EEUU aprueba el interruptor para apagar Internet

Ya se ha ha hablado por varios frentes del inevitable proceso de censura de Internet, herramienta que hasta hace poco constituía la última frontera de libertad absoluta sin necesidad de control alguno. Aunque en España se retrase la infame Ley Sinde, según he leído el gobierno estadounidense no parará su proceso de censura, yendo mucho más allá.

La semana pasada se aprobó la cybersecurity bill, con la que quedará a mano de su presidente el interruptor para "apagar" la red y con la que una nueva agencia tendrá potestad absoluta sobre las empresas de telecomunicaciones:
La comisión del Senado de los EEUU dedicada a Seguridad Nacional aprobó la semana pasada la cybersecurity bill, para protejer internet y que dará al Presidente del Gobierno plena autoridad sobre internet en caso de emergencia nacional. Entre otras cosas el presidente de los EEUU podrá ordenar el cierre de forma indefinida de todos las redes privadas y gubernamentales en el caso de que se produzca un ciber ataque que pueda causar la pérdida de vidas humanas, aunque deberá obtener autorización del Congreso pasados 120 días del cerrajón inicial de internet.

Además se creará una nueva agencia, la NCCC (National Center for Cybersecurity and Communications) con competencias y autoridad sobre cualquier compañía privada basada en internet, el sistema telefónico o cualquier otro commponente de la infrastructura de telecomunicaciones de los EEUU que quedarán sujetas a las órdenes de la NCCC incluso a compartir cualquier tipo de información con la agencia.

Ahora sólo queda que el Senado apruebe la creación de dicha agencia.

Obviamente la creación de estas medidas de emergencia puede ser vista cómo una forma de adapatar las leyes a las nuevas tecnologías y posibles amenazas que se pueden derivar de internet. Pero otorgar a un solo hombre la capacidad ilimiatada de poder cerrar la mayor herramienta de comunicación y expresión creada por la humanidad es sin duda una propuesta muy muy peligrosa, probablemente mucho más peligrosa que cualquier amenaza que pueda provenir de internet para la seguridad nacional. [...]
Aunque el uso expreso de esta nueva ley es dar poder al presidente para "apagar" Internet en caso de cyber-ataque con "peligro" de pérdidas humanas, la amplia naturaleza de un ataque proveniente de la red y lo fácil que es inventarse bajas humanas que luego se quedan en nada si conviene política o económicamente, podría llevar al presidente estadounidense a censurar la red por una brecha mínima de seguridad, sin tener que rendir cuentas a nadie los primeros cuatro meses, tras los cuales tendrá que pedir "permiso" al Congreso, y teniendo en cuenta que se trata del mismo grupito que admitió la Acta Patriótica, me temo el "apagón" podría alargarse indefinidamente.

La censura absoluta de la red al alcance de la mano de una sola persona. Y si eso suena peligroso, imaginaos la creación de la tal NCCC, que en esencia obliga a las empresas de telecomunicaciones a ser un libro abierto para ellos cuando les de la real gana; toda la información que éstas tengan de sus clientes, sin restricciones ni excusas necesarias.

Pero claro: es por la seguridad nacional.

¿Qué significa eso? Significa que, al invocar esas palabras tan americanas, son ya por completo irrelevantes dos hechos muy importantes: primero, que no hace falta más que una brecha mínima como las cientas que ha habido ya, y segundo, que siempre que les interesa modifican por completo la proyección de pérdida de vidas. ¿Que esta declaración de cyber-seguridad es un despropósito y un ataque directo contra la libertad de expresión de toda su población? Sí. ¡Pero claro, es por la seguridad nacional!

Bares & Empatía

Desde que estoy de vacaciones tiendo irremediablemente a frecuentar estos lugares, pequeños remansos de paz donde sedar la rutina, el dolor de un amor no correspondido o simplemente buscar que los días pasen lo suficientemente rápido como para no ser consciente del arduo paso del tiempo, con la vaga esperanza de poder hacer oídos sordos al atronador "tic-tac" del reloj.

Cuando tomo asiento, simplemente suelo dedicarme a observar y escuchar, dos de las acciones que mas sabiduría otorgan en esta vida. Es entonces cuando me sorprendo de la forma en la que nos aísla la 'burbuja social', causante de que nuestra percepción ignore las realidades ajenas: obviamente, cada persona tienes sus problemas, pero existen aquellos cuyos sufrimientos deberían incumbirnos a todos.

En cambio, con ayuda de propagandas de individualismo barato definido por el consumismo y de ideologías basadas en 'el interés propio al servicio del bien común' (una de las grandes paradojas de Adam Smith), nos hemos aislado del mundo. Y así, el ser social de nuestro interior muere poco a poco, mientras lo único por lo que se nos pueda considerar "únicos" sigue sin ser más que humo, pues todos formamos parte de la misma masa.


En dichos lugares de almas en pena, se pueden ver infinidad de personajes divagando entre las lúgubres luces de la barra, buscando ese "algo" que propicie la máxima satisfacción inmediata que les promete la televisión, inexistente por desgracia, y menos aún en el fondo de un vaso. Se puede observar al señor que lleva treinta y cinco años trabajando en una fábrica sin saber muy bien por qué: los días pasan en rutina y las máquinas aplastan sus sueños como se hace con esas planchas de metal que serán cacerolas doce horas después en China. El sistema lo ha atado con las cadenas de la nueva esclavitud y los días vacíos le van matando, a sabiendas de que en un par de años se jubilará y pasará a ser una carga más para la sociedad, de la que el sistema no tardará demasiado en desprenderse: en tiempos de crisis, los servicios sociales (entre ellos las pensiones) son las primeros en desaparecer.

Otras veces entablo conversaciones en plena ensoñación etílica con alguien que solo me pedía un pitillo. Ese es el caso de un inmigrante que me explicaba, con amarga ironía, como le rechazaban para cualquier trabajo porque su cuerpo produce más melanina o porque su dios no se llama igual que aquí. Con la mirada de desilusión de un niño al que le han roto un juguete, me decía que había venido a este país a cumplir sus sueños, pero que solo se había encontrado con desolación al comprobar que estos no eran más que un espejismo.

En alguna otra ocasión me he encontrado con un hombre que ha sufrido el veneno de las drogas en lo más hondo de su corazón. Este carismático personaje es un habitual de los bares y lugares cercanos. Para algunos es un simple trastornado con insuficientes neuronas como para formar frases dignas de mención, pero al obsequiarle con un poco de mi tiempo, acabé escuchando emocionado historias duras, divertidas, tristes... Y allí estaba aquel hombre, agradecido por un regalo tan preciado como es un poco de compresión, ignorante de la realidad: él, el yonki de ojos vidriosos que se despedía con una bonachona sonrisa desdentada, era quien me había obsequiado a mi con la historia de su vida, era él quien me había permitido entrar en su burbuja, creando una conexión humana que poco vemos hoy día por las calles: empatía.


Por esa ampliación perceptiva de las realidades ajenas (o en términos comunes empatía) cada vez que paséis por uno de estos lugares, os digo que os sentéis con un amigo y una cerveza bien fría a observar y escuchar, pues veréis en ocasiones la otra cara de la moneda de una sociedad que sonríe en la televisión, pero se pudre por dentro en la realidad. ¡Ah, los bares! ¡Qué lugares tan entrañables donde los recuerdos se reducen a la mitad, pero son el doble de buenos!

La UE vigilará a los ciudadanos de opiniones radicales

Como lo oís: la Unión Europea ha aprobado un documento que, en esencia, da cabida a espiar a ciudadanos europeos que tengan opiniones radicales. No necesariamente violentas ni peligrosas; solo radicales, diferentes, que requieran de un cambio de raíz en el sistema, ya que por lo visto, eso es un indicio de que se convertirán en terroristas.
Entre los logros de la Presidencia española de la Unión Europea, ha pasado prácticamente desapercibida la aprobación de un programa de vigilancia y recolección sistemática de datos personales de ciudadanos sospechosos de experimentar un proceso de “radicalización”. Este programa puede dirigirse contra individuos involucrados en grupos de “extrema izquierda o derecha, nacionalistas, religiosos o antiglobalización”, según figura en los documentos oficiales.

El pasado 26 de abril, el Consejo de la Unión Europea reunido en Luxemburgo abordó el punto del orden del día titulado
“Radicalización en la UE”, que concluyó con la aprobación del documento 8570/10.[...] Así, un activista de una organización civil, política o ciudadana, sin vínculos con el terrorismo, podría ser espiado en el marco de un programa que invita a investigar desde el “grado de compromiso ideológico o político” del sospechoso, hasta si su situación económica es de “desempleo, deterioro, pérdida de una beca o de ayuda financiera”.

[...]El acuerdo pone también bajo la lupa policial a ciudadanos que defiendan las ideas radicales clásicas, las de aquellos partidarios del reformismo democrático que tanto bien han hecho a la democracia. Incluso podría aplicarse contra quienes se consideren radicales en sentido etimológico, pues
“radical” es, ni más ni menos, el que aborda los problemas en su raíz.

El acuerdo pulveriza el espíritu europeo de tolerancia hacia todas las ideas, siempre que se defiendan mediante la palabra pues, en su afán de prevenir el terrorismo, amplia el abanico de sospechosos hasta diluir la notable diferencia entre los medios con que se defienden las ideas y las ideas mismas.
Hubo un día en el que esto habría parecido impensable, pero hoy por hoy lo tomamos como el siguiente paso lógico. Aun así, no deja de ser inaceptable; esto puede ir incluso más allá de la Acta Patriótica estadounidense, y en cambio ha pasado muchísimo más desapercibida. Por desgracia, incluso cuando llega a los oídos de la gente a pesar del silencio de los medios de comunicación masivos, no suelen comprender que incluso dentro de este sistema, esta clase de actos son anti-constitucionales.

52 semanas después

Que un año de calendario gregoriano (el cual por cierto necesita una revisión tal y como este lo supuso del juliano) tiene trescientos sesenta y cinco días es un hecho de sabiduría popular, pero no es tan conocido que tenga cincuenta y dos semanas, y es algo que se me quedó grabado con nuestro archivo de citas, gracias al que he podido darme cuenta de algo: Ciudadanos del mundo ha cumplido un año. Más o menos.

Personalmente, esta clase de aniversario me parece tan arbitrario como los cumpleaños, pero al fin y al cabo ello supone 52 semanas de citas, tras los que comenzamos ya un nuevo archivo, con una cita de una serie de animación proporcionada por Borja, muy apropiada para momentos como estos:
"Vaya, mira la hora: ¡Ya es 1984!"
Ha sido un primer año interesante para este proyecto: no ha sido explosivo pero hemos experimentado justo la afluencia necesaria de visitantes como para que el sitio sobreviva. Ahora bien, ya tenemos una base firme: hemos escrito más de sesenta entradas, de las cuales alrededor de treinta son ensayos; se ha creado una sección biblográfica en la que recomendaremos varios libros; hemos coleccionado más de medio centenar de citas de la semana y tenemos dos modestas docenas de seguidores, entre los cuales se encuentra algún que otro lector incondicional. Ya es hora de avanzar: sobrevivir no parece ya suficiente.

Pronto escribiré un artículo que ha ido tomando forma en mi mente durante los últimos meses, "La evolución social en una sociedad emergente", en el que, a grandes rasgos, me adentraré en las causas del colapso del sistema actual y en una posible transición hacia la alternativa de un mundo más justo. Ni más ni menos, se tratará de nuestro trabajo menos derivativo desde los inicios de Ciudadanos del Mundo y el que más se adentrará en detalles. Es hora de ser realmente diligentes.

Además, desde ahora mismo aliento a quienquiera que nos lea a que escriba su propio artículo: bien puede ser una reseña de los últimos acontecimientos (desde el derrame de petróleo en el Golfo de México hasta el estado actual del cierre masivo de webs), o un comentario personal acerca de otras cuestiones; sea cual sea el caso, os incito de veras a que redactéis vuestro punto de vista, para que lo publiquemos en este pequeño espacio. Podéis enviarlo por e-mail a articws@gmail.com o dejarlo directamente en los comentarios de esta entrada. La colaboración de los lectores es vital para el florecer de este espacio.

Nos despedimos, esperando y al mismo tiempo temiendo que este año sea algo más interesante: ver como el mundo arde es terrorífico, pero también esperanzador, pues no es solo una creencia vana que las cosas suelen empeorar antes de mejorar: para bien o para mal, construir algo nuevo requiere del derrumbe de su antecesor.

La corporatocracia

En este espacio hemos mencionado varias veces el término "corporatocracia", y una vez incluso lo definimos y desechamos de un plumazo, pero nunca nos hemos parado a analizarlo con exactitud, a desentrañar su pasado, ni a ver los resultados de ésta unida a la oclocracia en la que vivimos, con la muchedumbre llevada por la marea ignorante de la realidad de su propio sistema político, económico y social. Entonces, ¿qué es la corporatocracia?

En cierto sentido, la corporatocracia puede ser una forma de gobierno en la que las corporaciones, conglomerados y/o entidades gubernamentales con componentes privados controlan la dirección y gobernanza de un país. Aunque es cierto que a día de hoy no existe ninguna "corporatocracia reconocida", esto no debería indicarnos demasiado: sólo tendréis que echar un vistazo a la cantidad de países que se consideran a sí mismos democráticos. Sí, claro que sí.

El mayor problema a la hora de definir la corporatocracia y ubicarla con exactitud es que en el sentido más habitual se trata de una clase social y, al contrario que la nobleza feudal, la corporatocracia no es un grupo público ni reconocido como gobernante: se trata de una clase, casi una tendencia, en este caso formada por un colegio de corporaciones con su gran poder económico en común. Si bien existen agrupaciones de empresas hermanas, en esencia no es un grupo unido; a nivel mundial, se trata de varias empresas con fines similares unidas por innumerables tratos, reformas y las mismas leyes del juego. En otras palabras, no nos encontramos en una lucha contra una organización malvada sino en una lucha de clases contra la desigualdad.

Al ser así, sería extremadamente difícil, por no decir ilusorio, deshacerse de ellos en este sistema. Aunque se consiguiera tras un largo y costoso proceso de depuración económica y política a través de activismo sociopolítico y legislaciones más honestas, tarde o temprano los gobiernos volverían a necesitar sus tejemanejes económicos "tras las cámaras" mientras ellos sonríen ante ellas como si no pasara nada. Es una clase integra del sistema: basándonos en el producto interior bruto, 51 de las 100 mayores economías del mundo son corporaciones, y de estas, 47 son estadounidenses. ¿Cómo vamos a deshacer un sistema en el que empresas como Walmart y Exxon son más poderosas económicamente que países como Polonia, Finlandia y Arabia Saudita? Sería prácticamente imposible quitarlos de en medio sin destruir el sistema socioeconómico impuesto a lo largo del último siglo. Por otro lado, visto lo visto y lo que está por venir, no parece necesario echar leña a un fuego ya tan vivo.


Hay que comprender un punto muy importante: la corporatocracia no es una "teoría de la conspiración". Sus integrantes no solo no tienen por qué reunirse en mesas redondas y tramar en secreto, sino que no lo hacen; como ya se ha dicho, son una clase que, a través de su poder económico y del poder político que ganen haciendo lobby, se limita a seguir la regla central del sistema: maximizar el beneficio monetario sin importar las consecuencias sociales o medioambientales.

¿Qué consecuencias? Aunque existen efectos perjudiciales obvios e íntegros en esta clase de economía, probablemente haya que esclarecer ciertas situaciones que los medios y nosotros mismos solemos tergiversar para no sentirnos incómodos y avergonzados de nuestros presuntos representantes en el mundo: primordialmente, el uso corporativo de la guerra, con Iraq como ejemplo reciente, y las acciones de las instituciones bancarias y corporativas en países en vías de desarrollo, que fundamentalmente resultan en una servidumbre por contrato (esclavitud salarial) a nivel nacional. Este último punto nos debería importar bastante, ya que mientras hasta ahora le ha tocado a América del Sur, ahora nosotros también estamos en el punto de mira debido a esta crisis, junto con Grecia y otros tantos desafortunados en peligro de convertirse en basureros para Europa.

No es un secreto que la guerra se usa a menudo como instrumento para mover la economía. Sólo imaginad lo que se cuece a lo largo de todo el proceso: se envían tropas al país objetivo con el presunto fin de "libertarlo" de las garras del malvado dictador de turno. Por ejemplo, el caso de Iraq con Saddam Hussein. Sí, el mismo Saddam Hussein reconocido como líder legitimo y aliado por los Estados Unidos. En cualquier caso, en cuanto tienen una excusa (sí que había una razón legitima para una intervención humanitaria) invaden el país, y además de las ventajas estratégicas que aquello pueda proporcionar, gastan el stock de armas y así mueven la industria armamentística, todo ello gracias a la necesidad del consumo cíclico en este sistema. Una vez asentados, adquieren los recursos; en el caso de Iraq, sobre todo roban su preciado petróleo, ya que Saddam había empezado a cortar lazos con EEUU, su primo Zumosol. No iban a permitirlo, por supuesto. Y comenzó el horror de la guerra.
Aunque la huella militar no suele quedar marcada para siempre, se toma un poder económico y político permanente sobre el país, controlando así futuras sustracciones de los ya mencionados recursos, y asegurando la venta de armas -entre otras cosas- al nuevo gobierno, para que luche sus guerras o les ayuden en sus sucesivos "conflictos bélicos por la libertad". Una vez la guerra ha terminado, las empresas del país invasor se asientan en el país invadido; como en el caso de Halliburton, la gran corporación de servicios en yacimientos petrolíferos que "reconstruye" Iraq con financiación del gobierno. Dick Cheney fue presidente de la empresa hasta que tomó el cargo de vicepresidente como mano derecha de George W. Bush, cuyo negocio familiar es precisamente el petróleo. Finalmente, se movilizan varios sectores de la economía en la nueva nación democrática, de mano de hombres de negocios y políticos. Y ese es el propósito corporativo de la guerra: movilizar la industria armamentística y energética. No se trata de libertar ni democratizar, y por supuesto tampoco de encontrar armas de destrucción masiva.

Luego está el método invisible de acabar con la autosuficiencia de una región, que no requiere de batallas sino de tratos económicos, como las infames condicionalidades y políticas de ajuste estructural con las que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial endeudan a los países: devalúan la moneda local, empobreciendo así al país en asuntos internacionales; recortan fondos para programas sociales, particularmente en la educación y la salud; privatizan las empresas estatales, dejando sistemas sociales vitales en manos de corporaciones extranjeras; y liberalizan el mercado, arruinando la economía local con la llegada de la producción en masa extranjera. ¿Cuál es la consecuencia de todas estas medidas? Puede que os hayáis percatado de la consecuencia lógica de todo ello: la apertura a las empresas con las que trata el FMI y el Banco Mundial lleva a la riqueza del país, pero al empobrecimiento de los que lo constituyen, el pueblo. Nunca varía: en cada uno de los casos, aunque el producto interior bruto del país se eleve, también lo hace la pobreza, lo que por supuesto nos lleva a desechar el PIB como medida de riqueza real.

FMI + Banco Mundial = Cientos de ricos, miles de millones de pobres

¿Ejemplos de ello? La mencionada privatización, en el caso de Bolivia en 1999 con el Banco Mundial, les llevó a tener que vender uno de sus mayores sistemas fluviales a una subsidiaria de la corporación estadounidense "Bechtel". Pronto, los residentes locales, pobres de antemano, tuvieron que pagar facturas desorbitadas. Luego está la liberalización del mercado, como ocurrió con Jamaica, que aceptó prestamos y condicionalidades del Banco Mundial, y con la subsiguiente apertura económica perdió sus mayores mercados de cultivo locales debido a la incapacidad de competir con las importaciones, dejando desempleados hasta el día de hoy a innumerables granjeros. Además, con todo ello, en estos países también aparecen las conocidas fábricas de explotación, que son el modelo actual de la servidumbre por contrato, la nueva esclavitud, y también ocurren allí los mayores crímenes medioambientales por parte de empresas que, debido a su posición privilegiada, no requieren de regulaciones.

¿Y cuando la corporatocracia obra de la misma forma a nivel nacional? Pocos llegan a ver la corrupción inherente del sistema, aumentada por los métodos modernos de la corporatocracia, en casos similares a lo ocurrido en Jamaica pero en el país propio: el monopolio de empresas como Walmart, que obligan a negocios pequeños a cerrar ya que no pueden competir con sus precios, es una forma más sutil de la misma corrupción.

El capitalismo es el que para sobrevivir necesita y por tanto protege a la corporatocracia desde su mismísima base. Por supuesto, me refiero al sistema actual, no a otros estados "democráticos" de la historia, ni tan siquiera a los primeros liberalismos: particularmente en el último siglo, la corporatocracia ha ido amasando más y más poder a través de reformas monetarias, con la creación de instituciones como la Reserva Federal estadounidense (punto de referencia para el resto del mundo desarrollado), el FMI y el Banco Mundial. Sí, el mismo Banco Mundial que según su eslogan "trabaja por un mundo sin pobreza" y en cambio no deja de endeudar países en vías de desarrollo, aumentando así la pobreza en la mayoría de la población pero, por supuesto, enriqueciendo más a los que ya eran ricos. Mientras que el PIB internacional se incrementó en un 40% entre 1970 y 1985, aquellos que viven en pobreza aumentaron en un 17%, y de 1995 al 2000, en sólo cinco años, aquellos que viven con menos de 1$ al día incrementaron en un 18%. ¿Qué conclusión podemos sacar? Las acciones a nivel nacional e internacional de los nuevos modelos de prestamos que se llevan a cabo elevan el poder económico del país, pero incrementan sobremanera la desigualdad de riqueza y la explotación. Los ricos se hacen más ricos al anteponer la ganancia monetaria al bienestar de la gente, y hacen así que los pobres sean más pobres.

Debido a la aceptación social del ánimo de lucro como único incentivo, las empresas suelen ser abiertas respecto a sus acciones, aunque a veces se descubran operaciones encubiertas por su excesiva ilegalidad. Ya que las corporaciones no son tan públicas como los gobiernos y en el extranjero suele haber menos regulaciones (razón de la esclavitud salarial), tienden a salirse con la suya en asuntos turbios, y aún cuando les pillan in fraganti, no suele haber demasiadas repercusiones mediáticas ni tampoco penales. Por supuesto, eso no exime a la inmensa mayoría de hipótesis conspirativas, que no se ha ganado ni por asomo el título de 'teorías' y no son más que locuras construidas por rumores y medias verdades.

Volvamos a lo esencial. Antes ya hemos analizado las consecuencias de esta nueva clase dirigente para la sociedad y el mundo. Ahora bien, ¿qué podemos hacer al respecto? Por desgracia, ahora no demasiado, y sin duda nada que suponga la inmediata desaparición de la corporatocracia. En cambio, ya hemos empezado a ver su destrucción gradual por sus propios métodos a raíz de la crisis, y la trataremos más a fondo en un artículo acerca del colapso del sistema o evolución a algo más razonable que recibirá el nombre de "La evolución social en una sociedad emergente". Como se dirá, podríamos estar cerca de la desaparición de este modelo económico o de la corporatocracia como sistema gubernamental reconocido y no sólo de facto, que seguiría forzando su lugar en este mundo hasta, finalmente, caer de todas formas. Esa bifurcación de caminos que sería un buen momento para actuar.

Noam Chomsky sobre el ataque israelí

Hará unos días, el profesor Noam Chomsky, autor de cuyas obras pretendo hablar próximamente, tuvo algo que decir respecto a la justificación de Israel para su ataque contra las embarcaciones que transportaban ayuda humanitaria a Gaza. Y sus palabras, traducidas por el diario digital Rebelión, merecen la pena:
Secuestrar embarcaciones en aguas internacionales y matar a sus pasajeros es, por descontado, un delito grave. Los editores del diario londinense Guardian están en lo cierto al decir que "Si un grupo armado de piratas somalíes hubiera abordado ayer a seis buques en alta mar, matando al menos a 10 pasajeros e hiriendo a muchos más, una fuerza expedicionaria de la OTAN ya estaría surcando las aguas rumbo a la costa somalí". Merece la pena recordar que el delito no es nada nuevo. Durante décadas Israel ha venido secuestrando barcos en aguas internacionales entre Chipre y el Líbano, matando o secuestrando a pasajeros, a veces trasladándolos luego a cárceles israelíes, incluso a prisiones/cámaras de tortura secretas, y manteniéndolos a veces como rehenes durante muchos años.

Israel asume que puede perpetrar esos crímenes con total impunidad porque los EEUU se los tolera y porque Europa respalda normalmente las decisiones de EEUU. Lo mismo ocurre con respecto al pretexto esgrimido por Israel para justificar su último crimen: que la Flotilla de la Libertad transportaba materiales que podrían utilizarse para fabricar búnkers para cohetes. Dejando de lado lo absurdo del argumento, si Israel estuviera realmente interesado en detener los cohetes de Hamas, sabe exactamente lo que debe hacer: aceptar las ofertas de alto el fuego de Hamas. En junio del 2008 Israel y Hamas llegaron a un acuerdo de alto el fuego. El gobierno israelí reconoce formalmente que hasta que Israel rompió dicho acuerdo el 4 de noviembre invadiendo Gaza y matando a media docena de activistas de Hamas, la organización palestina no disparó ni un solo cohete. [Tras la ruptura,] Hamas ofreció renovar el alto el fuego. El gabinete israelí consideró la oferta y la rechazó, prefiriendo lanzar su asesina y destructiva operación Plomo Fundido el 27 de diciembre. Evidentemente, no hay justificación para el uso de la fuerza "en defensa propia" cuando no se han agotado todos los medios pacíficos. En este caso ni siquiera se intentaron, a pesar de que —o tal vez debido a que— había muchas razones para suponer que tendrían éxito. La operación Plomo Fundido fue, por consiguiente, una pura agresión criminal sin ninguna justificación creíble, y lo mismo puede decirse del empleo de la fuerza realizado por Israel contra la flotilla humanitaria.

El asedio de Gaza en sí mismo no tiene la más mínima justificación creíble. Fue impuesto en enero del 2006 por EEUU e Israel para castigar a los palestinos por haber votado "al candidato equivocado" en unas elecciones libres, y se intensificó gravemente en julio del 2007 cuando Hamas derrotó una intentona patrocinada por Estados Unidos e Israel para derrocar al gobierno elegido mediante un golpe militar destinado a instalar en el poder [en la Franja de Gaza] al hombre fuerte de Fatah, Muhammad Dahlan. El bloqueo es salvaje y cruel, está diseñado para mantener a los animales enjaulados apenas con vida, lo justo para aplacar las protestas internacionales, pero poco más. Es la última fase de los planes israelíes de larga data, respaldados por los EEUU., para separar Gaza de Cisjordania.

Estos son apenas los rasgos generales de unas políticas muy feas de las que también Egipto es cómplice.

Activismo callejero

El activismo callejero, la difusión de ideas en las calles y las protestas han crecido exponencialmente desde el comienzo de la crisis económica y otros momentos turbulentos que nos han tocado. Y de vez en cuando, dichas demostraciones de inconformidad son también demostraciones de la grandeza del ingenio humano. A veces transmiten un mensaje conciso, como el fraude hipotecario, y otras veces se trata de un mensaje simple pero importante, o quizás por pura diversión. Sea cual sea el caso, he aquí algunas:




Daniel Pink & El incentivo monetario

Daniel Pink es un escritor estadounidense que básicamente se centra en nuevos modelos de trabajo, basándose en varias investigaciones llevadas a cabo en el último siglo en torno al incentivo del trabajo.

Ya hablamos de ello por aquí al presentar la economía basada en recursos, y lo curioso es que muchos toman la idea de "trabajar gratis" como utópica. Pues resulta que las investigaciones científicas al respecto han llegado a la conclusión de que, aunque el inventivo monetario es útil para tareas puramente mecánicas, en cuanto entran en acción habilidades cognitivas rudimentarias, el resultado es contraproducente. Siguiendo la línea de su obra más nueva "Drive", Dan Pink lo explicó muy bien en una conferencia para la Royal Society for the encouragement of Arts, de la que he encontrado una versión resumida, animada y además subtitulada, lo que lo hace más entretenido y accesible:


¿Acaso no es esta información terriblemente trascendental?

Veamos, ¿qué puede llegar a acarrear esto? Que una vez el trabajo mecánico esté por completo automatizado, el beneficio monetario como incentivo será inútil para el resto de trabajos, ya que requieren actividad cognitiva; creatividad, ingenio y curiosidad. En conclusión, estos nuevos descubrimientos sociológicos y psicológicos son otro punto más a favor de una de las mayores comprensiones del último siglo: un sistema no-monetario avanzado técnicamente no es sólo posible, sino que es el curso natural y obligado de nuestro sistema y de nosotros mismos, de nuestra sociedad y de nuestra sociobiología.