Desde 1996, James Gilligan forma parte del departamento de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard, desde donde ha estudiado el sistema penitenciario de Massachusetts durante años y ha llegado a las conclusiones que presenta en Violence: Reflections on a National Epidemic y Preventing Violence. Además, es el director del Centro de Estudio de la Violencia y antiguo presidente de la asociación internacional de psicoterapia forense.
Aunque todavía no le he leído debidamente, me he informado en fuentes distintas y, además de aprender bastante, me he convencido de leer sus obras para luego tratarlas en la sección de lectura. Para pavimentar el camino, vengo hoy con un resumen de lo que dice Gilligan:
- Afirma que aunque las causas de la violencia no son solo sociales y psicológicas sino también biológicas, es importante matizar que el aspecto biológico lo dispara una causa ambiental, ya que la genética no da lugar espontáneamente a conducta aberrante; debe haber un estímulo en el entorno.
- La violencia puede verse como un método de "rescate", para preservar la dignidad y la reputación. La violencia suele ser un último recurso: primero, la mayoría de la gente trata de alcanzar diligentemente formas pacíficas de resolver el conflicto. Por ejemplo, la mayoría de altercados comienzan con retórica agresiva antes de que tenga lugar violencia alguna. A menudo, la vergüenza es la que dispara la violencia. Maltratando a otra persona, alguien violento esperaría "librarse" de su vergüenza psicológicamente; "defenderse de una percepción negativa por vías violentas".
- Menciona que, estadísticamente, la pobreza y la violencia están relacionados. Comprende cómo el sistema monetario puede afectar al comportamiento humano en varias formas perjudiciales.
- Afirma que normalmente hay tres tipos de vergüenza aplastantes que disparan la violencia: el desempleo; un estatus inferior; y el ataque a la masculinidad, especialmente entre los jóvenes (por ejemplo, llamar a alguien "marica" se traduce en denunciar su falta de masculinidad en la sociedad, causando así una predisposición mayor a actuar violentamente).
- Habla de los aspectos negativos del patriarcado y sus afectos perjudiciales en la sociedad.
- Enfatiza la necesidad de la sociedad de encontrar las causas fundamentales o raíces de la conducta aberrante o violenta. Explica que el sistema jurídico está muy obsoleto en este aspecto, al no priorizar la prevención de la violencia y centrarse en la "culpa" individual, resultando en parches temporales sin tratar el problema de raíz.
- La sociedad debe dejar de humillar a la gente, ya sea por parte del gobierno o los medios, ya que resultará inevitablemente en violencia cíclica (por ejemplo, los medios humillando a los desempleados).
- Afirma que abofetear a los niños acrecienta las tendencias violencias en su crecimiento. Enfatiza la prohibición absoluta de abofetear a los niños, y pone como alternativa razonar verbalmente con el niño.
- Gilligan llevó a cabo un experimento social en la prisión estatal de Massachusetts, promoviendo el incentivo educativo. Propuso enseñanza superior gratuita para cualquier prisionero interesado, para ver si un título universitario en manos de los prisioneros resultaba en prevenir la violencia y la reincidencia. El plan resultó efectivo al 100%: ninguno de los prisioneros que tomó parte en esta propuesta reincidió tras salir de prisión con su enseñanza superior gratuita. Por tanto, llega a la conclusión de que se trata de un incentivo excelente y es vital a la hora de prevenir la violencia si consigues que se planteen sus acciones de forma intelectual; o sea, la elevación del auto-estima es vital para prevenir la violencia.
- Comprende que la "esclavitud salarial" es un gran problema social. Menciona que el "incentivo monetario" para impulsar la motivación es un incentivo falso (como explicó Daniel Pink), y que este mismo "incentivo" aplasta la curiosidad natural de los niños desde que son muy pequeños.
- Afirma que las prisiones son como zoos, y que la apariencia inánime de hormigón en las prisiones causa una estética animalesca que, además de ser de por sí psicológicamente perjudicial, es en parte la causante del comportamiento animal de los prisioneros más institucionalizados; no hacen más que reflejar su entorno.
- Propone la eliminación de las prisiones, y como alternativa instituciones educacionales efectivas y seguras.
- Hacia el final del libro, escribe que el castigo es gravemente perjudicial para la conducta humana, ya que:
- El castigo estimula la violencia.
- El castigo en sí mismo es una forma de violencia.
- El castigo no es más que otra palabra para venganza.
- La venganza es interminable, llevando solo a infinitos ciclos de venganza.
- La violencia solo lleva a más violencia.
Dado que haré un análisis de sus conclusiones cuando lea sus obras, me limitaré a decir que estoy de acuerdo con él en todos los aspectos, aunque hay que admitir que su experimento de prisión no parece seguir precisamente los protocolos adecuados que dicta el método científico: no hay mención alguna de un grupo específico de control (la comparación con el resto de prisioneros en un tanto vaga), y la organización de la prueba en sí misma falla en su misma base, ya que los que se verán más atraídos a dicha educación gratuita serán, probablemente, los menos afectados y violentos, quienes ya tenían menos posibilidades de reincidir en primer lugar. Aunque así sea, teniendo en cuenta sus otros argumentos y las pruebas de otros estudios sociales que he visto, estoy seguro de que un experimento llevado acabado con total pulcritud resultaría en las mismas conclusiones.
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