Egipto vuelve a las calles

El último mes y medio ha traído pocas noticias de la Guerra Civil Libia y las protestas en Siria, Beréin, Yemén y el resto de Oriente Medio y el Norte de África. En cambio, esta última semana ha sido significativa para una nación que ya alcanzó su revolución hará meses: Egipto.

Aunque el gobierno militar de transición no se haya extralimitado en su mandato y parezca estar dispuesto a traspasar su poder a un gobierno electo en septiembre, el pueblo egipcio ha vuelto a las calles para asegurar la revolución y exigir el fin del mando militar.


Mientras tanto, el resto de naciones en crisis han tenido algún que otro avance. No es la primera vez que traemos noticias espeluznantes de Siria, donde la armada se ensaña con el pueblo sin repercusiones. Aunque la ONU no ha llevado a término una resolución similar a la de Libia, la organización y sus constituyentes han condenado los crímenes cometidos por la fuerza militar siria. Las ONG Amnistía Internacional y Human Rights Watch han actuado de forma similar, la primera llegando a afirmar que probarán crímenes contra la humanidad cometidos por el gobierno sirio.

En el país mismo, muchos sirios llevan semanas intentando exiliarse a Turquía, y aunque muchos lo han conseguido la frontera está cada vez más controlada. Solamente en el sitio de la ciudad norteña de Jisr al-Shughur murieron cientos de personas, alzando la cifra de muertos durante las revueltas sirias sobre los 1500.

Si bien la situación no es tan decadente en Beréin, podría acabar siendo muchísimo peor. En marzo entró el ejército de Arabia Saudita en Beréin para apoyar al gobierno y aun no se han ido. Aunque según lo previsto abandonarían el país a final de junio, aun siguen ahí. No parece que haya ocurrido nada serio últimamente, pero no hace falta explicar la tensión que conlleva tener a un ejército extranjero ocupando una nación en crisis.

A los protagonistas habituales se unió Marruecos el 5 de junio, con una manifestación que atrajo a casi 60.000 marroquíes. Los manifestantes se enfrentaron a la mayor brutalidad policial en todos estos meses de protestas esporádicas en Marruecos, y para aliviar la tensión el rey Mohammed VI prometió reformas constitucionales que se votarían en un referéndum.


Por supuesto, luego está Libia. Siguen alzándose las cifras de bajas civiles, especialmente en Misurata, y continúan los bombardeos de la OTAN en Tripoli, permitiendo así un avance de los rebeldes, que incluso llegaron a tomar el control de un pueblo clave en la ruta de suministros a la capital. Además, a finales de junio la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto para el dictador Muammar Gaddafi, acusándole de crímenes contra la humanidad.

Y, como ya hemos dicho, las noticias más recientes llegan de Egipto, donde llevan un mes en las calles exigiendo el fin del dominio militar y un proceso judicial más rápido contra los directivos del gobierno derrocado. Hará un par de semanas los manifestantes tuvieron un encontronazo violento con la policía y desde entonces la tensión sigue en el aire.

El último empujón de los manifestantes fue el 8 de julio, un "viernes de determinación" en el que cientos de miles se concentrarón en Suez, Alejandría y la Plaza Tahrir en El Cairo. Ayer mismo miles de egipcios marcharon hacia el gabinete de ministros en el centro de El Cairo. Es obvio que el gobierno militar no sabe como responder ante las propuestas; han renovado su promesa de seguir con el proceso de transición política y de acusaciones judiciales, pero también han prometido que harán lo que haga falta para mantener el orden.


El miedo de los egipcios a otra dictadura es comprensible, sobre todo cuando todavía hay personas del gobierno de Mubarak que no han sido juzgadas y siguen manteniendo su cargo, pero teniendo en cuenta que tienen un gobierno de transición aparentemente dispuesto a dejar el poder en septiembre, quizás lo más sabio sea esperar y no alentar a otra revolución sin dejar tiempo a que la transición lleve su curso. ¿Recordáis el fervor populista que comenté? Se están dejando llevar por él.

El pueblo egipcio no debe olvidar que si se adelantan demasiado las elecciones es probable que los partidos minoritarios no tengan tiempo para organizarse y presentarles sus propuestas, dejando como únicas alternativas a los teocráticos Hermanos Musulmanes y al Partido Democrático Nacional, el partido del dictador caído Mubarak. Así que, egipcios, pisad con cuidado, pues pisáis sobre vuestros sueños.

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