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El Efecto Placebo

Muchos habréis oído hablar del efecto placebo. Un placebo es cualquier sustancia o procedimiento que no cause ningún resultado en la condición tratada a pesar de que el paciente así lo perciba. El efecto placebo es esa percepción. Si la respuesta es negativa, se denomina «nocevo», pero aquí usaremos «placebo» independientemente del efecto.

El fenómeno suele malinterpretarse como un autoengaño fugaz por parte del paciente. Craso error: si bien el efecto suele ser cuestión de percepción, también se da la mejora del paciente en acorde a sus expectativas. Como puede verse en la próxima presentación, el placebo actúa de acuerdo con nuestras preconcepciones con una precisión sorprendente.

El vídeo se ha subtitulado al castellano para este ensayo:

(Pulse CC para activar subtítulos - Ver vídeo original sin subtitulos)

En el sentido más básico, su funcionamiento se reduce a la expectación y al condicionamiento clásico. A corto plazo la expectación toma un papel vital, pero el condicionamiento del paciente puede crear efectos duraderos: al mezclar un estímulo real oculto con un placebo visible se consigue que la respuesta causada por el estímulo real se asocie con el placebo. Y así, el paciente ya está condicionado.
«La creencia del doctor en el tratamiento y la fe del paciente en el doctor ejercen un efecto de apoyo mutuo; el resultado es un remedio potente que seguramente producirá una mejora y en ocasiones una cura» -Petr Skrabanek y James McCormick en Follies and Fallacies in Medicine
Lo fascinante es que los resultados van mucho más allá de la medicina: se ha visto con el alcohol y, hasta cierto punto, con el café. Pero los placebos en la vida diaria no solo sirven para reírnos del amigo ingenuo que cree estar emborrachándose con ron. La expectación nos puede ayudar a dejar de fumar y a mejorar nuestra velocidad y rendimiento, lo cual nos lleva a lo expuesto en el vídeo: ¿deberían prohibirse los placebos en las competiciones? Y, ¿acaso hay manera de evitar su empleo? No, porque bien pueden ser agua.

No todo son buenas noticias. Parece que solo son realmente efectivos en el 30% de la población. Aunque no fuera así, a un plazo muy largo suelen dejar de funcionar y, según un metanálisis que comparó la administración de placebo con una ausencia total de tratamiento, nuestra percepción de esta rareza psicológica y neurológica se ha visto exagerada por culpa de fallos metodológicos y es útil solo en casos de dolencias subjetivas:
«No detectamos un efecto placebo significativo al compararlo con una ausencia de tratamiento en pruebas con resultados [objetivos]. En cambio, sí que encontramos una diferencia significativa entre el placebo y la ausencia de tratamiento en pruebas con resultados continuos subjetivos y en pruebas que involucraran el tratamiento de dolor».
Además, existen cuestiones de ética dudosa. Su empleo en el mundo médico ha sido tanto alabado como criticado y la polémica sigue abierta: ¿deberían cobrarnos lo mismo por un placebo que por un medicamento normal? No parece justo, pero, ¿y si nos damos cuenta de que no es un verdadero medicamento por su coste inferior, reduciendo así el efecto? Además, en el caso de las condiciones médicas graves, ¿deberíamos hacer uso de estos falsos remedios en absoluto, teniendo en cuenta que tras sentirse mejor el paciente no seguirá en busca de un verdadero diagnóstico y tratamiento? Y por último: ¿acaso prescribir placebos no vulnera el derecho del paciente a una decisión informada?

No existen respuestas fáciles y es por eso que legislar apropiadamente los placebos es un caos. Solo se justifica unánimemente su uso en pruebas científicas como los ensayos clínicos: se aplica un placebo al grupo de control para compararlo con el grupo que realmente ha tomado el medicamento, pulsado el botón o aquello que sea el objeto de la prueba. Si el efecto en los sujetos del grupo experimental no es más notable que en el control, el objeto del experimento no es más que otro placebo. Este resultado no le resta toda su utilidad: lo que ocurre es que crear un placebo a propósito suele ser más fácil, barato y sincero.

Un descubrimiento más curioso y desconocido aún es que ni siquiera es necesario ignorar que se trata de un falso objeto para que funcione, aunque el efecto será muchísimo menor. A la inversa, el sujeto tampoco tiene que ser consciente de qué se supone que es el objeto.

Así ocurre con las mascotas y los bebés, que a pesar de ignorar el concepto "medicamento" sí que están condicionados para responder a los estados de ánimo de sus cuidadores, por no hablar del efecto considerable que tiene el contacto humano sobre los bebés y animales, como la reducción del ritmo cardíaco en perros y caballos. Este hecho responde a las alegaciones de que los perros y bebés mejoran con ciertos remedios de la medicina alternativa: son anécdotas y no estudios de doble ciego que evitarían el condicionamiento y la empatía.

Sin lugar a dudas, el efecto placebo es uno de los fenómenos más interesantes de la psicología y neurología humanas. Eso sí, los placebos seguirán causando enredos legislativos y equivocaciones en pruebas científicas durante mucho tiempo, así que será mejor comprender el efecto todo lo posible y aplicar ese conocimiento para evitar más confusión.

El alma de la ciencia

Aunque el mes en Ciudadanos del Mundo dedicado a la ciencia, la lógica y el laicismo fue el pasado octubre, vuelvo ahora con vídeos muy emotivos de un particular autor de la red, Phil Hellenes, famoso por darle alma a la ciencia y a la razón.

He aquí cuatro de sus vídeos más destacados, todos excepto el último subtitulados:


(Ver vídeo original)


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Una crítica habitual del punto de vista científico y racionalista es que pierde el romanticismo de otras filosofías más poéticas. Además de que dicha premisa admite preferir el estilo sobre la sustancia, la ficción atractiva sobre una realidad que no siempre lo es, está equivocada en sus fundaciones.

Como muestra y el autor y muchos otros, entre ellos el difunto astrofísico y divulgador científico Carl Sagan, también podemos encontrar un alma en la ciencia, formada por el amor incondicional hacia la verdad y la curiosidad.

Bertrand Russell

Bertrand Russell era un filósofo, lógico matemático, historiador y crítico social. En cambio, la esencia de su disposición se puede resumir en una palabra, o dos si eres un poco clásico: Bertrand Russell era un científico, un filósofo natural. Murió hará poco más de cuarenta y un años, lo cual me da una excusa para mostraros sin más razón unos monólogos suyos. Sinceramente, ya hubiera muerto el dos de febrero o no, habría escrito este texto.

Russell era agnóstico en cuanto a las afirmaciones divinas. En realidad, era agnóstico en cuanto a todo lo que no estuviera claramente a un lado entre la eterna cuestión del escéptico: la realidad y la imaginación. Su punto de vista era, en una palabra que probablemente no sea reconocible para todos, epojé; suspender el juicio hasta que se presenten las pruebas.

De todas formas, seguramente hoy se le consideraría ateo, dado que últimamente se ha redefinido el concepto para referirse a gente que no cree en Dios en lugar de a gente que afirma la irrefutable inexistencia de Dios. La diferencia puede ser sutil pero es vital: "Dios no existe" es una afirmación que no oirás de muchos ateos versados en filosofía, que admiten la remota posibilidad hipotética de alguna clase de dios, aunque les parezca improbable, y en algunos casos específicos lógicamente imposible (como el Dios abrahámico ortodoxo). De todas formas, el caso es que Bertrand Russell fue quien ideó el argumento contra la justificación de la fe que se ha venido a conocer como "La tetera de Russell". En esencia, deja en evidencia la falsa lógica de que la carga de las pruebas recae en el escéptico y no en el creyente:
Muchas personas ortodoxas hablan como si pensaran que es tarea de los escépticos refutar los dogmas recibidos, en vez de que sean los dogmáticos quienes los prueben. Por supuesto, eso es un error. Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que me cuidara de añadir que la tetera es demasiado pequeña como para ser vista aún por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de una presuntuosidad intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda razón que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, la vacilación para creer en su existencia sería un signo de excentricidad, y quien dudara merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo iluminado, o la del inquisidor en tiempos anteriores.
En cambio, aunque ese argumento es espectacular y su planteamiento genial, vengo a mostraros algo muy diferente. Quizás un punto de vista más personal de este señor.




Sin duda, un gran hombre. Ojalá su mensaje para el futuro se hubiera cumplido para el día de hoy. No es así. Por desgracia, podría decirse que en ciertos sentidos ha empeorado.

Wikileaks, la Ley Sinde y el Estado de Alarma

El vídeo tiene varios días de retraso pero de todas formas resume perfectamente la situación hasta hace poco, y es muy apropiado dejar constancia de ello con la reciente reafirmación de la Ley Sinde:


Gracias a Danny por el vídeo.

No creer en dioses

Hoy os presento otro vídeo traducido más. Este lo recomiendo a todos, tanto creyentes como no. Dado que es particularmente interesante, haré mi propia reflexión con ayuda del hilo que lleva la presentación; podéis tomarlo como mi primer y puede que único artículo personal acerca de la religión.

Pero bueno, vamos allá: analicemos la ausencia de creencia en los dioses:


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Los primeros dos minutos del vídeo, con el ejemplo del juicio, presentan una idea muy importante: el agnosticismo no es un terreno neutral entre la creencia en un dios y el ateísmo, ya que mientras estas ideas tratan de la creencia o de su ausencia, el agnosticismo simplemente afirma que no se sabe nada o incluso que nada puede saberse al respecto. Como el autor del vídeo afirma:
«La no-creencia suele confundirse con el agnosticismo, pero el agnosticismo no trata de la creencia o de su ausencia: le concierne el conocimiento. El agnóstico sostiene que nada se sabe o puede saberse sobre la existencia o naturaleza de un fenómeno propuesto. En este caso, un dios. Es perfectamente posible sostener eso y al mismo tiempo creer que existe un dios, no creer que haya ninguno o no creer nada. El agnosticismo no es una especie de terreno neutro entre creer X y no creer X. Es una categoría independiente, compatible con la creencia o la ausencia de ella».
El autor luego pasa a analizar la interpretación errónea tan habitual de que el ateísmo es "la creencia de que 'Dios' no existe", tanto porque es etnocéntrica al desechar el politeísmo de muchas otras culturas pasadas y actuales (que por cierto superan con creces a las monoteístas) como porque el ateísmo no es una creencia. Esto lo intentarían refutar muchos, y particularmente los conservadores estadounidenses quieren redifinir el término de esta manera para 'poner al mismo nivel' el ateísmo y la creencia en su deidad particular. Citemos a Sam Harris para comprender porqué esta idea en principio aceptable es esencialmente ridícula:
«Los judíos, cristianos y musulmanes afirman que sus libros sagrados son tan profundos y necesarios para la humanidad que sólo un ser omnisciente pudo haberlos escrito. Un ateo es sólo una persona que ha considerado esa idea, ha leído los libros y ha llegado a la conclusión de que la afirmación es ridícula. Esto no es dogmatismo. Un ateo no tiene por qué creer en nada con pruebas insuficientes para rechazar el dios bíblico. ¿Qué dogma hemos asimilado para no tener en cuenta a Zeus y Apolo en el día a día? ¿Sería dogmático dudar que el creador del universo dictara la Iliada o la Odisea? El ateo dice, como puntualizó Carl Sagan, que las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias».

«Nunca me había considerado ateo, al igual que no me considero un no-astrólogo. [...] Todo devoto cristiano está en la misma posición en cuanto al hinduismo o al islam. Los cristianos leen el Corán, la supuesta palabra perfecta del creador del universo, y no se ven persuadidos. Mi ateísmo sólo consiste en eso, en que estas afirmaciones simplemente ridículas no me persuaden y en que sí me persuaden las pruebas de que estas personas forman parte de una cultura diseñada para no mirarse críticamente a sí misma. Los cristianos pueden ver los errores de la razón en el islam; simplemente no lo hacen con su religión».
QualiaSoup no sólo lo rechaza desde un punto de vista pragmático: utilizando la lógica más pulcra, aclara que la carga de la prueba recae en los religiosos que afirman la veracidad de sus creencias y no en los que simple y llanamente no encuentran razones suficientes para creer en ello; eso no es una creencia, sino la ausencia de ella:
«En ciertos círculos existe una resistencia extraordinaria a aceptar esta definición de 'Ateísmo'. Muchos insisten en que debería ser "La creencia de que los dioses no existen", porque quieren que parezca una posición de fe. Claramente, si crees estar en desventaja porque tus creencias se basan en la fe y no en la lógica o en las pruebas, fingir que los que no compartan tu creencia también tienen una posición de fe es mucho más fácil que enfrentarte a la carga de pruebas que tú mismo te concedes al insistir en que los demás crean lo mismo.

Pero uno no tiene que creer que no existen dioses para reconocer y exponer que las afirmaciones teístas son indefendibles. Digamos que tenemos a dos personas que ponen en evidencia todas las afirmaciones teístas que se les propone. Uno cree que los dioses no existen y el otro simplemente no está convencido. En ambos casos las afirmaciones se ponen en evidencia. Incluso si el ateísmo se re-definiera como "la creencia de que los dioses no existen", seguiría habiendo los mísmos no-creyentes fuera de esa categoría deshaciendo los argumentos teístas. Los teístas que se centran en los 'ateos fuertes' están confusos o intentando distraer la atención del VERDADERO problema: sus creencias no tienen una fundación valida y se derrumban constantemente ante el escrutinio crítico».

«Cuando quieres mover a alguien de su ausencia de creencias a tu creencia, eres tú y no esa persona quien tiene que proveer justificaciones. Si quieres que la gente crea que existe cierto dios, la carga de las pruebas recae sobre ti, no en aquellos que simplemente son escépticos de tu afirmación».
Y también habla de un punto muy importante que muchos -creyentes o no- parecen no comprender, precisamente por un problema a la hora de definir nuestros términos. Mientras el agnosticismo y la simple ausencia de creencia es la posición más lógica ante el concepto de una deidad creadora general, el ateísmo fuerte es la posición más lógica ante el concepto del dios judeocristiano, ya que se trata de un concepto esencialmente contradictorio:
«La palabra 'Dios' puede significar miles de millones de cosas distintas. Por eso no me identifico como una clase particular de ateo: ninguna subcategoría de 'ateo' refleja mi actitud ante todos los conceptos de Dios que se me propongan. Si afirmaras "Dios existe" y con Dios te refirieras a un único ser sobrenatural que creó nuestro universo, rechazaría tu afirmación por ser irresoluble, porque ningún procedimiento disponible podría establecer con certeza la existencia o inexistencia de una entidad tan acientífica.

Por otro lado, si te referías al Dios bíblico, no rechazaría tu afirmación por ser irresoluble sino porque puede demostrarse que es falsa. Tomando sólo dos de las muchas cualidades problemáticas que se nos pide que aceptemos del Dios bíblico, ningún ser puede ser considerado 'perfecto' si necesita que le rindan culto. Por definición, un ser perfecto no tendría deficiencia alguna; no necesitaría nada y sin duda no precisaría adoración. Estas cualidades son incompatibles: si existe un Dios, no es el Dios bíblico multi-auto-refutatorio».
Aunque él no haya tenido que ir más haya que la razón pura y dura para rebatir al dios judeocristiano (con un sólo error basta, como aclararemos ahora), podemos rechazarlo también desde un punto de vista tanto lógico como empírico. Partamos de la misma base de perfección que afirman los principales libros sagrados actuales de su deidad: si existe algo que puede probarse como erróneo en su interior, especialmente lo que refleje directamente las palabras o acciones de Dios, está equivocado y por tanto no es perfecto, con lo cual ese dios en particular, con toda su mitología incluida, es falso. Tened en cuenta que sólo habría que refutar un solo punto de la palabra de Dios que presuntamente es el libro sagrado, ya que Dios es perfecto. Los religiosos fundamentalistas sí que lo entienden y por eso niegan cualquier hecho científico y razonamiento que pruebe la falsedad de sus textos divinos.

Aunque no fuera así, la Torah, su ampliación la Biblia y también el Corán están tan equivocados en casi cada punto de la historia y la ciencia que podemos refutarlo punto por punto. Ya se ha hecho de forma aislada, pero no estaría mal ver un estudio que lo trate punto por punto. Probablemente tendría el tamaño de una serie de enciclopedias.

También me gustaría añadir que, si bien sus lecciones morales son quizás comprensibles en una época de tribus de las arenas (aunque ya había habido reflexiones éticas mucho más avanzadas para entonces), sin duda no son aplicables al mundo moderno, un mundo moderno en el que podemos ver que un dios perfecto encontraría siempre la mejor solución a los problemas, preferiblemente sin genocidios y esos pequeños detalles que suelen omitirse convenientemente al enseñar la Biblia a las nuevas generaciones:
«El dios de la Biblia está a la altura de un tirano caprichoso. El dios de la Biblia castiga a los bebés por los pecados de sus padres (Éxodo 20:5, 34:7; Números 14:18; 2 Samuel 12:13-19); castiga a la gente haciendo que se vuelvan caníbales y se coman a sus propios hijos (2 Reyes 6:24-33, Lamentaciones 4:10-11); le da a la gente malas leyes, incluso requiriendo el sacrificio de sus propios primogénitos, para que puedan llenarse de horror y saber que Dios es su señor (Ezequiel 20:25-26); hace que la gente crea mentiras para poder enviarlos al infierno (2 Tesalonicenses 2:11); y muchas otras atrocidades, demasiadas para dar una lista aquí. No sería difícil llegar a, y exceder, tal nivel de pureza moral. Los ateos lo sobrepasan todos los días» -Doug Krueger
La religión siempre tiene que modernizarse si quiere sobrevivir. Como dijo David Paul Gladden, la voluntad de Dios es directamente proporcional a la opinión pública. Pero eso no significa que no siga teniendo ciertos dogmas clave que simplemente no pueden desaparecer sin desvirtuar por completo sus creencias fundamentales. En la actualidad, unos pocos aceptan las ideas más atroces en su interior, otros muchos las malinterpretan hasta despojarlas por completo del sentido original y la mayoría simplemente las ignoran. Ya lo dijo Hans Konzelmann: la iglesia sobrevive gracias a que las investigaciones modernas sobre Jesús no son conocidas entre el público, y lo mismo puede extenderse a todas sus ideas, tanto si se toman de forma literal como si se consideran sólo guías morales.

Mi recomendación a todos los creyentes modernos: por favor, leed el libro que presenta vuestras creencias. Entero y con las menores revisiones que podáis encontrar. Si una vez lo hayáis leído lo aceptáis (ahora podéis consideraros fundamentalistas religiosos), al menos habréis hecho los deberes: basar toda vuestra concepción de la vida (y más allá de la vida) en un libro que ni siquiera habéis leído de cabo a rabo probablemente no sea una buena idea, y sin duda no tenéis derecho a exigir o esperar que los demás se tomen vuestra opinión sin fundamento como una 'opinión informada' por el mero hecho de que pertenezcáis a la religión y os hayan impartido una educación parcial al respecto. En cambio, si tras leerlo no lo aceptáis, será un buen comienzo para que os deis cuenta de qué va la cosa realmente. Como dijo el reverendo Donald Morgan:
"Una lectura y comprensión completas de la Biblia son el camino más seguro al ateísmo"
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La apuesta de Pascal (II)

Como se prometió ayer, volvemos hoy con la versión traducida de un vídeo que TheraminTrees utilizó para exponer los pobres argumentos con los que algunos defienden la apuesta de Pascal aún después de haberla dejado en evidencia. Por tanto, para comprenderlo todo es vital ver la primera parte antes de empezar con esta.


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La apuesta de Pascal (I)

Tras un pequeño desvío, entre hoy y mañana volvemos a TheraminTrees para mostrar los dos últimos vídeos de esta última parte del mes, que se ha centrado en la ciencia, incluida la tecnología, el escepticismo y la lógica. Para los que no la conozcan, la "Apuesta de Pascal" es una 'argumentación' contra el ateísmo y en pos del cristianismo (al menos eso creía él). Básicamente, se reduce a la siguiente idea: "Si Dios no existe no pasa nada, y si existe y crees en él irás al cielo, pero si existe y no crees en él pasarás la eternidad en el infierno. Por tanto, es mejor apostar por Dios y creer".

Veamos ahora los multiples problemas que tiene esa afirmación:


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Richard Dawkins también lo refutó brevemente, a su manera tan particular, en "El espejismo de Dios":
El gran matemático francés Blaise Pascal consideró que, por muy improbable que sea la existencia de Dios, una asimetría aún mayor yace en el castigo por equivocarse. Será mejor que creas en Dios, porque si tienes razón te encontrarás ganando la dicha eterna y si te equivocas no marca la diferencia de todas formas. Por otro lado, si no crees en Dios y te equivocas recibirás la condenación eterna, y si tienes razón no marca la diferencia. A primera vista no parece que haya ni que pensárselo: cree en Dios.

En cambio, ocurre algo muy extraño con este argumento. 'Creer' no es algo que puedas mantener como un principio. Al menos, no es algo que pueda decidir por voluntad propia. Puedo decidir ir a la iglesia y puedo recitar el símbolo niceano, y puedo jurar sobre un montón de biblias que me creo cada palabra en su interior. Pero nada de eso me puede obligar a creer si en realidad no creo. La apuesta de Pascal sólo podría ser un argumento para fingir la creencia en Dios. Y será mejor que el Dios en el que dices creer no sea de la clase omnipotente o descubrirá la farsa. [...]

Pero, de todas formas, ¿por qué aceptamos de tan buenas a primeras la idea de que Dios quiere que creas en él? ¿Qué tiene 'creer' de especial? ¿No es igual de probable que Dios recompensara la afabilidad, la generosidad o la humildad? ¿O la sinceridad? ¿Qué ocurre si Dios es un científico para quien la virtud suprema es la búsqueda honesta de la verdad? Sin duda, ¿el diseñador del universo no debería ser un científico? [...] ¿Apostarías más por que Dios valore una creencia fingida deshonestamente (o incluso honestamente) que por que valore un escepticismo honesto?

No obstante, imagina que el dios al que te enfrentas al morir resulta ser Baal, e imagina que Baal es tan celoso como se dice de su viejo rival Yahweh. ¿No habría salido Pascal mejor parado apostando por ningún dios en lugar de en el dios equivocado? Ciertamente, ¿el inmenso número de dioses potenciales por los que uno podría apostar no corrompe toda la lógica de Pascal? [...]

Finalmente, ¿es posible argumentar una especie de apuesta anti-Pascal? Supongamos que aceptamos que ciertamente existe una pequeña posibilidad de que Dios existe. Sin embargo, podría decirse que llevarás una mejor vida si apuestas por su que no existe que si apuestas por que existe y por tanto derrochas la vida sacrificándote, luchando y muriendo por él.
Mañana volveremos exponiendo los pobres argumentos con los que algunos defienden la apuesta aún después de haberla dejado en evidencia. Seguro que será divertido...

Método científico y pensamiento crítico

Tras subitular finalmente el vídeo acerca de la falacia de "Ningún escocés verdadero", vengo con unas cuantas presentaciones de mano de un tal "QualiaSoap" acerca del método científico, el pensamiento crítico y lo que supone la verdadera apertura de mente. Dos de ellos están ya subtitulados, aunque no muy bien, para así no tener que esclavizarme a la sincronización de subtítulos:






Esto aclarará a muchos el pensamiento general que utiliza y propone la ciencia. Además, añado cuatro extras: un un par analizan la fe como argumento y la ponen en su lugar, otro expone las malintepretaciones de la evolución y uno último explica nuestra incapacidad intuitiva de calcular probabilidades que nos lleva a pensar que hay algo sobrenatural de por medio.

Ningún escocés verdadero

Sigo con los vídeos de TheraminTrees acerca de la lógica y la religión, dos términos que rara vez pierden la oportunidad de ser mutuamente excluyentes de la forma más violenta posible. Aquí está por fin la versión subtitulada:


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El vídeo de hoy trata la falacia apodada "Ningún escocés verdadero", pero en el contexto de los cristianos. Aunque el ejemplo sea específico, fijaos más bien en la falacia lógica en general ya que se usa a menudo de varias formas.

Conformidad

Tras una semana centrada en la tecnología, la ciencia y el secularismo, sigo con unos maravillosos vídeos acerca de la lógica (y un poco de psicología) de manos de un usuario de Youtube apodado TheraminTrees, y de otros también, que me temo que tendré que subtitular en su mayoría. Empezamos con la conformidad:


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Podéis mirar en la red ejemplos de los experimentos que menciona el autor, como el de Asch.

Tened en cuenta que este no es solo un fenómeno personal. Va mucho más allá: en sociedad y política, a la técnica de crear una mayoría ficticia a través de la conformidad se le llama propaganda. Aunque es cierto que la repetición continua de mano de los medios de comunicación convence a muchos de que todo lo dicho verdad, muchos otros, cohibidos, se limitan a quedar callados o incluso simulan formar parte de la mayoría.

Así nos pasó a muchos hasta que conocimos las alternativas, y ahora tenemos que esforzarnos en que nuestra minoría no se convierta en otro grupo de presión. ¿Cómo puede hacerse? Se dice ya en el vídeo y tiene toda la razón: la mejor manera de evitar una tendencia innata o una costumbre social muy integrada, en este caso nuestra tendencia psicológica a llegar a una conformidad grupal falsa, es conocer el fenómeno.

Pat Condell - El clero, la moral y un mundo laico

Como ya anuncié, en lo que resta del mes de octubre me dedicaré a hablar y mostrar a gente hablando de la ciencia y el escepticismo, lo que inevitablemente llevará a temas opuestos como la pseudociencia y la fe ciega.

Así, comienzo con Pat Condell, un comediante inglés que se convirtió en un fenómeno de Internet al tocar el tema tan polémico de la religión, y es uno de los muchos ateos que hace una distinción clara entre la religión como filosofía personal y la religión como institución. Dado que la mayoría de laicos (Condell y yo incluidos) hacemos esa distinción a menudo, suele resumirse en los términos espiritualidad y religión, respectivamente. La distinción es importante: cuando Pat Condell habla que de las maldades de la religión, se refiere a la religión institucionalizada, no a la guía moral y espiritual de cada uno.

Dicho esto, veamos qué tiene que decir:

«No hay nivel al que [el clero] no caiga para consolidar su estúpido dogma. Por ejemplo, los condones. Todos sabemos que a la Iglesia Católica no le agrada el control de la natalidad, lo cual es un poco raro ya que favorece casi cualquier otro tipo de control. Pero dar falsa información a propósito sobre problemas de vida o muerte a personas coaccionadas a obedecer, como hizo el papa hace unos meses y como la Iglesia ha hecho rutinariamente en África, es pecaminoso e inhumano y debería considerarse intento de homicidio»

«No quieren que pongamos los pies en la tierra, así que nos dicen que ni siquiera pertenecemos a este mundo: ¡Somos demasiado buenos para este lugar pecaminoso porque somos sagrados y especiales! Oh, sí, claro: somos tan especiales que tenemos que pasar toda nuestra vida de rodillas pidiendo perdón por cosas con las que no tenemos nada que ver. ¿Por qué creéis que todo lo bueno en la religión sucede en el futuro y no en el presente? No sucede en el único punto de contacto real que tenemos con la realidad y por tanto el único punto en el que tenemos algún poder. Éste está reservado para la oración, la penitencia y para despreciar la condición humana. Es mucho mejor para ellos que te centres en ese glorioso futuro»

«Otra pregunta es: "¿El ateísmo no es en realidad sólo otra religión?". Bueno, supongo que el ateísmo es una religión de la misma forma que el creacionismo es una ciencia o el islam es una religión de paz; es decir, cuando el lenguaje ya no tiene ningún significado. ¿Cómo puede ser el ateísmo una religión? ¿A quién veneramos? ¿Y quién nos va a matar si no lo hacemos? El ateísmo no exige una obediencia absoluta e incuestionable, no amenaza con la condenación eterna, ni se ofende como puerilmente por tonterías. No protege a delincuentes sexuales de la justicia ni trata a las mujeres como ganado [...] El ateísmo es otra palabra para 'la realidad'. Simplemente, significa no ver ninguna necesidad de disculparse por ser humano»

«"Al menos las organizaciones religiosas hacen mucho trabajo de bien, especialmente en el Tercer Mundo. Seguro que no puedes criticar eso". Entonces, ¿qué me estás diciendo? ¿Que si no fueran religiosos no estarían haciendo ese trabajo? ¿En realidad no les sale de su corazón, sólo lo hacen porque siguen órdenes? ¿Eso es lo que estás diciendo?»
Como ya he hecho varias veces, os recomiendo que busquéis por vuestra cuenta más material acerca de la figura central de la entrada, en este caso Pat Condell, que tiene una cantidad ingente de monólogos en los que denuncia a la religión y apoya un mundo laico, con una gran parte ya subtitulada por amateurs. Por ejemplo, echadle un vistazo a "¿Por qué debatir el dogma?" y "Los Estados Unidos de Jesús".

¡Apaga la TV!

El otro día, divagando entre la multitud de formas de aplastar el intelecto humano que el Estado tiene en su arsenal, Luka recalcó, probablemente sin esa intención, la masacre intelectual que perpetra la televisión: un aislamiento de la realidad.

Podríamos llamarlo el tercer opio del pueblo, después de la religión y el fútbol, el nuevo circo romano. Por otro lado, es cierto que este último y la televisión van de la mano. De todas formas, aquí os dejo este genial video de José Pablo Feinmann, que trata precisamente ese tema, desde un punto de vista filosófico:

La crisis que cambiará el mundo

En el próximo video vienen explicadas las consecuencias de la crisis mundial de la boca de un ingeniero industrial y analista de mercados internacionales, Ignacio López.


Aunque el vídeo tiene su tiempo y hoy ya puede verse con algo más de claridad el camino que ha tomado y tomará la crisis, la gran mayoría sigue con las vendas en los ojos, ya sea debido a la clásica autosugestión del "Todo irá bien" o por la propagación política de ese mismo eslogan, tan falso como las clásicas soluciones propuestas también ahora por muchos y rebatidas por este hombre, o sea, la devaluación de la moneda, que según dice, "ya no tiene sentido en un mundo global". Me quedo con dos de sus proclamaciones y espero que también se queden grabadas a fuego en vuestras mentes:
"Si hacemos el análisis desde un punto de vista cualitativo, está claro que esto tenía que pasar. Es decir, no es sostenible ni justo que el 20% de la población mundial tenga más del 85% de la riqueza. Todo lo que no tiene sentido acabar por caer, acaba por explotar".

"Por las buenas o por las malas, estamos avocados a un cambio radical del sistema en el que vivimos. Y dado este proceso de cambio, estoy seguro de que lo que surgirá después de esto, a largo plazo, es un mundo sin duda mucho más justo, donde haya menos diferencias entre los ricos y los pobres; un mundo donde los valores de la felicidad, de las pequeñas cosas, sean las que primen nuestra vida; un mundo menos consumista, menos contaminante, más de acuerdo con la naturaleza... Aunque no sé cuánto tiempo tardaremos en llegar a este mundo, estoy convencido de que viene, y es el que nos toca construir a partir de estos momentos"
Por otro lado, existen otras versiones de la misma historia probablemente menos certeras pero más claras y sobre todo muchísimo más divertidas. Larga vida al sentido del humor, aunque sea respecto a temas "tremendamente serios", como los llama el tal Ignacio López.