Si ves los telediarios o navegas bastante por internet estoy seguro que te habrás topado con alguna predicción catastrófica y alarmista. A lo largo de la historia siempre han existido estas predicciones del Apocalipsis con sus respectivos expertos, políticos ineptos y grupos de personas que por la falta de pensamiento crítico se unen a estos movimientos alarmistas y van predicando que se acerca el fin del mundo. La que ahora está de moda es el calentamiento global, que trataré en otro artículo. Ahora me quiero centrar en una de la vieja escuela. Al parecer hay gente que se ha subido al carro del pesimismo alarmista de los años 60 y 70: la superpoblación.Visitad el magnífico espacio de Sergio Olmos para leer la entrada en su plenitud.
Durante estas dos décadas del siglo XX se llevaron a cabo políticas de control de población bastante estrictas, por no decir tiranas, exigidas con gran insistencia por los expertos. Por ejemplo, el presidente de EEUU, Lyndon Johnson, al parecer alegó no querer malgastar la ayuda exterior del país dándosela a países que se niegan a ocuparse de sus propios problemas de población. El que es actualmente asesor de Barack Obama en el departamento de ciencias de la Casa Blanca, John Holdren, hizo las siguientes declaraciones en 1977: “Las propuestas de añadir un esterilizante al agua potable o a alimentos básicos parece horrorizar a la gente más que otras propuestas para el control involuntario de la fertilidad”.
Estos políticos se basaban en las predicciones y sugerencias que daban los expertos ecólogos de la época. Uno de los más influyentes fue Garret Hardin y su famoso ensayo La tragedia de los comunes. Aunque este artículo ahora se recuerde como si tratara de acciones colectivas, en realidad era un gran llamamiento al uso de control de la población por la fuerza. En él Hardin veía “la libertad de engendrar como intolerable” y que “la única forma de conservar y cuidar otras libertades más valiosas es el renunciamiento a la libertad para engendrar”.
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Lo cierto es que las medidas de control de la población por la fuerza eran contraproducentes e innecesarias. La natalidad en Asia ya estaba cayendo rápidamente en los años 70 básicamente por voluntad propia. Cayeron tanto y tan rápido sin coerción que con ella. Y es que conforme Asia fue prosperando gracias al comercio, fue experimentando la misma transición demográfica que Europa había experimentado antes.
A lo largo de todo el mundo la tasa de natalidad está disminuyendo. No hay ni un solo país que tenga una tasa de natalidad más alta que la que tenía en 1960, y en los países menos desarrollados en general la tasa se ha reducido a la mitad aproximadamente. Bangladesh tiene la mayor desnsidad de población de todo el mundo. En 1955 tenía una tasa de natalidad de 6.8 hijos por mujer. Hoy tiene menos de la mitad, 2,7 hijos por mujer. India pasó de 5,9 a 2,6 hijos por mujer y Pakistán ha reducido a la mitad su tasa en tan sólo 20 años, 3,2 hijos por mujer.
Aparentemente poca gente se percata de esto. Como expresa el ecólogo Stewart Brand: “La mayoría de ecólogos aún no se han enterado. La tasa de natalidad en todo el mundo está en caída libre … En todas las partes de todos los continentes y en todas las culturas (incluso los Mormones) la tasa de natalidad está en declive. Alcanzan los niveles de reemplazo (2,1 hijos por mujer) y siguen cayendo”.
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En la actualidad el consenso de la comunidad científica nos dice que la población del mundo probablemente empiece a caer después de alcanzar su máximo en 2075 con 9,2 billones de personas en el planeta (cifras oficiales de las Naciones Unidas). Esto choca con la idea que tienen estos alarmistas de crecimiento infinito de población. Por lo que todas las expectativas de alimentar a todo el mundo para siempre son increíblemente altas.
Que la transición demográfica esté haciendo su efecto no quiere decir que no debamos de ayudar a acelerar el proceso. Sin embargo, los políticos de África tienen que llevar cuidado y no cometer los mismos errores brutales que se cometieron en Asia en los años 70. Iniciativas de planificación familiar, y promover y facilitar la adopción podrían acelerar el proceso. Pero lo que está claro es que cuando hay crecimiento económico (provocado por el libre comercio) el problema de superpoblación tiende a desaparecer. Ron Bailey, en contraposición a Garret Hardin, dice: “No hay necesidad de imponer medidas de control de población por la fuerza; la libertad económica en realidad genera una mano invisible benigna de control de población.”
Por lo que aunque sería genial si las mejoras vinieran más rápidamente, las noticias sobre la población global difícilmente podrían ser mejores. Donde todavía ocurren hambrunas (Darfur, Zimbawe) la culpa es de las políticas del gobierno, no de la presión demográfica. Cuanto más libre y próspera es la gente, su tasa de natalidad más se asienta alrededor de 2 hijos por mujer sin la necesidad de ninguna coerción.
La superpoblación, falsa alarma
Publicado por
LukaNieto
on lunes, 1 de noviembre de 2010
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Etiquetas:
Ciencias,
Escrito ajeno,
Sociedad
He leído en el blog amigo "Apología de la razón" un artículo muy interesante acerca de la superpoblación, basado esencialmente en el libro "The Rational Optimist" de Matt Ridley, y quería compartirlo con todos los lectores:
2 comentarios:
Muy interesante. De hecho, me gustaría aportar un dato. Un familiar muy cercano en cierta comida dijo la maldita frase: "este mundo necesita una guerra, somos demasiados". Y yo,con toda la curiosidad del mundo, hice un pequeño cálculo; dividir la superficie de España por el total de personas en el mundo. El resultado (cualquiera lo puede hacer haciendos dos busquedas en wikipedia) es sorprendente: Resulta que si "to cristo" viviera en España, nos quedaría una casita de 75m2 por persona, que no está nada mal.
Sorprendente y esperanzador como mínimo.
Muy, muy interesante. Esa clase de curiosidades y datos son en esencia lo que me encantaría que ocurriera más por este blog. Muchas gracias :)
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