Violencia durante la visita del papa

La visita a España de Joseph Alois Ratzinger, el octogenario papa de la Iglesia Católica, traía polémica antes incluso de ocurrir. Al fin y al cabo, no se trata solo de la visita en sí: en este estado no confesional pero mayoritariamente católico, es comprensible el rechazo popular de las quejas laicas sobre la visita del líder del Vaticano. El verdadero problema yace en el increíble gasto público en un país al borde de la quiebra que difícilmente hará frente al reciente desplome de los mercados mundiales.

El estado español ha pagado la mitad de los 50 millones de euros que se han gastado en esta concentración religiosa, ocupándose de la otra mitad la Jornada Mundial de la Juventud, que obviamente debería ocuparse de todos los gastos (por supuesto, se da por hecho que el Vaticano no soltará ni un solo céntimo de su grandilocuente riqueza).


Y aun así, la mayor polémica no llegó hasta el miércoles. Si mis cálculos son correctos, un vídeo vale más que un millón de palabras, así que una vez visto no hará falta decir que la policía se tomó ciertas libertades con la manifestación laica perfectamente legal que se había organizado en contra de la visita papal. Hubo ocho detenidos y once heridos.

En el próximo vídeo en particular puede verse a la policía distinguiendo entre los peregrinos de la visita y a los laicos de la manifestación en contra de la financiación pública. Por supuesto, mal parada sale una mujer joven que se encara a un policía y por ello recibe un puñetazo y varios golpes, seguido de un trato peor todavía a un fotógrafo que tuvo la mala suerte de ser observado haciendo su trabajo.


Aunque podéis leer un complemento bastante informativo de lo ocurrido en el vídeo y un testimonio personal del fotógrafo, no es más que un ejemplo de lo ocurrido, unos pocos segundos de violencia que por suerte han quedado particularmente bien registrados. La prensa apenas ha mostrado lo ocurrido y curiosamente han sido los medios internacionales los que han mostrado la represión sin censura.
"No era capaz de comprender lo que había pasado, creía que en un estado “moderno” como el nuestro no pasaban estas cosas. Que no se apaleaba a la prensa por hacer fotografías. Que no se dejaba a su suerte a una persona en la calle tras haberle propinado un porrazo en la nuca que hizo que se desplomara. Creía… ingenuo.

Ahora te hablo a tí, señor policía con agentes a su cargo y con la mano ligerita. Has intentado callarme, evitar que hiciera el trabajo que amo, el que me permite denunciar abusos como los tuyos. Has intentado coartar mi libertad de expresión. Has intentado que borrara las fotografías que probaban tu brutalidad. Has intentado quitarme mi herramienta de trabajo a base de porrazos. A pesar de todas estas ilegalidades manifiestas, ¿sabes qué, amigo de las FCSE?. No te guardo rencor más allá del dolor físico. Solo lo has intentado, no lo has conseguido ni lo conseguirás. Al revés, me has dado alas. Alas para confirmar que es esto lo que he querido hacer durante toda mi vida. Alas que me permitirán seguir denunciando injusticias como las que perpretas bajo tu placa… ah, no que no tenías".
Además de dejar en evidencia el triste estado de la retrógrada y tradicionalista cultura española, las imágenes de la carga y acoso policial nos recuerdan que las libertades de prensa y de expresión son relativas: como ya ocurrió recientemente durante las manifestaciones del 15M y 19J, la policía no duda en arrebatar ese derecho al ciudadano común cuando este ha tenido la mala idea de inmortalizar el momento de brutalidad policial.


Al menos estamos acostumbrados a recibir una justificación irracional o con suerte una censura superficial por parte del gobierno, pero, ¿qué ha ocurrido esta vez? Ni siquiera eso. Hoy, a través de su portavoz José Blanco el gobierno ha declarado que la actuación de la policía "ha estado apegada a la ley". Específicamente, Blanco ha afirmado sin vergüenza alguna y en total contradicción a hechos constatados que no ha habido ningún exceso por parte de la policía, descartando explícitamente una investigación oficial al respecto.

Lo más frustrante de la situación es que los medios laicos se han centrado en censurar las acciones de la policía, cuando ese no es el problema en absoluto. Las debilidades humanas se ponen en evidencia en trabajos tensos como los de las fuerzas policiales, y aunque sus acciones han sido más que deplorables, es el gobierno en quien recae la responsabilidad de censurar lo ocurrido y evitar que vuelva a ocurrir.

En su lugar, han ignorado los hechos y han escupido a la cara de la honestidad periodística.

(Read in English)

2 comentarios:

Fessols&Naps dijo...

es que me cago en la hostia

Luka Nieto dijo...

Nunca mejor dicho, ¿no?


Sí, manda huevos. Pero como he dicho, me pone de mucha más mala hostia la respuesta negligente del gobierno que las acciones de la policía. La policía hace lo que hace. Se le manda para eso y se desahogan. A efectos de la situación son poco más que un arma; un arma que el gobierno debería regular mejor.

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