La revolución del mundo árabe

No creo que sea una sorpresa para nadie, así que no haré demasiadas introducciones: Túnez se revolucionó contra su gobierno y eso ha llevado a una reacción en cadena a lo largo y ancho del mundo árabe, especialmente en Egipto, Yemen, Argelia y Jordania, además de incidentes más aislados en Mauritania, Arabia Saudita, Omán y Sudán.

Actualmente, el mundo está centrado en Egipto, donde se están llevando a cabo protestas muy serias con el fin de sustituir el gobierno autocrático actual por una democracia, o ese es el ideal; es muy probable que si hubiera elecciones ganaran los Hermanos Musulmanes, en cuyo caso nos enfrentaríamos a un partido con aspiraciones teocráticas, para el que el Corán y los jadices deben utilizarse para crear las leyes. Eso no es precisamente una buena idea. De todas formas, tan serias son las protestas que han muerto ya más de cien personas, dejando además casi dos mil heridos.


Nos olvidamos momentáneamente de nuestras preocupaciones con el mensaje de uno de los manifestantes:
"Ya seas cristiano, musulmán o ateo, exigirás tus malditos derechos. Y conseguiremos nuestros derechos, de una forma u otra. Nunca nos silenciarán".
A decir verdad, esta revolución del mundo árabe, de Túnez y Egipto en particular, es bastante esperanzadora. Si bien podemos criticar el sistema político y económico del mundo occidental, la situación en el mundo musulmán es infinitamente peor y nadie puede negar el potencial de esta revolución popular que ni siquiera ha respetado barreras nacionales. Por supuesto, como todas las revoluciones populares, todo puede ir horriblemente mal:




En Egipto, es la primera vez que los ciudadanos de diferentes creencias religiosas e ideologías políticas se han unido en protesta. La armada ha entrado en las calles, pero muchos no han tomado partido y de hecho se ha visto como algunos confraternizaban con civiles. El presidente se ha visto obligado a crear un nuevo gobierno, si bien no quiere eliminar al elemento esencial por el que existe la protesta; él mismo. Las protestas seguirán. Quizás sea el principio de algo muy real para estas naciones tan dañadas por políticas medievales.

Pero solo quizá.

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