El renacimiento de la moral

Tradicionalmente, la moral como objeto de estudio ético ha sido una cuestión teológica y es en parte por ello que incluso hoy día el ateísmo se mira con desprecio: si Dios no existe, ¿en qué se fundamenta nuestra percepción del bien y el mal? ¿Cuál es la base de la moral?

La autocracia y la democracia no pueden determinar el bien y mal, ya que la imposición de los deseos del dictador -divino o no- refleja su poder pero no la rectitud de sus valores, y la opinión de la mayoría, representada directamente o por medio de leyes, evita conflictos pero no define una ética («diez blancos ahorcando a un negro es democracia»). Peor aun es fundamentarla en la tradición: que una práctica perdure no precisa bondad. En la ciencia de la lógica, estas apelaciones a la legitima sabiduría de la fuerza, el pueblo y la antigüedad son falacias ad baculum, ad populum y ad antiquitatem respectivamente.

¿Entonces qué define la moral? En The Moral Landscape, el neurocientífico Sam Harris argumenta que la moral se basa en el bienestar de los seres conscientes y que, por tanto, ha de aplicarse un modelo ético basado en los casos extremos de bienestar y sufrimiento totales. El autor imagina un "paisaje moral", un espacio de consecuencias reales y potenciales cuyas cimas corresponden al mayor bienestar y cuyos valles suponen el mayor sufrimiento:
«Formas distintas de pensar y comportarse (distintas prácticas culturales, códigos éticos, formas de gobierno, etcétera) resultarán en cambios en este paisaje y, por tanto, en grados distintos de prosperidad humana. No sugiero que vayamos a descubrir necesariamente una sola respuesta correcta a cada cuestión moral o una sola forma óptima en la que los humanos puedan vivir. Algunas cuestiones admitirán varias respuestas, cada una más o menos equivalente. [...]

Si pueden descubrirse verdades objetivas acerca del bienestar humano (si, por ejemplo, la amabilidad suele conducir a la felicidad más que la crueldad), algún día la ciencia debería poder reclamar con mucha precisión qué conductas y usos de nuestra atención son moralmente buenos, cuáles son neutrales y cuáles merece la pena abandonar».
Para llegar a este modelo racional y empírico, Harris primero tuvo que demostrar la conexión entre el bienestar y la moral, y para ello realizó una hazaña quizá mayor que su tesis central: acabó con la interpretación moderna de la guillotina de David Hume, la supuesta barrera entre hechos y valores cuya ruptura suele equipararse equivocadamente a la falacia naturalista. Aunque filósofos como G.E. Moore lo malinterpretaran así, ese no era el propósito de Hume: irónicamente, su argumento iba en contra de aquellos que pretendían deducir una ética por medio de la mera existencia de Dios. Harris aborda el problema de Hume pragmáticamente:
«Muchos escépticos morales... insisten en que las nociones de qué deberíamos hacer o qué valoramos solo pueden justificarse con otros valores y nunca con hechos acerca del mundo real. [...] Pero esta noción de "lo que debería ser" es una forma artificial e innecesariamente confusa de plantear las elecciones morales. [...] Para que la noción nos importe en absoluto, debe referirse a una preocupación por las experiencias reales o potenciales de los seres conscientes. Por ejemplo, decir que deberíamos tratar a los niños con ternura parece idéntico a decir que a todos nos vendrá mejor hacerlo».
Esta clase de moral fundada en evidencias se encuentra con dos adversarios que a su vez se consideran también enemigos mortales: la moral supuestamente absoluta de la religión clásica y el relativismo moral del posmodernismo. Ambas suponen una detestable ceguera de la realidad pero son discapacidades bien distintas. Los fundamentalistas, cegados por preceptos absolutos como que «mentir es pecado», sin prestar atención al contexto que posiblemente lo exculpe, no ven ni un solo tono de gris. Las repercusiones son obvias y terribles.

A la inversa, cegados en nombre de la retorcida visión de la tolerancia que proporciona el relativismo cultural, los posmodernistas solo ven tonos de gris, y solo así puede ocurrir que personas civilizadas y bienintencionadas toleren prácticas como la mutilación genital femenina y otras formas de opresión, sexismo y barbarismo: «es una cultura distinta con un código ético alternativo», dicen. Y tienen razón. Pero además de alternativo, ese código ético es intolerable y una afrenta a los derechos humanos. Como señala Harris, esta tolerancia intelectual no es solo un asunto académico: probablemente en este mismo instante estén quemando la cara con ácido a niñas por querer aprender a leer o por el "crimen" de dejarse violar.
«Si una sola persona en el mundo sujetara a una muchacha aterrorizada que se resiste y chilla, y con una cuchilla infectada le cortara los genitales, y luego la cosiera dejando solo un pequeño orificio para orinar y para el flujo menstrual, la única pregunta sería con qué severidad habría que castigar a esa persona, y si la pena de muerte sería una sanción lo suficientemente dura. Pero cuando lo hacen millones de personas, esa monstruosidad, en vez de multiplicarse por millones, de repente se convierte en "cultura" y, con ello, por arte de magia, pasa a ser no más horrible, sino menos, y hasta la defienden "pensadores morales" occidentales, incluidas feministas» -Donald Symons.
La falsa distinción entre hechos y valores es el principio responsable de que tantos hayan adoptado esta retorcida perspectiva entre los movimientos progresistas, para los cuales parece que cualquier crítica de oriente es un caso de imperialismo occidental. Teniendo en cuenta que su adversario es una extrema derecha obsesionada con el culto a Yahveh hasta el punto del fundamentalismo violento, no es de extrañar que hayan caído tan bajo.

Esta tercera perspectiva ética, basada en evidencias y no en revelación divina o tolerancia incondicional, pretende ser la voz de la razón entre los psicóticos que oyen voces de una deidad vengadora y los psicópatas que ignoran los chillidos de las niñas.
(Read the English translation: The Moral Renaissance)

4 comentarios:

Baleperson dijo...

Muy bueno, lo tengo que leer con detenimiento y espero darte una opinión como se merece, je, je..

Iban Ruiz dijo...

Si no he entendido 

Luka Nieto dijo...

No, no se mete en asuntos sociales, solo habla de la moral como un concepto filosófico. Su tesis es que los valores, la moral, no son solo opiniones, son hechos (en el sentido amplio de la palabra); o sea, se puede crear un código ético basándonos en hechos. En realidad ya lo hacemos, de forma imperfecta. Deberías leer ese libro, es muy llevadero.

Hyoenm3MZ dijo...

Hasta ahora se han hecho muchas supuestas teorias tesis en base a todo este asunto, y al final nunca funciona, el mundo se arruina mas de lo que ya esta,y todos vuelven a caer por el peso propio al dogma central, que ironicamente todos parecen aborrecer y odiar.

Como dicen por ahi, ya veremos si esto funciona y aplica de forma practica a nuestra vida, o si por el contrario, es un perspectiva mas que irá a guardar polvo a un balcon de biblioteca.

Saludos.

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