David Bravo en San Sebastián

Nuestro abogado favorito, David Bravo, se pasó la semana pasada por el Festival de San Sebastián a dar una charla frente a varios representantes de la industria cinematográfica española. Para los que no lo conozcan, David Bravo es un especialista en propiedad intelectual y derecho informático. Su celebridad se debe a la defensa del libre intercambio de archivos al que llaman "piratería" y a su crítica de la "Ley Sinde".

Además de facilitar una gran explicación de cómo surgió el movimiento en contra del intercambio P2P, David Bravo deja bien claro por qué la Ley Sinde vulnera derechos básicos.


El problema de la industria era que los usuarios sí que copian pero no tienen ánimo de lucro y las páginas de enlaces tienen ánimo de lucro no pero no copian. ¿Qué hizo el gobierno ante esta realidad? Presentaron La Ley Sinde, que no cambia las normas del juego sino que cambia al arbitro, dejando de lado a los jueces y dando el poder de decisión a una comisión designada por el Ministro de Cultura. Nada irregular por aquí.

Como guinda del pastel, Bravo acabó demostrando con un experimento que, a pesar de ser tan molesta, la Ley Sinde es completamente inútil. Durante la misma conferencia, pidió en Twitter que la gente colaborara añadiendo enlaces de películas a una hoja de cálculo pública en Google Docs. En unos minutos había cientos de enlaces y 20 hojas de cálculo distintas.

El atractivo de la Ley Sinde reside en que ofrece «un procedimiento administrativo ultra-rápido de apenas un mes». Pero un mes es mucho tiempo en la red. No; unos minutos son mucho tiempo en la red. Cerrar las páginas de enlaces es una de las empresas más inútiles en las que uno puede enredarse: como dice David Bravo, es como eliminar el índice de una enciclopedia; sólo es un bache para los usuarios, no frena el flujo de información.

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