¿Por qué hay que votar?

Existen muchos sistemas de votación democrática, unos mejores que otros, sin salir siquiera salir de la democracia representativa. Por ejemplo, el Reino Unido rechazó el voto alternativo hace unas semanas en un referéndum, a pesar de las ventajas para el votante, que ya no tendría que recurrir al voto útil, frenando así el bipartidismo. Podéis ver aquí por qué el sistema de "el que más votos consiga, gana", si bien parece justo y lógico, no lo es en absoluto.

Al igual que en otros muchos países, en España se usa el sistema D'Hondt para repartir escaños y por ello las abstenciones y los votos en blanco no surgen el efecto deseado.


El movimiento de "No votes" está confuso en su propósito, y de hecho ayuda a los partidos mayoritarios. Aunque el propósito habitual de la abstención y el voto nulo suele ser demostrar un rechazo personal del sistema electoral, lo que ocurre en la práctica es que el voto ausente irá a la mayoría.

Por supuesto, la práctica habitual de aquellos que no se ven reflejados en los partidos suele consistir en votar en blanco. Desgraciadamente, en España el voto en blanco no funciona como es debido, dejando escaños en blanco. Si bien es cierto que se considera 'voto válido', el resultado es que se perjudica a los partidos minoritarios: para tener escaño alguno los partidos han de conseguir un 3% de los votos, y lo que hacen los votos en blanco es aumentar el saco de votos, dificultando así que los partidos minoritarios puedan tomar parte.

En definitiva, abstenerse es sinónimo de aceptar el statu quo y votar en blanco de apoyar el bipartidismo. Por tanto, en este sistema fallido la única forma de mostrar el desacuerdo con el sistema electoral y los partidos mayoritarios es votar a partidos secundarios.

Si estás descontento con lo hecho y propuesto por los partidos mayoritarios, este 22 de mayo vota al partido minoritario que más se acerque a tu ideología.