Siria fuerza su suerte

A pesar de que toda la política internacional se esté removiendo por Siria, una de las noticias más sorprendentes viene de Yemen: el presidente Saleh dejará su cargo... pero seguramente se quedará hasta las elecciones, lo cual no ayuda a acallar el escepticismo popular.

Y es que esta semana dejamos las altas esferas y volvemos a centrarnos en el pueblo, en un pueblo árabe que, me temo, está años atrás en la lucha por el laicismo: el domingo murieron 26 personas en la capital egipcia cuando estalló una lucha entre varios musulmanes y una marcha de cristianos coptos que protestaban contra la destrucción de una iglesia.

La violencia fue a peor cuando llegó la policía militar: la mayoría de las víctimas eran cristianos que murieron a mano de la policía. Los coptos culpan a un grupo de instigadores islámicos y a los militares, mientras el concilio militar ha culpado a los coptos de incitar a la violencia. Por desgracia, tal tribalismo muestra la dificultad de implementar el laicismo en los países árabes.

Otra víctima de esta intolerancia desproporcionada es Túnez. El día 9 centenares de extremistas musulmanes se reunieron en la mayor universidad del país para protestar violentamente contra el cierre de una mezquita cercana al campus y la prohibición de llevar el niqāb, el velo de rostro completo que forma parte del ḥiŷāb, un código de vestimenta adoptado de las culturas bizantina y persa que no forma parte del libro sagrado Qur'an o de los ḫadīṯ. Pero como suele ser, los más fundamentalistas ignoran dichos conocimientos fundamentales.

Mientras tanto el gobierno sirio se mantiene desafiante ante las amenazas de la ONU y el reconocimiento del concilio de la oposición por parte de la UE: "tomarán medidas duras" contra cualquier estado que legitime a la oposición. Ante este desafío Rusia ha dejado claro que, si bien vetó las sanciones junto con China, no se trata de un apoyo incondicional: Assad debe llevar a término las reformas prometidas inmediatamente. ¿Assad escuchará? Quizá, pero no olvidemos que tiene apoyo popular: hoy mismo decenas de miles de ciudadanos han marchado en Damasco para apoyar a su presidente y rechazar cualquier intervención.

Eso sí: la oposición es cada vez mayor y más fanática, y la ONU no podrá ignorar durante mucho más unas revueltas que no solo se han cobrado entre 2.900 y 3.600 vidas sino que también han puesto al gobierno sirio en una posición potencialmente ofensiva.

2 comentarios:

Bale NIETO dijo...

Gracias por mantenernos informados, esperemos que al final los pueblos recuperen su hegemonía y vuelva la armonía. 

Luka Nieto dijo...

Lo que me da miedo es lo que vayan a hacer con su hegemonía. Espero que Túnez y Egipto acaben por conseguir un país al menos proto-laico y sirvan como ejemplo para el resto del mundo árabe, pero tampoco tengo tantas esperanzas. El tribalismo pega ahí muy fuerte y no va a desaparecer en un solo día el fundamentalismo islámico, incluyendo una parte esencial del islam: la intromisión política. 

Es una putada, pero así fue ideada esa religión, como una herramienta no solo social sino política; quieren Shari'a y no van a mantenerse callados ante un país neutro respecto a asuntos religiosos.

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