Egipto se revoluciona

La situación en gran parte del Mundo árabe sigue siendo grave. En Yémen, tras días de protestas en aumento se ha organizado una que pretende tener mayor impacto denominada "Día de Furia" para el 3 de febrero. En Argelia ha habido intentos de organizar las protestas, aunque no han tenido mucho impacto. En Jordania, el rey Abdullah ha seguido sólo en parte la voluntad de las masas al seguir el dudoso ejemplo de Mubarak en Egipto; despedir al gobierno, incluyendo al Primer Ministro Samir Rifai, que es el principal foco de las protestas. Se prevé que las protestas no sólo seguirán sino que incrementarán para contrarrestar las promesas de leves reformas, al igual que ha ocurrido en Egipto.

Por si no fuera poco, Marruecos se ha unido a Mauritania, Arabia Saudita, Omán, Siria, Libia y Sudán en las inmolaciones y protestas de menor impacto. Ya quedan pocos países en todo el Mundo árabe en los que la reacción en cadena causada por la revolución tunecina no haya tenido efecto. Pero por supuesto, el punto de mira global sigue fijado en Egipto. Las protestas de Egipto, al igual que ocurrió con las de Túnez, se pueden considerar ya una revolución.


Los líderes de la oposición al gobierno y los activistas y estudiantes llevan ya días anunciando para este martes una "marcha de un millón de personas" en el Cairo, y con ello también una huelga general. El presidente y dictador Mubarak pidió a su nuevo primer ministro, Ahmad Shafiq, que empezara a dialogar con la oposición, algo a lo que se había negado a hacer en toda la violenta semana. Teniendo en cuenta que el fin de las protestas fue desde el principio acabar con la fuente del problema, Mubarak, los protestantes consideraron esta maniobra inútil, aunque puede que suavice el paso hacia lo que parece ser una inevitable transición de poderes. Se ve que tanto los gobernantes como el pueblo egipcios están poco acostumbrados a las concesiones democráticas.

Mientras tanto, la armada egipcia declaró irrebatible el derecho de expresión de los egipcios en una una declaración que parece desafiar las acciones del gobierno estos últimos días, y dijeron explícitamente que "no intervendrán en las protestas para forzar el destrono de Mubarak", al menos dando a entender que en esta revolución la armada es neutral, o quizás incluso parcial hacia el pueblo egipcio.


Han pasado ocho días y han muerto por lo menos 164 personas en toda la nación, aunque probablemente el número sea bastante mayor y lo sepamos con seguridad una vez acabe el caos y se haga un recuento en condiciones. Hoy 1 de febrero está ocurriendo la "marcha del millón de personas", con su presencia principal en el Cairo pero con una organización similar en otras partes del país.

Además, por todo el mundo la gente protesta frente a las embajadas egipcias, desde Nueva York a New Dehli, pasando por Barcelona. Para frenar una concentración incontenible, el gobierno egipcio ha cerrado los sistemas de transporte aéreos y ferroviarios, y la televisión estatal ha estado intentando convencer a sus ciudadanos de que lo mejor es no salir de casa. Pero nada de esto ha parado a nadie.




Para el mediodía, en Alejandría ya se habían reunido cientos de miles de personas, en Suez alrededor de doscientos cincuenta mil y en El Arish un número similar. En el Cairo, lugar central de las protestas y donde reside el presidente, ya se habían reunido casi dos millones de personas en la Plaza Taquir y alrededores, superando todas las expectativas. La oposición ha dejado claro que no pararán hasta que Mubarak se retire. Ahora está previsto que los casi dos mil millones en las calles marchen hasta el Palacio Presidencial en Heliopolis, en lo que supondrá la manifestación más directa hasta ahora en contra de la presidencia y el gobierno.

Nadie sabe como acabará esto, pero está claro que, para bien y para mal, ya no hay vuelta atrás.

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