La virtud de la fe

En las discusiones acerca de la religión y el daño que causa directa o indirectamente, siempre se suele llegar a un punto intermedio en el que el defensor pretende dejar clara la gran diferencia entre el fundamentalismo al que los laicos parecemos estar atacando realmente y las formas más moderadas de la religión o especialmente lo que llaman "espiritualidad". Aunque no solemos saber explicarlo, los críticos acabamos con la vaga sospecha de que el oponente acaba de argumentar contra un hombre de paja.

¿Por qué se da este interesante pero frustrante fenómeno? No es solo porque la forma prevaleciente de la religión entre el vulgo del país más poderoso del mundo no sea en absoluto como las formas sofisticadas que presentan algunos filósofos. Va más allá. La realidad es que el crítico no está argumentando contra los efectos de la religión, sino que los muestra como prueba de sus fundamentos fallidos. El problema no es la religión o la espiritualidad, sino el elemento esencial en el que estas y otras prácticas se basan: la fe.

El defensor de las religiones no ha puesto en boca del crítico una parodia de sus palabras reales, pero sí que está dando por hecho que la base de las religiones no es el problema. En otras palabras, está dando por hecho la virtud de la fe.

Antes de nada, ¿qué es la fe exactamente? Aunque la palabra puede equipararse a "creencia", ha de hacerse una distinción vital: la creencia es la convicción de que algo es cierto al margen del método utilizado para llegar a esta. Una creencia puede estar justificada o no estarlo en absoluto. En cambio, la fe implica confianza total, ciega e incondicional en una figura de autoridad, normalmente adjudicada a alguna deidad o profeta, aunque yazca en realidad en quien haya indoctrinado al creyente.

¿Por qué debemos dar valor alguno a una creencia basada en una autoridad, 'incuestionable' solo según sus representantes? Es una receta para el desastre que se manifiesta también en la deificación de figuras políticas. Quizá el siglo XX habría sido muy distinto si la población mundial hubiera estado preparada para combatir la manipulación emocional en las Guerras Mundiales y la Guerra Fría. Igualmente, el onus probandi pesaba sobre los hombros de la administración del ex-presidente George W. Bush a la hora de justificar la invasión de Afganistán -pero el pueblo estadounidense tenía los estándares de pruebas por los suelos gracias a la fe, que así ha servido a líderes políticos y religiosos durante milenios.

Por otro lado están los científicos. Debido a las afirmaciones con cierta seguridad de los especialistas, en este mundo de relativismo sociocultural en el que 'todos tienen razón' a la ciencia se le suele acusar de ser tan fundamentalista y absolutista como la religión en su estado puro. Y para ver el fallo de esta argumentación no hay más que reiterar la diferencia entre creencia y fe; no importa la gran o nula seguridad que tengas sobre cierta cuestión, sino el medio utilizado para llegar a tus conclusiones. Por definición y evidencia histórica, la ciencia revisa sus teorías según dicten las nuevas observaciones; y así la fe supone un gran contraste, que en la misma situación se presenta como la negación de dichas observaciones para poder preservar una creencia.

Todos consideramos una virtud la creencia basada en pruebas y en cambio obviamos la fe por su estatus pasado en una sociedad religiosa. Simplemente no podemos alabar la integridad del método científico o resaltar la importancia de las pruebas en general y al mismo tiempo mantener creencias fundamentales sin basarnos en pruebas. Esta contradicción no podría mantenerse si no existiera la terrible tendencia histórica de elevar a la religión sobre el pensamiento crítico convirtiendo a la fe en una virtud falsamente axiomática.

Simplemente, no hay razón alguna para hacer tal cosa dejando de lado la tradición. 'Autoridad' y 'Tradición' son los dos pilares de la creencia religiosa; pilares que, por suerte, han empezado a desmoronarse tras la aparición relativamente reciente de un mundo tecnológica y socialmente progresivo.

El fundamento de la religión no tiene cabida en el mundo actual y es por eso que su representación más habitual ha ido degenerando en formas más sutiles. Muchos replicarán con que el concepto de Dios ha evolucionado para mejor. Sin duda, a primera vista parece ser así: desde el pueril "Dios de la montaña" al ser etéreo actual parece haber un paso hacia adelante, pero será mejor que analicemos la historia de esta evolución.

Cuando el Olimpo dejó de ser una cima inalcanzable y Jersualem fue derruida a pesar de la supuesta protección física de Elohim, los griegos y judíos tuvieron que admitir que sus dioses no eran de la Tierra, sino del Cielo, aquel vasto mantel de puntos nocturnos eclipsados durante el día por la gran bola de fuego que conocemos como 'Sol', otro dios físico más para muchas civilizaciones primitivas. Era una nueva frontera mística e inalcanzable, un nuevo lugar en el que colocar a sus deidades. Y al contrario de lo que muchos creyentes de las grandes religiones monoteístas dan por hecho hoy día, se creía de verdad que Elohim -una de las primeras representaciones del dios que heredarían los judíos, cristianos y musulmanes- vivía físicamente en el cielo.

Pero el concepto de Dios volvió a cambiar gradualmente cuando los naturalistas comenzaron a estudiar el cosmos. Con el tiempo, gracias al telescopio, un invento holandés perfeccionado inmediatamente después por Galileo, este pasatiempo se convirtió en una nueva ciencia que desparejó el término 'astrología' de 'astronomía' y el nuevo misterio inescrutable se convirtió en un espacio físico más, un lugar que resultó ser bastante normal y predecible.

Y así surgió la idea actual de Dios: un ser en ninguna parte pero omnipresente, sin muestras de poder pero omnipotente; contradicciones que, de nuevo, se consideran virtudes en lugar de críticas. Se eleva el misterio sobre lo observable. Con ello, también ha florecido la 'espiritualidad' basada en el misticismo e ideas turbias que deben estar muy poco definidas por miedo a estar expuestas a un análisis crítico. Como seguramente habréis observado, no se trata tanto de una evolución repleta de sutilezas teológicas causada por una comprensión mayor de 'Nuestro Creador' sino de un empuje por parte del conocimiento que ha ido dejando al misticismo en los margenes de la existencia. En efecto, la ciencia ha erosionado o diluido la imagen de Dios y lo sobrenatural, y es por eso que la fe se tambalea sobre tan fino hilo.

El afán científico de exploración desterró a la fe en las religiones teístas marginando a Dios en el cielo que mentes primitivas llamaban "arriba". Mejores observadores con mejores aparatos hará menos de cinco siglos fueron los causantes de comenzar una reacción en cadena que no solo desterró el concepto de Dios, sino que prácticamente lo fulminó de la realidad en la que vivimos. La ciencia apuñaló a Dios con la navaja de Occam. Así ha surgido el nuevo Dios casi deísta y la 'espiritualidad' que recicla de mala manera filosofías orientales, ambos para esconderse entre las nieblas.

Y cuando vuelva a despejarse la bruma, se darán cuenta de que no hay nada detrás.

(Read the English translation: The Virtue of Faith)

8 comentarios:

Baleperson dijo...

Muy bien dicho, gracias Luka, resulta mucho más fácil de entender, después de leer articulo.

Andrian Mauricio dijo...

¡Me encantó! Hermoso artículo ;)

kimberly dijo...

opino que el fundamento de la religión no tiene cabida en el mundo actual y es por eso que su representación más habitual ha ido degenerando en formas más sutiles, pero el concepto de Dios volvió a cambiar gradualmente en muchas ocasiones tomamos a la religión como una forma ciega de ver la vida y yo considero que es mas bien para que no estemos desviados por el camino siempre y cuando tomemos en cuenta lo bueno y lo malo de aquello..

Henry Canto dijo...

Luka tiene razòn desde su muy prticular y respetable punto de vista, epistemològicamente hablando. Aunque hayamos quienes no lo compartamos siempre es interesante escuchar, leer, escudriñar indagar, investigar, ahondar, analizar...lo que hay al rededor y en el fondo de tan aleccionante y particular punto de vista ¿no es acaso este punto de vista otro tipo de fundamnetalismo adoctrinante? 

Dios te bendiga, gracias a opiniones como esta habemos quienes fortalecemos nuestra fe:

Boxi61 dijo...

Kimberly, tu argumentaciòn es un cantinfleo de maravilla!! Felicidades

(ver DLE, versiòn 2011.  Dccionario  de la Lengua Española XXI ed.  "Cantinflear: Hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada"

Luka Nieto dijo...

Si no estás dispuesto a admitir la diferencia entre "creer algo con pruebas (y no creer en algo sin pruebas; método empírico)" y "creer en algo sin pruebas (fe)", creo que no vamos a poder tener una conversación. 

No, el 'punto de vista' ateo no requiere fe, al igual que no requiere 'fe' por tu parte rechazar el resto de afirmaciones sin pruebas que no te han sido adoctrinadas, desde el monstruo del espageti volador hasta, por ejemplo, el dragón invisible (e indetectable a cualquier sentido natural o mecanizado además de la vista) que escondo en mi garaje. Puedes rechazarlos sin problemas. Lo que puede ser afirmado sin pruebas también puede ser descartado sin pruebas.

No creer en algo que no tenga pruebas es en la Lógica lo mismo que creer en algo que tenga pruebas; se basa en el mismo principio (elcientífico), si bien no con el mismo resultado de convicción: la ausencia de pruebas sobre X no te da una razón para creer, por lo que no crees; pero no te da la convicción de que X sea inexistente. De ahí que la mayoría de ateos versados se consideren 'ateos agnósticos', por ser precisos. Solo 'ateos' para los amigos y gente no petulante.

Así que no, este no es solo un "punto de vista" sino una afirmación lógicamente impecable. Lo cual no significa que sea cierta, por cierto; solo lógicamente perfecta, carente de contradicciones. El empiricismo es el que realmente puede probar y descartas ideas. Estos "puntos de vista" (que los seres humanos todavía cuerdos a pesar del relativismo social llamamos "hechos") hacen que el punto de vista ateo (y a-muchas-otras-cosas-sin-pruebas) no requiera ni adoctrinación ni fe. Respecto a si es fundamentalista, ha de aclararse algo: el problema de la religión no es que sea 'extremista' o 'fundamentalista'; el problema son sus fundamentos. Ser 'fundamentalista' significa ser fiel a ciertos fundamentos; si esos son hechos científicos o análisis de Lógica, puedes llamarme 'fundamentalista', pero sin duda ya no mantiene el sentido peyorativo de la palabra (falacia de equivocación). Solo en un mundo endemagogiado por el relativismo cultural puede verse como algo malo decir "Yo tengo razón y tú no". Esa afirmación solo está mal si no la sigues inmediatamente por un "Y este es el porqué".El uso de "fundamentalismo" como algo automáticamente peyorativo no solo afecta a la ciencia, por cierto. Si alguien quiere ser fundamentalista de una religión como el Jainismo, perfecto; su única característica fundamental sería ser extremadamente pacífico. Si alguien quiere serlo del Islam o el Cristianismo, tendrá que adherirse a los fundamentos de sus libros sagrados. Y con eso tengo un problema; no por el fundamentalismo, sino por los mismos fundamentos y el elemento que los justifica: la fe. 

Mirty dijo...

Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo. 

David dijo...

Luka me parece super interesante tus conclusiones, y en muchas cosas estoy de acuerdo, en otras no, la fe no eso solo la confianza en aquello que no se ha comprobado, ese es el concepto medieval de la misma, pero te invito a que veas este video que tambien tiene mucho que aportar a tus muy buenas redacciones, invito a todos de paso a que lo vean. Saludos. http://www.youtube.com/watch?v=YaFqpy3i7MI

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