OTAN, ¿amiga o enemiga?

Una semana exacta después del último informe vuelven los protagonistas habituales: Beréin, Egipto, el Libano, Libia, Marruecos, Siria y Yemen. Antes de llegar a lo obvio, a los efectos de la intervención de la ONU en Libia, hagamos un repaso de lo ocurrido esta última semana en varios países.

En Beréin, tras el duro golpe del gobierno con ayuda de Arabia Saudita contra los manifestantes, el rey no se conformó con imponer un estado de emergencia y un toque de queda; como podéis ver en la imagen inferior, demolieron la Plaza de la Perla, que se había convertido en el bastión de la oposición. El pasado domingo en el Líbano, donde la inspiración de las protestas es particularmente laicista, miles de ciudadanos tomaron las calles para protestar contra el régimen teocrático. Ese mismo día en Marruecos un total de unos 35.000 ciudadanos fueron a manifestarse pacíficamente en varias ciudades para asegurar las reformas prometidas del rey o para exigir más.


Por otro lado, en lo que suponen noticias menos intensas pero quizás incluso más importantes, ese mismo domingo Egipto aprobó la propuesta de reformas constitucionales. Aunque pueda parecer una buena noticia, no lo es del todo, ya que según la gran mayoría de la oposición las reformas no son suficientes y, lo que es peor, con la aprobación de estos cambios constitucionales las elecciones serán en tres meses, dando poco tiempo a la oposición para prepararse. No es una sorpresa que los únicos que han apoyado las reformas y las elecciones inminentes hayan sido los partidos ya organizados: el partido del régimen de Mubarak y los Hermanos Musulmanes. Si la oposición no consigue organizarse y darse a conocer lo suficiente para Junio, es probable que Egipto acabe eligiendo entre más de lo mismo y un régimen con aspiraciones teocráticas.

Siria y Yemen están mucho peor, con manifestaciones por doquier y gobiernos que no se lo piensan dos veces a la hora de tomar represalias. El lunes día 21 el gobierno sirio sacó las tropas a la ciudad de Daraa, tras las manifestaciones violentas del día anterior en el que murió un hombre. Y ayer se notaron las repercusiones de enviar tropas a una ciudad furiosa: murieron por lo menos 13 manifestantes en un intento de los militares por controlar la situación.


El caso de Yemen es extraordinario y parece sin duda que será la próxima nación en revolucionarse tras Tunez, Egipto y Libia. Después de que el presidente despidiera al gabinete del gobierno como ya hizo Mubarak, una división de la armada envió un comunicado en el que daban todo su apoyo a los manifestantes y este lunes varios generales de alto cargo dimitieron y se unieron al alzamiento contra Saleh. Ante la situación, anteayer el presidente ofreció su dimisión para finales de año, aunque no sin advertir del peligro de una guerra civil. Como era de esperar, la oposición rechazó su propuesta y juró quitar a Saleh del cargo. Ya se está preparando una marcha hacia el palacio, lo cual fue decisivo en el caso de Egipto.

Mucho peor aun que Siria y Yemen está Libia, enfrentándose a una guerra civil y una intervención militar parcial por parte de la ONU. Solo en Tripoli, el lunes un misil destruyó un centro militar y el martes dos bases navales. Mientras tanto, Gaddafi no se ha quedado sentado y ha seguido bombardeando Misurata, una ciudad rebelde demasiado cercana a la capital, resultando en decenas de muertos. Además, ha empezado a armar a miles de ciudadanos, incluyendo a niños.


No todo son malas noticias. Anteayer la oposición formó un gobierno interino oficialmente tras la creación hará semanas del Concilio Nacional de Transición y las fuerzas de la coalición de la ONU afirman que prácticamente ya han acabado con todas las fuerzas aéreas de Gaddafi. Por desgracia, las fuerzas aéreas no son el componente principal de la masacre de Gaddafi y los rebeldes tendrán que enfrentarse por si mismos a la gran mayoría de tropas leales a Gaddafi.

Aunque obviamente la ONU tiene intereses económicos que proteger en Libia, no debemos olvidar que gran parte de su poder proviene de la imagen que den: no es fácil mencionar la "intervención humanitaria" sin añadir comillas, pero lo cierto es que lo es en la práctica; al margen de lo nobles que sean sus causas, es un hecho que si no hubieran intervenido Gaddafi ya habría arrasado lo que por entonces era el último bastión de los rebeldes, Bengasi. Me sorprende la disposición totalmente opuesta a los bombardeos que mucha gente ha adoptado. No todo es blanco y negro, y es por eso que nadie ha sabido responderme a la gran pregunta: ¿al margen de las verdaderas intenciones de la ONU, acaso Gaddafi no estaba a horas de recuperar Bengasi y dar el toque final a la revolución con una gran masacre? ¿Acaso la intervención de la ONU no ha salvado a miles de personas y a todo el movimiento revolucionario?

Como ya dije justo antes de que la resolución se anunciara, aunque el intervencionismo tenga una mala reputación merecida, la realidad es que la ONU ha salvado a la oposición rebelde de un genocidio.

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