sea asamblearia o parlamentaria, tiene muchísimo que aprender del pensamiento científico.

Derren Brown - Se venden milagros

En Ciudadanos del Mundo ya hemos mencionado a Derren Brown alguna que otra vez. Brown es un ilusionista británico que admite explícitamente que su espectáculo es una mezcla de teatralidad, engaño y verdadero hipnotismo. Además, tiende a usar ese engaño como advertencia a su público de lo fácil que es embaucarnos. Y eso es precisamente lo que ha hecho con su último documental, "Se venden milagros".


(Ver en Megavideo)

En este documental desgraciadamente no subtitulado, Derren Brown se zambulle en pleno Jesuslandia, Texas, EE. UU., y crea todo un espectáculo alrededor de un completo desconocido al que entrena y hace pasar por un pastor curandero. "Se venden milagros" destapa los engaños de la curación espiritual, una industria fraudulenta que se aprovecha de la fe ciega de millones de creyentes ingenuos y gana miles de millones de dólares a su costa.

Si no fuera por lo bien establecida que está la religión en la sociedad y específicamente la creencia en milagros físicos en el el sur estadounidense, la "curación por fe" se consideraría legalmente como lo que es: un fraude, una estafa que se aprovecha de aquellos que más la defienden. Es por ello que documentales como este son vitales.

"Escépticos" se estrena en septiembre

En enero de 2011 presentamos el piloto del programa "Escépticos" para el canal ETB2 y, tras un gran recibimiento y casi medio año, se ha confirmado para septiembre el comienzo de la primera temporada, que constará de 12 episodios.


"Escépticos", dirigido por José A. Pérez y presentado por Luis Alfonso Gámez, trató la conocida teoría de la conspiración acerca del alunizaje en su episodio piloto, y se mantendrá en la misma línea tratando temas como los milagros religiosos, los OVNIS y los curanderos.

Escépticos en ETB

Ha sido una sorpresa conocer un nuevo programa de televisión que quiera ver. Y en la televisión regional de mi comunidad autónoma, ni más ni menos. En efecto, ETB2 ha lanzado un programa de lo más interesante: "Escépticos".

Por lo que parece, el fin del programa es analizar las afirmaciones urbanas típicas y contrastarlas con esa cosa que no interesa a muchos llamada realidad. El primer programa toca uno de los mejores temas: el viaje a la luna.

Aparentemente, una gran parte de la población cree que Estados Unidos no fue a la luna. No, de hecho, la opinión que he oído sobre todo y aparece también en el programa es que "No fueron entonces, pero sí después", para ganar la carrera espacial y tal. Eso es lo que yo pensaba hace unos años, hasta que me di cuenta de que no tenía ninguna buena razón para creer en dicha conspiración. ¿Por qué no lo denunció entonces la Rusia comunista? Buena pregunta.


El programa analiza las afirmaciones típicas: no se ven estrellas en las fotos, la bandera ondea, las sombras indican que hay más de un foco de luz cuando sólo debería estar el sol... y lo refuta todo con interesantes pruebas (aunque la de las sombras es un poco estúpida).

¿Lo mejor? Una de las pruebas la hace con "El mundo y sus demonios" de Carl Sagan, que además de ser mi libro favorito trata precisamente del escepticismo ante afirmaciones sobre lo sobrenatural. Espero que el resto de programas trate temas como los fantasmas, la astrología, la curación de fe y otras pseudociencias.

La primera vez en años que quiero ver un programa de televisión.

Obsolescencia programada

Ya hemos hablado varias veces de la obsolescencia planeada o programada, que es necesaria para el consumo cíclico. Ha ocurrido algo que sinceramente no me esperaba: se ha creado un documental en español al respecto, muy accesible y entretenido. Curiosamente, aunque no la trate de nombre, el documental también habla de la obsolescencia percibida: el producto no queda obsoleto intrínsecamente; al contrario, es el consumidor el que se ve seducido por una nueva versión de este, y por tanto se 'percibe' al primero como obsoleto y se desecha a cambio del nuevo.


De todas formas, este documental 'ignora' que esta obsolescencia es esencial para el consumo cíclico que lleva hacía adelante a los países en cuestiones de PIB y hacía atrás en todo lo demás, casi como en el caso de "La historia de la electrónica". En realidad no lo ignora del todo, y sin duda aprecio que muestre claramente las consecuencias de la obsolescencia programada y un deseo por eliminarla, pero no lleva su idea a término, a su inevitable final si se evita el fenómeno: a la destrucción del sistema capitalista.

Una de las características más importantes del capitalismo y del libre mercado es que requiere crecimiento económico, del que se habla también en el documental; sin ello, el sistema se derrumba. Teniendo en cuenta que la creación de productos duraderos destruiría casi por completo todas las industrias de reparación de inmediato y a la larga a las de producción en sí mismas, acabaría derrumbándose la cadena de producción en masa necesaria para sustentar a una población de consumo como la que tenemos, o incluso una de hace un siglo. Me temo que es algo que no lo podemos ignorar, y si bien es importante dar a conocer este fenómeno, al igual que el desempleo tecnológico, es irresponsable darlos a conocer sin comentar siquiera el siguiente paso lógico: cambiar radicalmente, empezando por el decrecimiento que se menciona en el documental, o morir.

Historia de la navidad

En esta época del año, se celebra por todo el mundo la navidad. ¿O es Saturnalia? Veamos un documental corto de la historia de la navidad, un gran ejemplo de que la historia la escriben los vencedores.


Es muy interesante ya que en este corto se apoya la idea de que, teniendo en cuenta que prácticamente toda la simbología y significado de la navidad proviene de varias religiones a su vez basadas en la astronomía y otros sucesos naturales, los que no crean en divinidad alguna no tienen por qué abstenerse de celebrar la navidad por principios. Ciertamente, yo lo hago, aunque aproveche la reunión familiar que conlleva por convención social. Y es que, si alguna vez celebro la navidad, será con gente que esté dispuesta a comprender lo que está celebrando.

Robert Sapolsky - "El problema con la testosterona"

Ya he citado alguna vez a Robert Sapolsky, neurólogo de la Universidad de Standford, y quería presentarlo de una forma práctica, así que ha sido un alivio encontrarme con un resumen de su obra "El problema con la testosterona y otros ensayos sobre la condición humana". Subtitulemos:


(Presionad "CC" para activar y elegir los subtítulos - Ver en dotSUB)

Básicamente, Sapolsky aclara que el condicionamiento social es casi siempre lo que dispara una tendencia genética y que, por tanto, el debate acerca de si es el entorno o la genética la que más nos moldea es irrelevante: nuestra biología está siempre ahí, subyacente, pero es el entorno social el que se ocupa de dispararlo.

Por ejemplo, si el entorno social es lo suficientemente 'sano' como para no disparar tendencias agresivas, simple y llanamente no ocurrirán, ya que la testosterona no es la causante de la agresividad, sino la ampliadora de la agresividad ya presente. No se me ocurre un testimonio científico más importante que ese, especialmente hoy día, cuando la mayoría afirma, creyéndose autoridades de la naturaleza humana meramente por ser humanos, que somos violentos, codiciosos y en general malvados por naturaleza. Sí, podemos serlo, pero una persona normal no se convertirá de repente en un monstruo por causas puramente genéticas; en última instancia, todo depende de la sociedad en la que nos formemos.